El 14 de noviembre se dio a
conocer la propuesta 2018-2024 que el próximo gobierno aspira a realizar en
materia de seguridad. El 25 de noviembre Andrés Manuel López Obrador, en
encuentro con militares, pide públicamente el apoyo del Ejército y la Marina
para su propuesta, en la cual es columna vertebral la creación de la Guardia
Nacional, cuerpo a cimentarse sobre la estructura militar.
Durante la campaña electoral AMLO
estaba convencido del retiro de la milicia de las labores de seguridad pública.
La propuesta que ahora sostiene es un giro ¿Qué lo hizo cambiar? Sacar a los
militares de una actividad para la cual, dicho sea de paso, no están amparados
al cien por la ley, generaría un vacío inabarcable por los cuerpos de seguridad
de la autoridad civil. La retracción es comprensible en el corto plazo. El giro
observado, no sin asombro, supone un pacto con el Ejército ¿Será efectivo? Eso
está por demostrarse.
Recuérdese que todavía en los años setentas el crimen del
narcotráfico estaba acotado en la práctica por las fuerzas armadas, no se había
desbordado con la violencia que se ha exhibido en los últimos años. El modelo
híbrido establecido en los ochentas -rostro civil, músculo militar- fracasó. Ante
la inoperancia del modelo, Felipe Calderón sacó abiertamente a las calles a los
militares de los cuarteles y también fracasó.
Retraer o mantener a los
militares en una actividad que no les es propia es un dilema mal planteado sin
ajustarlo a propósitos, a fines prácticos firmemente explicitados. Lo que se
tendrá que poner en el centro de la política de seguridad es la oclusión de los
ductos que realimentan la interacción viciosa entre el crimen y las distintas autoridades,
entre el crimen y el mercado, el crimen y los que siembran estupefacientes. Así
se podrá avanzar en la pacificación prometida, reducir la violencia criminal.
Como televidente de la serie
Narcos México, producida por NETFLIX, considero que a pesar de sus limitaciones
(no actorales) u omisiones consentidas, me estremece la narrativa en la cual
constato que mis hijos, nuestros hijos, han nacido en esta tenebrosa época de
colusión entre el crimen y los funcionarios. Ver, en retrospectiva, como la
cultura narca se ha insertado en el habla cotidiana de la gente y se ha
convertido en modelo o variante de la economía extractiva tan propia de los
consorcios financieros, de los monopolios y, por supuesto, de las empresas
mineras. Extraer riqueza a cualquier costo, ese parece se ser fin.
El gobierno que inicia será apreciado
no sólo por devolver la seguridad perdida a los mexicanos, también por reducir
la corrupción y por alcanzar una mejor redistribución de la riqueza. Entenderá
el sabio mercado y sus ideólogos la importancia de alcanzar estos logros. Me
parece que no, pues los mueve más y de manera reactiva la clausura del proyecto
aeroportuario de Texcoco ¡Pobre México! Inerme ante los dictados del mercado, ajenos
a la creación de bienes públicos.
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