No basta con la descalificación
moral de Trump cuando se dice de él que es un patán. No es suficiente la
caracterización de tirano o déspota. La sicopatología nos da más certeza para
definirlo, Donald Trump es un sociópata. Es demasiado consciente del daño que
hace, le place el mal ajeno cuando él lo genera, sin albergar escrúpulos ni
remordimientos, lo que lo lleva a no pedir perdón por las consecuencias de sus
actos. Una de sus últimas intervenciones ha puesto a México en la escena
mundial.
El 30 de mayo de 2019, el
presidente de los Estados Unidos planteó la amenaza de imponer un arancel del
5% al comercio que va de México a ese país a partir del día 10 de junio. La demanda
de Trump es que sea el gobierno de México el que detenga el flujo migratorio
que usa como puente el territorio mexicano.
Una amenaza que se dirige contra
el orden económico internacional instituido sobre el fundamento del libre
comercio. El cual tiene como uno de sus pilotos de conducción o armonización a
la Organización Mundial de Comercio.
Una amenaza que ignora una
propuesta, el programa de desarrollo integral para Centroamérica elaborado por
la CEPAL. El propósito es detener con inversión y empleo la migración que
procede de El Salvador, Guatemala y Honduras.
La amenaza tiene la forma de
estar dirigida en contra de México, pero afecta también al país que gobierna Trump.
Si algo ha erosionado la globalización es la autarquía económica. En nuestro
tiempo casi todas las economías son interconectadas.
Independientemente de lo que está
al alcance del presidente López Obrador, su retórica amistosa y pacifista, los
mecanismos legales de defensa, el respaldo de la sociedad mexicana en su
conjunto (aunque haya conservadores que gocen del affaire como de una
zancadilla a la 4T para desestabilizar a la actual administración) Hay una
debilidad intrínseca en la amenaza de Trump, la principal línea de resistencia
está en su propio país. No tiene acuerdos con el Congreso, ni promueve
consensos entre sus gobernados. Ya pasaron más de dos años del día de su
elección, el año que entra se juega su reelección y ha pasado, además, como un buldócer
sobre algunas de alianzas económicas internacionales de los Estados Unidos -Canadá,
China, México, incluso países de la Unión Europea- mientras se regodea con los
apoyos de Gran Bretaña, Israel y Polonia.
Para México la amenaza no es
Estados Unidos, sino tratar con el sociópata que lo gobierna.