lunes, 3 de junio de 2019

Tratando con un sociópata


No basta con la descalificación moral de Trump cuando se dice de él que es un patán. No es suficiente la caracterización de tirano o déspota. La sicopatología nos da más certeza para definirlo, Donald Trump es un sociópata. Es demasiado consciente del daño que hace, le place el mal ajeno cuando él lo genera, sin albergar escrúpulos ni remordimientos, lo que lo lleva a no pedir perdón por las consecuencias de sus actos. Una de sus últimas intervenciones ha puesto a México en la escena mundial.

El 30 de mayo de 2019, el presidente de los Estados Unidos planteó la amenaza de imponer un arancel del 5% al comercio que va de México a ese país a partir del día 10 de junio. La demanda de Trump es que sea el gobierno de México el que detenga el flujo migratorio que usa como puente el territorio mexicano.

Una amenaza que se dirige contra el orden económico internacional instituido sobre el fundamento del libre comercio. El cual tiene como uno de sus pilotos de conducción o armonización a la Organización Mundial de Comercio.

Una amenaza que ignora una propuesta, el programa de desarrollo integral para Centroamérica elaborado por la CEPAL. El propósito es detener con inversión y empleo la migración que procede de El Salvador, Guatemala y Honduras.

La amenaza tiene la forma de estar dirigida en contra de México, pero afecta también al país que gobierna Trump. Si algo ha erosionado la globalización es la autarquía económica. En nuestro tiempo casi todas las economías son interconectadas.


Independientemente de lo que está al alcance del presidente López Obrador, su retórica amistosa y pacifista, los mecanismos legales de defensa, el respaldo de la sociedad mexicana en su conjunto (aunque haya conservadores que gocen del affaire como de una zancadilla a la 4T para desestabilizar a la actual administración) Hay una debilidad intrínseca en la amenaza de Trump, la principal línea de resistencia está en su propio país. No tiene acuerdos con el Congreso, ni promueve consensos entre sus gobernados. Ya pasaron más de dos años del día de su elección, el año que entra se juega su reelección y ha pasado, además, como un buldócer sobre algunas de alianzas económicas internacionales de los Estados Unidos -Canadá, China, México, incluso países de la Unión Europea- mientras se regodea con los apoyos de Gran Bretaña, Israel y Polonia.

Para México la amenaza no es Estados Unidos, sino tratar con el sociópata que lo gobierna.

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