martes, 6 de noviembre de 2012

El invierno que viene


 

Ese regusto por ejercer artes adivinatorias para perfilar al gabinete del gobierno que está por entrar en funciones. Fragmentos de información sobre lo que se propone el próximo gobierno. El día primero diciembre será la ocasión para conocer con precisión y sin excesos, con claridad y sin ambigüedades, las realizaciones que se propone Enrique Peña Nieto y como proyectan en un todo, con vinculaciones entre las partes reforzando en una visión totalizadora del país, el cómo nos queremos ver dentro de seis años y más.

Es evidente que el próximo gobierno no piensa mover la certeza de continuidad respecto al rumbo económico: finanzas públicas sanas y libre mercado. En prenda queda la sobrexposición de Luis Videgaray para no dejar lugar a dudas. Lo que no está resuelto es cómo ese paradigma dominante, que se impone a las naciones, los partidos y los políticos, encuentra una configuración hacia el desarrollo sin adjetivos, un desarrollo expresado en el mejoramiento generalizado de las condiciones de vida de la población. O sea, lo que significa el desarrollo.

Qué está dentro del resorte del nuevo gobierno que no se vea como amenaza de las grandes empresas nacionales y extranjeras, más que de los empresarios, que controlan el flujo de capitales.

Sin duda está el tema de la inseguridad muy pegado al de la justicia, hacer un país seguro y de cumplimiento de la justicia, sin doble filo, sin excepciones. Atender este binomio es en sí mismo una gran tarea.

Educación y salud, de la primera hay muchos señalamientos fundados para mejorar. Del sector salud hay mucha propaganda oficial sobre la cobertura universal, pero no puede quedar desvinculada de la desnutrición, de la comida chatarra, las adicciones y la contaminación ambiental.

Economía y Medio Ambiente son temas que hacen un par. De un lado la utilización de los recursos naturales, su explotación, del otro su renovación, protección y conservación. Hay burocracia y demagogia de por medio. Una realidad que no se quiere mirar: la economía capitalista ha sido el gran depredador, al grado de perfilar a la especie humana como el dinosaurio del siglo XXI.

Este apunte del orden binario que está obligado atender el próximo gobierno parece tener su eje articulador en la verificación de la transparencia gubernamental y el combate a la corrupción. Dicho de otra manera, que los servidores públicos hagan lo que la ley les obliga y no lo que se les pegue la gana. Habría que empezar por clausurar todas las disposiciones legales que sin proponérselo  estimulan la discrecionalidad. Como por ejemplo, prestar servicios dentro del sector público agroalimentario y recibir subsidios del mismo o repartirlos con fines clientelares. Una serie de ajustes pequeños en muchos puntos del servicio público.

El invierno que viene, con anuncios de una nueva era o con decisiones de las fuerzas que le pueden tirar la economía a Peña Nieto.
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