martes, 11 de diciembre de 2018

Bienvenidos a la rebeldía

Un hecho inédito, la inconformidad pública de servidores del Poder Judicial. Una asociación civil de funcionarios lanza manifiesto en contra de la reducción de sueldos, sus sueldos. En una doble cachucha: la responsabilidad de hacer cumplir la ley, la de situarse como ciudadano común que defiende sus derechos.

Foto de María Luisa Severiano, La Jornada 11-12-2018.

Los servidores públicos que ayer atravesaron el umbral ¿Mantendrán la posición adoptada? Para ellos es una salvajada la reducción de sus salarios, atenta contra su independencia, los somete a otros poderes constitucionales. Se sienten del primer mundo, tanto que no florece en ellos la compasión hacia millones de sus compatriotas que permanecen en el tercer mundo. Es una injusticia, dicen. Los encargados de la justicia resuelven ser defensores de sus intereses estamentales, separados de la sociedad.

Qué bien por hacer pública su rebeldía. Si el funcionariado judicial está dispuesto a seguir de ese ánimo, pues de una vez debería encabezar un movimiento nacional contra la injusticia. Millones se unirían a ellos y, de pasada, le harían la vida de cuadritos al presidente López Obrador. Aunque el riesgo sería el quedar entre las patas de los caballos. De imaginarse este innovador contingente de indignados del Poder Judicial.

Pero no lo van a hacer, no los tienta el interés superior. Los antecedentes de su actuación y tal vez sus afectos están con el 1% de la sociedad. Nada más recordar, dónde estaban cuando se cancelaron los derechos adquiridos de la población rural. Dónde estaban cuando se cercenaros los derechos laborales, entre ellos las jubilaciones y las pensiones. Pero me acuerdo de que el Poder Judicial legitimó el anatocismo, el cobro de intereses sobre intereses que aplican los bancos a los deudores morosos. Ellos resolvieron, con ese espíritu, las controversias judiciales en torno al Fobaproa.

Salgan a la callen servidores públicos del Poder Judicial, convoquen al pueblo. De perdida busquen la asesoría de Aquiles Córdova, de César del Ángel, Romero Deschamps, de Víctor Flores. Bienvenidos a la protesta, aunque les sea difícil, máxime cuando han servido de manto protector de la injusticia de la desigualdad. 



martes, 4 de diciembre de 2018

La redistribución va con ethos

“más que lo históricamente exacto, lo simbólicamente verdadero.”
Jorge Luis Borges

Un sábado primero de diciembre, con cielo despejado, fue el día de la asunción como presidente constitucional de Andrés Manuel López Obrador. Es el dato que sin intermediarios verifiqué, lo demás lo he escuchado y leído al voleo. Nada nuevo acerca de lo que ha dicho él, de lo que han dicho sobre él. AMLO de una sola pieza y con una gran responsabilidad sobre sus espaldas y a la que están comprometidos sinfónicamente sus colaboradores (eso creo). Decenas de miles se reunieron en el centro histórico del país, México. Alegría jubilosa de los reunidos para constatar el inicio de una administración más que quiere hacer historia inclusiva para no estar demás.


Más allá de la demagogia de los números -que también existe en interesadas proyecciones logarítmicas- de los barruntos dictatoriales -que suponen venir a contrapelo de la elección más democrática acaecida en las últimas décadas- y de los profetas de la polarización -ciegos voluntarios ante la viva polarización documentada entre ricos y pobres. Más allá de la emoción del evento sabatino, quiero destacar dos ejes desde los cuales dar seguimiento al gobierno que empieza.

La redistribución de la riqueza es una propuesta factible, de suma positiva, efectiva en gran parte del mundo en los años cincuentas y sesentas (no sólo en México) Un entorno económico donde las familias vivían con la certidumbre de un progreso paulatina y sostenido. Dentro de la honestidad, sin recurrir al hurto. Hay que voltear la tortilla para lograrlo. Hay que modular el funcionamiento de los mercados para que no se constituyan en un gólem incontrolable y despiadado, que no se explayen bajo la ley del cuchillo. El eje redistributivo tiene un gran consenso del cual se autoexcluyen los dogmáticos del libre comercio.

El otro eje es más complicado y escapa a la inmediatez de resultados, realizable en el largo plazo. Lograr que la gente haga lo que desea sin atropellar los deseos de los otros. Un eje que no se construye por decreto, ni solicitando propuestas canalizadas vía correo electrónico. El eje de la llamada constitución moral, la cual prefería llamar ethos. Éste sería el conjunto de valores conductuales socialmente adquiridos y que obliga, por ejemplo, a no hacer trampa. Difícil porque se ha edificado a lo largo de las décadas, y de al menos tres siglos, un constructo perverso acerca de que la ley, la fe y la moral se hicieron para los pendejos. Lo que sí se puede avanzar vía ejemplo de demostración, desde el gabinete presidencial y su ejército de funcionarios, es mostrarnos de qué está hecha la constitución moral.

Ha iniciado la prueba del ácido y bien, me parece. El manejo respecto a los compromisos adquiridos por la pasada administración respecto al aeropuerto en Texcoco y la formación de una comisión de la verdad sobre los normalistas de Ayotzinapa.

Lecturas imprescindibles para entender la cuarta transformación. El proceso ideológico de la revolución de independencia de Luis Villoro, La ideología de la revolución mexicana de Arnaldo Córdova y las estampas de Benito Juárez que dejó Fernando del Paso en su novela Noticias del Imperio.

martes, 27 de noviembre de 2018

Someter al tigre

El 14 de noviembre se dio a conocer la propuesta 2018-2024 que el próximo gobierno aspira a realizar en materia de seguridad. El 25 de noviembre Andrés Manuel López Obrador, en encuentro con militares, pide públicamente el apoyo del Ejército y la Marina para su propuesta, en la cual es columna vertebral la creación de la Guardia Nacional, cuerpo a cimentarse sobre la estructura militar.

Durante la campaña electoral AMLO estaba convencido del retiro de la milicia de las labores de seguridad pública. La propuesta que ahora sostiene es un giro ¿Qué lo hizo cambiar? Sacar a los militares de una actividad para la cual, dicho sea de paso, no están amparados al cien por la ley, generaría un vacío inabarcable por los cuerpos de seguridad de la autoridad civil. La retracción es comprensible en el corto plazo. El giro observado, no sin asombro, supone un pacto con el Ejército ¿Será efectivo? Eso está por demostrarse.

Recuérdese que todavía en los años setentas el crimen del narcotráfico estaba acotado en la práctica por las fuerzas armadas, no se había desbordado con la violencia que se ha exhibido en los últimos años. El modelo híbrido establecido en los ochentas -rostro civil, músculo militar- fracasó. Ante la inoperancia del modelo, Felipe Calderón sacó abiertamente a las calles a los militares de los cuarteles y también fracasó.

Retraer o mantener a los militares en una actividad que no les es propia es un dilema mal planteado sin ajustarlo a propósitos, a fines prácticos firmemente explicitados. Lo que se tendrá que poner en el centro de la política de seguridad es la oclusión de los ductos que realimentan la interacción viciosa entre el crimen y las distintas autoridades, entre el crimen y el mercado, el crimen y los que siembran estupefacientes. Así se podrá avanzar en la pacificación prometida, reducir la violencia criminal.


Como televidente de la serie Narcos México, producida por NETFLIX, considero que a pesar de sus limitaciones (no actorales) u omisiones consentidas, me estremece la narrativa en la cual constato que mis hijos, nuestros hijos, han nacido en esta tenebrosa época de colusión entre el crimen y los funcionarios. Ver, en retrospectiva, como la cultura narca se ha insertado en el habla cotidiana de la gente y se ha convertido en modelo o variante de la economía extractiva tan propia de los consorcios financieros, de los monopolios y, por supuesto, de las empresas mineras. Extraer riqueza a cualquier costo, ese parece se ser fin.


El gobierno que inicia será apreciado no sólo por devolver la seguridad perdida a los mexicanos, también por reducir la corrupción y por alcanzar una mejor redistribución de la riqueza. Entenderá el sabio mercado y sus ideólogos la importancia de alcanzar estos logros. Me parece que no, pues los mueve más y de manera reactiva la clausura del proyecto aeroportuario de Texcoco ¡Pobre México! Inerme ante los dictados del mercado, ajenos a la creación de bienes públicos.

martes, 20 de noviembre de 2018

Nervios

Se ven nubarrones, se anuncian catástrofes. Son los nervios, las ansiedades, las inseguridades, lo que se agita en las élites ante el próximo cambio de administración federal. Se ha destacado el nerviosismo de los mercados por la cancelación del aeropuerto en Texcoco y por la iniciativa de modular las comisiones que cobran los bancos a sus usuarios. El nerviosismo se llega a expresar en el alcalde de Tijuana frente a la caravana de inmigrantes que salió de Honduras y que llegaron a esa fronteriza ciudad. El nerviosismo irrumpe cuando la policía de la ciudad de México incursiona en el estado vecino con una aparatosa y fallida persecución de delincuentes. Nervios por la renuncia al cargo de director en una empresa del Estado. Nervios por tener un presidente electo que no era la primera opción de los poderes fácticos, empresarios y militares. Nervios a resultas de un acomodo tecnocrático que al querer componer desarregló la casa de los mexicanos.

Así es la historia de un orden confiado en la seguridad de haber alcanzado cambios definitivos. Así fue cuando se tenían todas las confianzas en el trípode del poder encomiado por José López Portillo: Constitución, Presidencia y Partido de la república. No resistió el trípode al siguiente sexenio y comenzó a ser desmantelado. Se reformó la Constitución, se acotó la presidencia y se arruinó al PRI. La alternativa de la izquierda reformista también encalló. Esa izquierda que veía en la lucha de clases un enfoque de análisis nada más. Que veía en el sindicalismo independiente la locomotora del cambio. Esa izquierda convencida en el papel del Estado como conductor del desarrollo económico.

La tecnocracia construyó su triángulo del poder, atractivo y plausible. Liberalismo, democracia y mercado. Un acorazado incontenible en el mar de la política mexicana que hizo agua el primero de julio. A decir verdad, ya venía averiado. A la desigualdad heredada agregó el despojo y la desprotección. La democracia se convirtió en patrimonio de los partidos y quedó aislada del pueblo. La desregulación comercial resultó un poderoso incentivo de la corrupción y el crimen organizado.

Noticias del Imperio, de Fernando del Paso, novela que ha inspirado al arquitecto de la cuarta transformación.


Algunos están nerviosos. El primero de diciembre se verá a qué resortes se deben esos nervios. Si son fundados o solamente amagos para generar condiciones de negociación para nuevos arreglos. Estos meses se han desplegado rounds de sombra. El primer sábado de diciembre comienzan las responsabilidades del nuevo gobierno. Dice que no trae ánimo de venganza, pero sí de réplica. Que va a cerrar la llave de recursos que se han ido en dispendio. Será por eso lo de los nervios.

martes, 13 de noviembre de 2018

El cambio en tiempos de la mercadolatría

Una propuesta surgida en el Senado y presentada ante su pleno el jueves 8 de noviembre, referida a la reducción y eliminación de comisiones que los bancos cobran a los usuarios de sus servicios. Es un hecho y obligación que el trabajo de los cuerpos legislativos es presentar proyectos de ley. Para eso se les eligió representantes populares. Sin mediar un análisis paciente, la propuesta ha sido colocada en la pira mediática.

Acaso no es parte de la democracia el que uno de sus poderes constitucionales abra este tipo de iniciativas y cualquier otra de fundado interés público. Aquí no hay decretazo presidencial del que tanto nos quejamos en el pasado, estando varias veces al frente de los quejosos los empresarios ¿Quieren una consulta a usuarios, una encuesta? Qué les apetece.


Al bote pronto se habló de “amenaza” a los mercados. Ante la insinuación, los mercados “castigaron” el atrevimiento. Cayó la BMV y se depreció el peso. Acaso salimos de la dominación del ogro filantrópico para someternos al ogro consentido, que se tira al suelo y patalea cuando papá gobierno no le cumple sus caprichos.

La propuesta pone “en riesgo la institucionalidad del país”. Se “está vulnerando la autonomía de las instituciones fuertes como el Banco de México.” “si los legisladores creen que desde el poder legislativo pueden vulnerar las instituciones de esta forma, tenemos un peligro y un foco rojo para México.”  Así advirtió Juan Pablo Castañón, presidente del CCE (El Financiero 12-11-2018) Una dramatización fuera de proporción, así hay que apreciarlo. Al final de este debate se hará el ajuste de las comisiones bancarias, la sensatez primará sobre la sandez del declarante. Eso espero.


Cuando el estado de la cosa pública estaba dictado por los gobiernos posrevolucionarios cualquier sugerencia de modificación institucional era satanizada desde el poder. La política -era el supuesto de entonces- giraba alrededor del presidente de la república y su satelital partido. Desde la década de los ochenta se modificó el statu quo, quedó totalmente reformado y con Enrique Peña Nieto se culminaron las reformas para fortalecer un nuevo orden. La política -el supuesto de hoy- gira alrededor de los mercados y de los inversionistas. Es una reducción que llevada al extremo resulta falaz y peligrosa. Quiero ver qué harían los mercados y los inversionistas ante la ausencia total de los poderes constitucionales, de los partidos, del sistema electoral. Descalificar al legislativo de esa manera, como lo hace la voz cantante de Comité Central Empresarial, es convocar al incendio del Reichstag.

martes, 6 de noviembre de 2018

Menos de un mes

Mientras la presidencia de la república se mantuvo en manos de un mismo partido durante siete décadas en el siglo pasado, la calidad de presidente electo no tenía mayores complicaciones. El prolongado tiempo entre la elección presidencial y la toma de posesión del nuevo titular del Ejecutivo, podía tomarse como un círculo funcional para el reacomodo de fuerzas activas dentro del partido oficial (Así fue, por ejemplo, la inclusión de los militares dentro del PRM y su posterior exclusión bajo las siglas del PRI) El presidente electo negociaba y acomodaba fichas de su futuro gobierno.

Para cuando se dio la alternancia partidista en el año dos mil -sólo eso- uno de los inconvenientes que encontró el entonces presidente electo Vicente Fox, fue la falta de recursos para mantenerse a la espera de su toma de posesión. La partida presupuestal destinada a la “transición” no existía y se tuvo que habilitar aún a riesgo de suponer peculado. Desde ese año, el aparente interregno formado entre el día de la elección y la toma de posesión comenzó a ser visto como una aberración ¿Por qué tantos meses? No obstante, por dejadez, ni los presidentes ni las legislaturas de este siglo en curso hicieron algo para corregir la anomalía. A lo mejor supusieron que el bipartidismo “neoliberal” conformado por el PRI y el PAN podría prescindir de esa corrección.

Las elecciones del 2018 dejaron al descubierto la falta de previsión. Tres fuerzas políticas vapuleadas y reducidas por el voto popular. Un presidente electo con treinta millones de votos a cuestas y la presión que eso representa ¿Se puede soportar la condición de “adorno” o "florero”? Con una mayoría en el Congreso empuja desde ese poder constitucional el inicio legal de un nuevo gobierno, el de MORENA y sus aliados, al tiempo que el presidente electo no tiene más atribuciones que las de cualquier ciudadano. Una complejidad no prevista al romperse la continuidad de la secuencia del gobierno dividido instalada desde 1997.


La turbulencia, los malabares, son consecuencia del veredicto de las urnas. Se ha construido una arena política donde existe un presidente en funciones sin fuerza y un presidente electo con una fuerza de tal magnitud, que éste tiene que actuar para evitar su desbordamiento con el apoyo de sus aliados congresistas que hacen suyas las propuestas y las procesan desde su ámbito de gobierno, asumiendo la responsabilidad política y legal.


Será hasta el próximo primero de diciembre que tendremos nuevo presidente en funciones, con responsabilidades de ley y nuevos márgenes de actuación para enfrentar las complicaciones del poder desde la autoridad. Menos de un mes.

martes, 30 de octubre de 2018

Tres signos

El statu quo resopla escandalizando, lo suyo no es el cambio sino el agandalle permanente de los pocos. Me refiero a la oligarquía, digo, por si alguien se sintió aludido. La “vividorcracia” se siente amenazada. Tres signos del cambio reformista, informe si de cambio revolucionario se trata. No es el caso. El asunto es que las instituciones cumplan su propósito a favor de las mayorías. Reformismo puro para que no se espanten de una futura vocación radical del gobierno que está por tomar las riendas.


El debate sobre el nuevo aeropuerto ha sido llevado por distintos temas: el técnico aeronáutico, ambiental, ingenieril, turístico y hasta como futura gallina de los huevos de oro ¿Para quién? Las necesidades son lo de menos. La rebambaramba de la consulta de cuatro días, del 25 al 28 de octubre. Disgusto de los magnates. Para ellos sólo su voto es válido. El de quince nada más.

El desastre del proyecto, hasta ahora, ha sido su concepción como un plan de negocios para vividores. Inversionistas que no asumen riesgos y ponen en riesgo los ahorros cautivos de otros. Además, el gobierno de Peña Nieto les ha garantizado a través de la tarifa de uso de aeropuerto que la inversión no tendrá merma. El aeropuerto se paga con el impuesto mencionado. Todo un ejemplo de almuerzo gratis, del cual se ufanaba Milton Friedman y lo ponía como la quintaesencia del libre comercio. Cero riesgos en las grandes inversiones, indiferentes a la producción y al empleo. El juego es embaucar para realizar una economía extractiva, en otros tiempos se llamaba economía de enclave. Extraer riqueza blindada sin crecimiento económico óptimo para atender desigualdades. Extraer riqueza bajo el concepto de destrucción creativa (Sombart, Schumpeter) cargando el costo final al deterioro del medio ambiente. Algo se ha aprendido del debate.

Otro signo para destacar es la recuperación de la diplomacia, en los últimos años postrada o suplantada por los tratados de libre comercio (oxímoron monumental), pero sólo uno actuante y vivo, el que se ha tenido con Canadá y Estados Unidos. Relaciones exteriores rebajada a los caprichos del mercado, sustituida por sospechoso fideicomiso. Política exterior abandonada a la liviandad de una amistad, la existente entre Luis Videgaray y el yerno de Donald Trump. Revalorar la diplomacia como un no rotundo a los vividores del servicio exterior y a favor del diálogo entre naciones.

Un tercer signo del cambio que se atisba es en la comunicación gubernamental. Ya nos más subvenciones del Estado para redundar noticias en contratos que, suscritos con organismos para la asistencia pública entre otros, asisten otros intereses personales y crean lealtades mediáticas. Para ello se requiere transparencia en las fuentes de información gubernamental y nada de que se asigne información de manera privilegiada. Privilegios a comunicadores que en su versión cortesana dan cuenta del menú y hasta del aroma de las sábanas de la casa presidencial. Antidemocráticamente, antes que otros medios, acceden a la información judicial, política y policiaca. Detener la obscenidad de magnates, que en emulación de Randolph Hearst o de Rupert Murdoch, acaparan medios directamente o a trasmano, para tener acogotados a los gobernantes de turno.


Y lo que dejan estos trepidantes días en los que el statu quo reclama su carácter vitalicio. Consecuencias de una modernización bárbara, catalizadora del crimen y la corrupción.

martes, 23 de octubre de 2018

Mesiánicas y apocalípticas

El asunto del nuevo aeropuerto internacional se ha convertido en la tormenta perfecta en un vaso de agua. Al NAIM se le ha dotado en el imaginario de un poder salvífico, del que depende el futuro del país. Por mediación de los inversionistas y los mercados financieros, dispuestos a castigar a México, el fin del mundo está próximo. El signo de la catástrofe es la Caravana Migratoria procedente de Honduras que ha arribado a México. ¡Ave María Purísima! Palabra de laicos en contra de AMLO.

Como si no se tuvieran asignaturas por atender en la actual condición de fragilidad democrática. Una síntesis de los pendientes democráticos que no se sacian en la democracia electoral planteados por Adela Cortina Orts:

“En el ámbito político desearíamos una democracia capaz de encarnar los valores de libertad e igualdad que dan sentido y legitimidad a esta forma de organización política…democracia deliberativa…capaz de distribuir los bienes comunes con justicia…Sería una democracia inclusiva.”

“En cuanto a la economía contaríamos con una economía ética, dispuesta a cumplir con la tarea que le corresponde y que consiste en ayudar a crear buenas sociedades, … La meta de la economía consistiría en crear con equidad, erradicar la pobreza y reducir las desigualdades injustas.”

Para lograrla, la plenitud democrática, se requiere consciencia moral dentro de un marco plural. Así remata la filósofa que al estudio de la Ética le ha dedicado su prolífica vida profesional.

                                Adela Cortina Orts

Estos son los temas que nos deberían ocupar. Con o sin NAIM México seguirá adelante. Tampoco nos puede detener el terror financiero que difunden las agencias calificadoras y del cual se hacen eco no poco “polkos” comedidamente a su servicio. No tiene corazón el mundo de las finanzas para cancelar aspiraciones puestas en la justa medida de realizar lo mejor de la humanidad en México. Estamos ante la oportunidad para que, por fin, las élites dejen de practicar la no Ética del atrabiliario Gonzalo N. Santos. Esas élites que ahora se ponen mesiánicas y apocalípticas si de afectar sus intereses se trata. Su glotonería no alcanza el empacho y la ciudadanía plantó el primero de julio recién un ya basta. Quieren invertir los términos del resultado electoral usando su poder de facto, dispuesto a mandar al diablo las instituciones. Envanecidas atentan en contra de sus propios intereses a largo plazo. Su instinto depredador las lleva a tomar el corto plazo a costa de lo que sea.

Ojalá tengamos ojos para ver un México mejor.

martes, 16 de octubre de 2018

Más allá de la consulta

Esa capacidad de López Obrador para dictar la conversación pública. Cómo anima a sus detractores, nada más toca la flauta y ahí van, refunfuñando y todo, hipnotizados por lo que parecen dulces notas musicales. La consulta sobre el nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México, descalificada por carecer de merecimientos técnicos, a la medida de ignorantes, dicen. Columnas y artículos se desgranan con las mismas cuestiones: el pueblo no sabe de aeronáutica, tampoco de mecánica de suelos, ni de medio ambiente. Ajá. Seguramente muchos de los que escriben saben al dedillo sobre esas materias. No se dan cuenta que AMLO los ha llevado a un terreno donde el actual gobierno en despedida no tiene muchos argumentos con qué defenderse.

Desde Sahuayo, Michoacán, Peña Nieto parlotea sobre las necesidades por cubrir en materia aeroportuaria, sobre la obra emblemática no concluida que es el NAIM. Que le debemos agradecer sus proyectos de infraestructura. Entonces, sin darse cuenta, se hunde en el fango que él mismo se creó. Gracias al debate impulsado por el entonces candidato de Morena nos pudimos enterar de los sobre costos del proyecto. Nos hemos enterado cómo se ha utilizado a las fuerzas armadas como comparsa del proyecto concediéndole la construcción de la barda perimetral del NAIM. Se hizo de conocimiento público cómo un depredador nato -Carlos Slim- sin poner un peso, usando los ahorros de los trabajadores acasillados en la afore Inbursa de su consorcio (sin especificar las ganancias estimadas que obtendrá, ni cuál será el promedio de pensión que obtendrán los abonados a su afore) ha encontrado una nueva veta para su enriquecimiento extractivo.

El magno proyecto ha sido objeto de suspicacia por la cauda de latrocinios que le preceden: las constructoras HIGA y OHL, el caso Odebrecht. La estafa maestra son cacahuates. Entonces la parafernalia retórica sobre las bondades del nuevo aeropuerto se empaña. Si el señor presidente Peña no hubiera enseñado el cobre de corrupción capturado en las obras de infraestructura, entonces sí, podría estar en mejores condiciones para defender el NAIM. En adición a la postura incómoda del primer mandatario, casi en todas esas obras de infraestructura está su lugarteniente Gerardo Ruíz Esparza, el del socavón del paso exprés en Cuernavaca, Morelos. Y lo que se ira descubriendo acerca de las inversiones público-privadas, como un mecanismo de regalar dinero público a empresas privadas.


Pero dejemos en paz el emblema del aeropuerto. Orientémonos al verdadero debate crucial para el futuro del país. Esto es, cómo saldremos de los enredos y la depredación en el que se ha solazado el modelo de desarrollo hacia el exterior y que ha traído más desigualdad, más crímenes y hogares desolados. Fortaleciendo el mercado interno, aunque se escandalicen los voceros del establishment. Reconocer la mano visible del Estado para no desmerecer el interés y la seguridad nacionales como el contenedor legítimo de la mano invisible del mercado financiero.


Y por favor, evitemos concederle la victoria poética al señor Arturo Montiel. En Texcoco no va. 

martes, 9 de octubre de 2018

Ariadna desafía

“No es posible exigir que el nuevo Gobierno griego siga el curso del anterior -el cual, no hay que olvidarlo, fracaso rotundamente- …De lo contrario, habría que abolir las elecciones”
Alexis Tsipras

La discusión pública puede prescindir del brebaje de frivolidad y ludibrio que cotidianamente se sirve en las redes sociales. Es un deseo. También, por afán esclarecedor, sería bienvenido abstraerse de referentes que se han vaciado: derecha, centro, izquierda, siempre entonados en un perfil que se quiere progresista. Enfocarnos en un punto desde el cual extender la madeja -deshacerla- y darnos cuenta de su longitud y determinar qué se puede hacer con el hilo. Puntos para considerar.

1 La economía no es una ciencia exacta, es sí, un conjunto de convenciones sobre la distribución de la riqueza. Si las convenciones son o se hacen inoperantes, la disputa desleal por la riqueza entra en escena, como sucede con los fraudes. Incluso se puede expresar como guerra por los bienes de la Tierra, es el caso del gas y el petróleo en tiempos recientes.

2 Por su carga de subjetividad, lo que se divulga son doctrinas económicas -artículos de fe- que dictan la conducción de la política económica. Una doctrina se desarrolló desde la Economía Política, pasó por Marx y desemboco en Keynes. En esta doctrina se tenía por aceptada la fe en que, a través del trabajo, la reinversión del capital (industrial) y la técnica, la humanidad podría satisfacer sus necesidades y dispondría de ocio suficiente.

Hay otra doctrina, que reclamando el mismo origen tomó otro sendero, el de los mercados racionales y autorregulados, la cual tiene como artículo de fe mercados perfectos capaces de repararse en sus desviaciones sin necesidad que el Estado intervenga. Así, a rajatabla, los tratados comerciales tendrían que entenderse como una flagrante abjuración de la fe. Desde hace tiempo sabemos que la operación del mercado no se sostiene sin la disposición de la voluntad política. En México, la crisis bancaria desatada por el “error de diciembre” de 1994 requirió de la intervención del Estado para “superarse”. Todavía ahora mismo se sigue aportando dinero público al salvataje de los bancos privados, siendo que ya están sanos y aportando dividendos a sus casas matriz. Lo mismo ocurrió en otras latitudes en el año 2008. El gobierno de Obama rescató al sistema bancario. Esta doctrina dominante, la llamada monetarista o neoliberal, carece de dos brújulas.


3 La brújula ética. Como culto a la codicia esta doctrina no distingue en la práctica el dinero sucio, el mal habido. A diario se intercambian mercancías, se dispone dinero, sin verificar si esas operaciones tienen un hilo que lleve a la comprobación de actos criminales, corrupción, extorsión, fraude. Lo “cáido, cáido”.

4 La brújula ambiental. La doctrina económica dominante ha tenido una orientación depredadora. El cambio climático es su fruto podrido. Constructoras, compañías dedicadas a la deforestación, la industria de hidrocarburos y mineras, han transformado la faz del planeta. Pero es más fácil culpar al gobierno de turno permisivo, que le da la vuelta a la ley o la aplica con rigor encarcelando campesinos por delitos ambientales.


5 Eso no es todo. La doctrina dominante ha capturado la democracia electoral. El personaje o el partido ganador es sometido a una presión tremenda si ha sustentado durante la campaña opiniones doctrinales contrarias al neoliberalismo. Es el caso de Andrés Manuel López Obrador y tendrá que encontrar el hilo de Ariadna. Él accederá al poder sobre un terreno minado. Cualquier movimiento fuera de los límites de la doctrina y se puede dar un estallido económico. Son pocos los correligionarios de AMLO que son conscientes de esta situación (Ebrard, Esquivel, Sánchez Cordero, Urzúa) Y no es un pretexto para la parálisis en el comando del gobierno entrante, sino un acicate para refrendar compromisos mandando con el ejemplo.

martes, 2 de octubre de 2018

La burocracia dorada si tiene quien le escriba

No recuerdo defensa tan enjundiosa de derechos laborales de los empleados de confianza del gobierno. Por atavismo, el servidor público de confianza ha existido al margen de conflicto laboral. El principio que rige es sencillo, a este tipo de empleado se le tiene confianza o no se le tiene. La confianza es la base de su permanencia.

Otro principio, asociado al anterior o su corolario dicta: todo nuevo gobierno se arroga el derecho de reelaborar la plantilla de los empleados de confianza. La barredora sexenal no se ha dejado de aplicar. Claro que me refiero a la de la administración pública federal. De poco han servido disposiciones legales.

La defensa de la burocracia dorada parte de un supuesto erróneo, el de su inamovilidad. Por ser la burocracia una maquinaria sus piezas son remplazables. ¡Hay refacciones!

Otro argumento que supone intocable al burócrata dorado es afirmar que son expertos, dicho sea, en un doble sentido: por su formación académica y por su experiencia profesional. Esas prendas no las portan todos, es más, se dan caso en que son simuladas. El experto se sostiene mientras lo apoye el mando inmediato superior formando una escalera de la ignominia, de autoritarismo descarnado. Las situaciones extreman se dan cuando esa estructura de los empleados de confianza es utilizada para construir gineceos o club de efebos encubiertos.

Dónde han estado esos expertos a la hora de permitir inversiones tóxicas. Qué decir del experto gubernamental que mira para otra parte al momento d la revisión de una Manifestación de Impacto Ambiental. Cómo se les pasó a los expertos la estafa maestra, el caso Odebrecht, el socavón del paso exprés.


Cuánto esmero intelectual se ha leído en la prensa por un decreto legislativo que todavía no se publica. Por una ley de remuneraciones que todavía no forma parte de la maraña legal. Según trascendidos, en la Corte se hacen preparativos para que la ley no los alcance. También se ha filtrado la especie de que doscientos servidores de confianza del Banco de México han iniciado su proceso de jubilación para no ser afectados por la austeridad republicana. Cosas de la vida, uno de los organismos que impone la austeridad a los demás no quiere que la austeridad lo roce.


A cincuenta años del 2 de octubre, la oligarquía liderada por rentistas financieros tiene en la burocracia dorada su mejor guardián. Es el Fobaproa (IPAB) el orgullo de su rentismo. Es en este siglo que las muertes violentas se cuentan por decenas de miles. Las desapariciones se cuentan por miles. Pero tenemos expertos en el gobierno. Ahora los jóvenes, sino son capturados para desempeñar actividades delictivas se incorporan a la economía informal, al empleo eventual o al de base mal remunerado. La pensión por jubilación digna les está negada ya. Ese es México a cincuenta años del 2 de octubre.

martes, 25 de septiembre de 2018

¡Aguas con el zarpazo!

“A lo largo de la historia las familias pudientes han sembrado las instituciones económicas y políticas con líderes que defendieran sus intereses”
Michael Hudson

López Obrador sabe convocar a la opinión pública, a su favor o en contra. Nada más soltó la palabra bancarrota (16-09-2018) y los expertos, más quienes quisieron entrarle al tema no han dejado de comentar el equívoco o los alcances de la expresión. Los más conmovidos han sido los sustentadores del pensamiento único, sean o no economistas. Luego luego enseñan el cobre. Hacen sus jaculatorias para conservar el orden económico dominante, invocan el terror de las calificadoras, nos advierten de los mensajes brujos del mercado. Efectivamente el mundo ha cambiado respecto a la conducción de la economía. En los años setentas todavía correspondía al gobernante orientar la economía. Si están pensando en Luis Echeverría acertaron, pero no sólo él. En Alemania federal Willy Brandt, en Suecia Olof Palme, hasta en Estados Unidos Richard M. Nixón, quien liberó a los Estados Unidos del acuerdo que lo obligaba a respaldar el dólar en reservas de oro. Por supuesto, en la lista se agrega la China de Mao, la URSS de Brezhnev.

Por desgracia prevalece un pensamiento complacido en la contemplación de las variables macroeconómicas que encubren la economía real. Para salir de ese marasmo ideológico hay que entender de la historia económica, de la formación y variedad del pensamiento económico. Saberes que no están al alcance de la mayoría (me incluyo).

El establishment, dijo Marcelo Ebrard, fue derrotado el primero de julio. La mala noticia es que sigue teniendo poder, es un tigre que busca la oportunidad para lanzar el zarpazo.

Considero que el uso ocasional de la palabra bancarrota tiene que trascender más allá del “gazapo”. Es el momento de revisar el agotamiento del monetarismo, su esquema simplificador de la economía aderezado de fórmulas matemáticas no precisamente concurrentes. Lo he escrito en otras ocasiones: cuántas variables se necesitan para significar o representar la totalidad de la economía. Mucho más que las variables macroeconómicas. Los economistas deberían abundar la discusión. El éxito de la banca y de las grandes empresas, que lejos están de la bancarrota, acaso tiene que coexistir con los bajos ingresos de la mayoría de la población y la devastación ambiental. Por qué no incorporar en los criterios de una economía sana la reducción de los índices delictivos, los motivados por la consecución de dinero. Ya lo han dicho algunos legisladores, si me bajan el sueldo voy a robar; los indicadores de salud pública en relación con la alimentación nutritiva y al alcance de la población, para entender la proliferación de la obesidad; formar un clima laboral con salario remunerador, estabilidad y sin acoso o maltrato. Todo lo contrario de lo que se hace hoy en día. Como diría el clásico, “Nombre, unos genios”; considerar los efectos ambientales de la inversión extranjera, el caso de las mineras canadienses.


Los economistas tendrán que exhibir el reduccionismo del liberalismo económico extremo, su falaz postulación metahistórica. De lo contrario, estaremos condenados a padecer el paradigma de los nenúfares*.
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*Al respecto ver Michael Hudson, Matar al huésped. Capitán Swing. Madrid, 2018. p.p. 120-121.




martes, 18 de septiembre de 2018

El pragmatismo, como el dinosaurio

Durante décadas, el pragmatismo ha sido el distintivo del PRI. Lo que realmente ha hecho la transición política en México es hacer del pragmatismo la práctica política de todos los partidos, ya no es monopolio del PRI y desaparecieron los partidos ideológicos. La ley, sus fines últimos, no imperan. La ley es negociable. Del pragmatismo de puede esperar todo y lo peor no es ajeno a sus resoluciones, aunque después se lamenten las consecuencias de darle la vuelta a la ley. El gobierno de un pragmático de cepa, Enrique Peña Nieto, es suficiente advertencia para no arrojar a la nación a los brazos del pragmatismo.

En estos meses, en los que Andrés Manuel López Obrador se ha convertido en el centro indiscutido de la conversación, lo que afirma un día puede ser revocado con otra declaración suya. Lo que se ha escenificado en el Congreso desde la instalación de la nueva legislatura abona en el desempeño pragmático. La licencia otorgada en el senado a Manuel Velasco, para así poder éste reasumir la gubernatura de Chiapas, que una vez concluida en sus términos constitucionales le permita después regresar a fungir como senador. La conversión de legisladores pesistas, petistas, verdistas, para engordar la mayoría morenista y mohín de panistas, perredistas y priístas. Ah, también para comenzar a gobernar desde el Congreso. La toma de la tribuna en San Lázaro para cantarle el adiós a la reforma educativa. No se amontonen legisladores, todos tendrán su oportunidad de hacer el ridículo. No hay ideología que valga mientras el teatro sea rentable.

La claridad se frustra ante la mediatización, es el caso de la ley federal de remuneraciones para los servidores públicos. Grandilocuentemente proclamada ley de austeridad republicana. La minuta de la dichosa ley no la localiza el buscador del portal del Congreso y es muy irrespetuoso salir con la batea de babas del dicen que dicen. Bla, bla, bla. Se trata, si es posible abreviar el enrollado acertijo, de reducir el despilfarro en la administración pública federal. Con algo parecido comenzó Peña Nieto, un decreto de racionalización. Eso de la austeridad déjenselo a los monetaristas, economistas que han hecho daño al diktat de sus recomendaciones y por causa de sus austeridades han pavimentado el camino de ascenso de López Obrador.



La federal de remuneraciones es nada frente a los desafíos del próximo gobierno: corrupción, inseguridad, pobreza y abuso de autoridad. Son los referentes sobre los que se evaluará al gobierno entrante. También se le contarán las payasadas, como la de actuar el grito de la independencia en un recinto privado. 

martes, 11 de septiembre de 2018

Para empezar, son sádicos

El lunes tres de septiembre por la tarde, en la explanada de la Rectoría de la UNAM, una concentración pacífica de estudiantes del plantel CCH Azcapotzalco fue interrumpida violentamente por un grupo de delincuentes que en la jerga estudiantil se les conoce como porros. Como reacción, en redes y medios, se desató la “porrología”. Un saber único de lo que sólo se desarrolla en México, así de originales, en torno al vocablo porro. Se trata de un eufemismo para nombrar a delincuentes que tienen su matrícula en la UNAM o en el IPN característicamente. La universidad ha sido profanada y la indignación es unánime. Favor de tomar la bandera puma y alzar el vuelo.

El análisis político o lo que se pretende así, busca conspiraciones sin comprobar, especula sobre un tema oscuro que al retorcerlo puede llevar a la divagación entre el porro de derecha y el porro de izquierda. Así, como no queriendo, queda al margen el hecho delictivo. Estos grupos estudiantiles que surgieron al amparo de la animación de contiendas deportivas tienen décadas depredando la vida universitaria. Cada vez que hay un evento explosivo, como el mencionado, se demanda su erradicación y no pasa nada.

La golpiza que recibieron los estudiantes es la marca de una patología: sadismo. El placer de producir sufrimiento es el dato desnudo y primario. Esta patología no es privativa de los grupos llamados porriles, ya se ha instalado en los niveles de educación básica y se le conoce popularmente bajo el anglicismo de bullying. El sadismo se encuentra también en las pandillas de barrio, así como entre los jóvenes reclutados como sicarios al servicio del crimen organizado. Lo encontramos en la violencia intrafamiliar y en los feminicidios. Y hay más, sólo lo menciono para establecer que el marco y el fondo del sadismo no se restringe al campus.

Al nombrar al porro se le estigmatiza y a la vez se le protege. El porro es violento y tiene una patente de impunidad al estar matriculado en una institución autónoma. Una investigación sinceramente universitaria tiene que comenzar a partir de los directores de planteles ¿Qué saben sobre los porros? Son una fuente de primera mano, no periodística. En honor a la autonomía se tiene que garantizar que las instancias de gobierno de la universidad se hagan cargo, antes que llevar el conflicto al foro de los políticos profesionales.


Y la paradoja que viene justo a la celebración del 50 aniversario del movimiento estudiantil de 1968 y la expulsión de la figura presidencial de su territorio: el regreso triunfal del presidencialismo al campus de nuestra Máxima Casa de Estudios. Ya veremos.

martes, 4 de septiembre de 2018

Etérea irresolución

Definitivamente, el día del informe presidencial es un día de no fiesta desde que dejó de ser el día del presidente. El primero de septiembre, para los mexicanos, perdió el asueto obligatorio y perdió el ritual. Nada importante se espera del informe escrito, sucesión de afirmaciones que hacen las veces de justificación de la administración federal. Pese a la apertura de sesiones del Congreso y la publicidad del gobierno saliente, el informe se inscribe en el torrente de la banalidad. Ni el intercambio entre legisladores tuvieron la dignidad del festejo.

La nota principal de los últimos días ha sido el recorte de personal en diversas empresas periodísticas. Más que un acto de censura, de acallamiento de voces, lo que hay en la afectación de la economía de reconocidos medios es un daño colateral del primero de julio. La derrota de Peña Nieto, de su partido y su candidato trajo el estallido de la burbuja financiera en la que vivieron los medios durante el sexenio que ya fenece. Un corte de caja obligado sobre compromisos publicitarios que a la nueva administración le corresponderá rehacer con un diseño diferente, eso prometen.


El presidente electo se ha dedicado a tantear, sin trazar definiciones, observando como se alinean las fuerzas, incluida su propia organización política y las subespecies que ha agrupado. Se anuncian programas y proyectos. Se reúne con empresarios para convencerlos de que las cosas no pueden seguir a su modo, intercambia con la jerarquía militar pues ya no debe ser usado el ejército como represor, además, atiende audiencias públicas en el domicilio de la transición solicitadas por ciudadanos organizados. López Obrador le toma las medidas al tigre, se lo dejaron mal amarrado. Ah, el presidente electo ya cuenta con un núcleo de notables encargados de clarificar eso de la constitución moral.

Si bien no hay nada definitivo de un cambio a profundidad, la realidad no ha desaparecido, su presencia lacerante denunciada durante la campaña está ahí. Y sí, estamos ante una descomposición moral porque no se ha hecho la pregunta pertinente ¿Cómo llegamos a esta condición?

En primer lugar, como en otras sociedades modernas, hemos considerado a la ciencia, a la tecnología, al mercado, libres de toda deliberación moral, eso es para la religión y la filosofía. La ciencia tiene sus métodos autónomos de la moral. Accedemos a la tecnología sin pedir permiso a la moral. En el comercio, si acaso, hacen una investigación del historial crediticio, jamás una investigación de la moral que portamos. Sería una genialidad desarrollar una aplicación (App) llamada constitución moral.

En segundo lugar, y con efectos devastadores, el deterioro moral está ligado a la adopción del liberalismo económico extremo, con todo y sus himnos a la competitividad y la productividad, fuera de toda consideración moral, así lo manda la maximización de las ganancias. Se ha consentido en un discurso de conformidad con el libre comercio sin contemplar consecuencias sobre la precariedad social y la afectación del medio ambiente.

Es el paradigma económico en boga que postula aberraciones como afirmar que la sociedad no existe, para negar de raíz la posibilidad de cooperación, de solidaridad y de paso anular la empatía; otra aberración es abrir el abanico de expectativas en cada individuo al arbitrio -se supone- de su solitaria voluntad. Obvio, se generan individuos frustrados (desmoralización); si las expectativas, los medios y los resultados no se alinean astralmente, entonces estoy “libre” de realizar mis sueños sin tener referencias morales (amoralidad). Es bajo este sistema económico único, sin opciones, que se han creado las condiciones perfectas para el desarrollo de la corrupción, la estafa, el fraude, la criminalidad, la inseguridad, las distintas formas de acoso y violencia.


El primero de diciembre tendremos presidente constitucional de la república, no un teocrático sumo sacerdote. Si en el curso del sexenio se logra bajar el delito en todas sus denominaciones junto a la inseguridad que provocan, si priva el respeto sobre el abuso, entonces se podrá decir que tenemos constitución moral no escrita. Las bases para formar el ethos en el que la libertad no nos destruya.

martes, 28 de agosto de 2018

Se acabó lo que se daba


Se han cumplido nueve semanas de la histórica elección del primero de julio de 2018. Juicios, sentencias adelantadas sobre el próximo gobierno vienen y van. Todavía no anda la criatura, ya la quieren ver como velocista, o quieren que se tropiece cuando ni siquiera ha iniciado. Mientras más cunde el palabrerío la incertidumbre prima. Schrödinger nos visita.

Los informadores, los columnistas en particular, padecen la transición. En parte porque los personeros de la fuente van de salida, tienen que establecer nuevos vínculos con los que llegan. Asegurar que habrá un cambio total en el esquema de comunicación gubernamental de la próxima administración está por verse. La información del gobierno será pareja para todos o, como dicta la tradición, unos serán los agraciados.

El primero de julio se barrió a la partidocracia y surgió un partido hegemónico en tanto sustentado por los votos. Mientras tanto, no hay nuevo gobierno en funciones hasta que legalmente no haya asumido responsabilidades.

Lo que se lee en la prensa tiene la impronta de los que se van y de quienes no quieren ver afectados sus intereses. Eso pasa cada fin de sexenio. Con lo que se dispone en la cartuchera se han enfocado señalamientos a personajes como Manuel Bartlett, Olga Sánchez Cordero o Carlos Urzúa. Del primero se saca a relucir su pasado en tanto jefe de la policía política que fue al frente de la secretaría de gobernación durante la gestión del presidente de la Madrid. Bartlett, como pocos, conoce como se asentó la tecnocracia en el poder: debilitando las empresas públicas. Tiene lógica su arribo a CFE; de la ministra Olga Sánchez Cordero ya se dice que está desmantelando a Segob. Pero también resulta lógica la asunción de una persona que conoce de los avatares jurídicos de los últimos años; el otro personaje, el designado para ocupar la cartera de Hacienda, se le ha ninguneado, se le ha tachado de inexperto, el que no conoce a fondo la performance requerida para manejar las finanzas públicas. Cuando resulta lógico poner a alguien que no es cortesano del poder financiero, quien tiene las bases de conocimiento (matemáticas) para abrir los secretos mejor guardados de la hacienda pública, en el lugar donde se blanquea la corrupción y se investiga con fines políticos a los opositores.


Lo lógico no es garantía de efectividad, cabe aclarar. Pero si el cambio no es un espejismo, entonces se acabó lo que se daba.


martes, 21 de agosto de 2018

Cábala de la transición

El obligado interregno mexicano. El lapso que corre de la elección presidencial y la efectiva transmisión del poder sucede en la simultaneidad de dos desfiles que van en sentido contrario por la misma avenida. Se encontraron frente a frente el lunes 20 de agosto en el Palacio Nacional. El desfile de fantasmas de los que se van y el desfile de ilusionada sonrisa de los que llegan.

A falta de hechos, vuelo se ha dado la opinión sobre los fichajes que ha acordado López Obrador para integrar su equipo gobernante. El perfil político en primer lugar, generacional también, de luchadores sociales y sensible adelgazamiento de los técnicos. Escudriñar su pasado, sus méritos académicos y cuestionar ¿Dónde están los expertos? El tufo que deja la era tecnocrática en la prestidigitación de deshumanizados datos duros.


El “saber técnico” dónde está. Se fundió en la secretaría de comunicaciones y transportes a cargo de Gerardo Ruiz Esparza. Ya con anterioridad, varios lustros atrás, el saber técnico de los economistas hizo todo lo posible por desmantelar el sector energético responsabilidad del Estado. A estos chamanes de la posmodernidad el país se les hizo charamusca. Sacerdotes sin genio que no crearon mitos, pero que surtieron falacias de autoridad acerca de una prosperidad engañosa.

Para tomar en cuenta por si se tiene la preocupación. La administración pública federal ha resistido muchos presidentes con sus respectivos equipos. La duda persiste, tanto que se ha hecho atávica, sobre una cuestión que ni técnicos, ni políticos, han podido someter: el autoritarismo. 

Formas perniciosas como el patrimonialismo, la discrecionalidad, el nepotismo y otras expresiones del abuso de autoridad en el que incurren los funcionarios y lastran los resultados esperados de cada administración. Funcionarios que, aunque obligados a cumplir la ley pues no tienen opción la desvían en favor de sus intereses personales. Al respecto todo ha sido de palabra, la prueba del ácido comenzará el primero de diciembre.

En este cambio de guardia y durante el sexenio por venir, los expertos que han disfrutado de la Jauja neoliberal no se cansarán de buscarle debilidades al nuevo gobierno, serán portadores involuntarios del mensaje apocalíptico. Olga Sánchez Cordero asegura que tendremos estadista con capacidad de superar contradicciones, al tejedor de la cobija nacional. De no ser así sería mucho desperdicio haber conseguido una victoria aplastante en las urnas.


A la salud de la República.

martes, 14 de agosto de 2018

Un año de ejercicio

Hay presidente electo de acuerdo a la declaratoria hecha por los magistrados del tribunal electoral (08-08-2018) Todavía no se sale del todo de la conmoción, menos saldrán los que sientan sus intereses de negocio frontalmente amenazados. El maniqueísmo sigue dictando opinión. Hay morenistas que quieren un presidente vengador. No se va a poder. Los procedimientos legales carecen de la gracia de la instantaneidad, a menos que esté en su deseo que el nuevo gobierno atropelle la legalidad. Del lado contrario, de los que les resulta indigestible López Obrador, les da por señalar sus “ocurrencias”, que no tiene el “conocimiento” de un técnico y, en resumidas cuentas, lo consideran un hablador.

La guerra de dichos seguirá su curso. Para valorar al nuevo gobierno por instaurarse, bien estará el atenerse al primer año de ejercicio. La verdad de cada promesa habrá que ponerla en la balanza. Qué está en el resorte de sus atribuciones, que está fuera de sus alcances.

Es el caso del por décadas postergado combate a la corrupción. Para ello no se tendrá que hacer una gran reforma. Leyes, aparatos, ha habido, lo que ha faltado es voluntad política y pericia en el oficio administrativo, el que tanto menospreciaron los tres últimos gobiernos. El próximo gobierno tendrá capacidades formalmente establecidas para combatir la corrupción a nivel federal. 

Desde ahora podrá, si tiene voluntad, formar un frente anticorrupción con las secretarías de Hacienda y de la Función Pública, de plena colaboración con la fiscalía autónoma en la materia y la Auditoría Superior de la Federación. Además, todos los altos funcionarios y mandos superiores tendrán que asumirse como escuderos que encabecen el combate a este flagelo. Es desde ese campo institucional y con el personal que se designe que se pondrá a prueba el nuevo gobierno. Y en un año de gobierno se verá de qué color pinta el verde.

Se mostrará el buen ejercicio en las empresas productivas del Estado y en la banca de desarrollo, en los proyectos de infraestructura y en el manejo de los fideicomisos patrocinados por el gobierno. En la derrama presupuestal de la política social se tiene que mostrar cero tolerancias a la corrupción. Sólo eso justifica la habilitación de los nuevos delegados federales -estatales y regionales- y el año de gracia para el gobierno entrante.

Algunos gobernadores respingarán y presentarán sus razones. Al gobierno le tocará averiguar si la Conago, desde su fundación, no ha sido otra cosa que un mecanismo de chantaje para la succión y el dispendio de recursos públicos.


Estamos ante la oportunidad de que la confianza vuelva a las instituciones gubernamentales.
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