viernes, 12 de enero de 2007

Tortilla sin disfraz y PAN al desnudo

Una semana difícil para el presidente Calderón. Por más que se quiera resaltar su estómago, su equipo y su partido lo han hecho quedar mal.

La liberación del precio de las tortillas, más allá de las implicaciones que tiene sobre la economía de las familias de bajos recursos, fue una decisión comunicada con torpeza. La argumentación ofrecida por los funcionarios no convenció (ver el comunicado:
http://www.economia.gob.mx/?P=125&WrapperElement=link&IdWrapperElement=14 ) No se sabe a quién se dirigieron Eduardo Sojo y Alberto Cárdenas con tal comunicado. Un mensaje para circular entre burócratas de las finanzas públicas, pero inatendible para la mayoría de los ciudadanos.

El Financiero contrastó la contradicción entre el alza a las tortillas y el aumentó a los salarios mínimos. La Crónica de Hoy destacó la falta de mención hacia el control monopólico de ese mercado que tiene en México la compañía de Roberto González Barrera. Sin olvidar que todavía, hasta donde se sabe, los productores de maíz reciben subsidios para garantizar la operación de su actividad y evitar el disparo de los precios.

Los funcionarios en cuestión parecen estar dispuestos a ser las primeras bajas en el gabinete calderonista, al participar de manera tan destacada en lo que ya se conoce como el error de enero. Eduardo Sojo, quien más dio la cara, no puede dejar tan mal parado a su jefe, aunque la decisión haya sido aprobada por Felipe Calderón antes de comunicarla. En los hechos ya se ordenó dar marcha atrás, poner freno a las alzas.

Desgraciadamente para los asesores de imagen, existen decisiones que no tienen disfraz que las soporte y el gobernante tiene que verse como gobernante. La elección del disfraz no daba para mucho, a elegir entre la del magnate Don Maseco, el productor del campo y el consumidor no tiene cabida en el sano juicio de un estadista. Por tal razón, no era necesario el disfraz, sino una aplicación consecuente con la realidad, como la adoptada por el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz. El gobierno del México ganador ha tropezado con su convicción librecambista y ha tenido que ordenar a sus colaboradores traer maíz de donde sea para asegurar el abasto y mantener el precio de la tortilla sin alzas.

Otro tema de la semana, que ha conmocionado a la opinión publicada, no con la misma fuerza si se hubiera tratado de algún actor de la oposición, es abastecido por Acción Nacional. Si bien estrictamente los sucesos del PAN ya no son de plena incumbencia del presidente Calderón, estos no dejan de exponer las miserias del partido en el poder. Ya no sólo se trata de los desencuentros entre Manuel Espino y el Presidente. Ni la convulsionada selección del candidato a gobernador por Yucatán, ni de la rebelión de los panistas contra su correligionario, el gobernador de Aguascalientes. Ahora ocupan la nota roja con el asesinato de un diputado local de Guerrero.

El hecho se asumía como una fechoría más de la delincuencia organizada. El crimen ocurrió el jueves 4 de enero, cuando José Jorge Bajos Valverde se disponía a dar una entrevista a la televisora del gobierno del estado. A los ocho días la policía judicial de Guerrero actuó en contra de los confabulados. No se requirió de mucha investigación. Un correo electrónico, de carácter anónimo, proporcionó el hilo de lo que parecía una madeja más compleja. Un caso de Alarma!

Haría bien el PAN en hacer una revisión exhaustiva de su militancia, pues aunque la conducta de estos criminales políticos blanquiazules no da permiso a generalizar, más vale deshacerse de cualquier otro bicho que tengan incrustados en sus filas. Sobre todo porque en las condiciones actuales de su segunda gestión a cargo de Ejecutivo Federal, en nada ayuda su impactante aparición en la nota roja.

martes, 9 de enero de 2007

Mano negra

La profesora Elba Esther Gordillo, de tiempo atrás, ha sido objeto de periodicazos y la verdad los ha resistido. Eso hay que reconocerlo, se trata de un hueso duro de roer.

Con el cambio de administración federal no le ha ido mejor en los medios a la Profesora. La condena a su actuación como personaje político y magisterial es ya unánime ¡Nadie la defiende! A excepción de su círculo de incondicionales. La punta de lanza de una nueva envestida, en contra de Gordillo Morales, la inició el diario Reforma el pasado diciembre.

El destino de la profesora depende de la única persona que puede acabar con su carrera política, el presidente Calderón, quien para ser efectivo no se ve como eludirá utilizar el expediente autoritario si en verdad quiere reducirla. La decisión no es fácil, no es una situación idéntica a la que vivió el líder petrolero Joaquín Hernández Galicia cuando fue avasallado por el aparato del Estado. Este dirigente hizo todo lo posible a su alcance para hacer fracasar el acceso a la Presidencia del hoy ex mandatario Carlos Salinas de Gortari. Eran adversarios inconciliables. La liquidación política del líder sindical fue inevitable e impresionante, pero no fue más allá de la venganza política, no mejoró la vida sindical del país y no se sabe si mejoró el rendimiento de la paraestatal PEMEX.

Se entiende que no se trata de minimizar a un actor por lo que a sus ambiciones políticas se refiere, lo que se busca es mejorar la calidad de la educación y el sindicato no ha sido el mejor colaborador. La dificultad peculiar estriba en que el SNTE y su dirigente vitalicia fueron aliados valiosos para sacar adelante la elección presidencial a favor de Felipe Calderón, situación diametralmente distinta a la de La Quina, quien se negó a plegarse. Caso contrario fue el de la Profesora, quien se anticipó a levantarle la mano al michoacano, anunciando su victoria antes de cualquier definición de las autoridades en ese sentido.

El asunto es que habiendo intercambios de por medio, fraguados al calor de la lucha electoral entre Calderón y Elba Esther, cómo convencer a una de las partes a que reduzca sus pretensiones políticas y conquistas laborales. Llegarles al precio y comprar su lealtad, la de los dirigentes, es un camino. O abrir una confrontación de resultado incierto, que podría situar en la agenda un tema superado, el del conflicto postelectoral. Se puede reponer en el debate nacional una discusión apenas sepultada, el hecho de que las manos limpias fueron asistidas por la mano negra. No es pura casualidad la reinserción de López Obrador en los medios electrónicos, así sea de madrugada en un programa propio de televisión en canal abierto.

No se trata de tantear. Las decisiones de la actual administración requieren construir un acuerdo en el que los poderes constitucionales, los tres niveles de gobierno y los partidos converjan, para que de manera decidida, ordenen a los factores reales de poder (no sólo al SNTE) a no operar un poder paralelo que negocia beneficios parciales a cambio de apoyo político, tal como ha ocurrido desde que la política ya no tiene la última palabra en las decisiones públicas. De otra manera, la mano negra de los intereses parciales se seguirá imponiendo a los intereses del desarrollo nacional.

¿Cuánto tiempo tendrá que transcurrir para que el presidente Calderón y su equipo logren convocar a la sociedad política? Las ceremonias y los comerciales se desgastan si no hay acuerdos que los apuntalen. Más aún si se insiste en comunicarle a la ciudadanía que las reglas y los acuerdos entre políticos no obligan, son un medio para entretener y engatusar al adversario.

Se requiere que la política funcione desde la cúspide, para que mañana no circule la especie no confirmada que gobierna un presidente dopado, tal como ocurrió con Fox. Tomar una decisión en relación con Elba Esther no se reduce a un acto efectista, publicitario, dirigido a la morbosidad pública como lo fue el quinazo o el arresto de Raúl Salinas de Gortari en los tiempos de Ernesto Zedillo. Esto último por anotar la ruta Zedillo que se ha comentado en la prensa, como inspiración posible de Felipe Calderón a raíz de una reunión comida que se efectuó en Los Pinos entre los dos personajes. El arresto del hermano incómodo no le aportó nada al mejor funcionamiento del gobierno, por el contrario, se vivió un tiempo de incertidumbre política y económica durante el primer año de su gobierno en 1995. Al final de cuentas la ruta Zedillo se fincó en tres decisiones: conseguir el apoyo de Estados Unidos y de los organismos financieros internacionales, cabildear hasta su aprobación la legalización del fraude del Fobaproa y atar de pies y manos al partido que lo llevó al poder. ¿Eso quiere el actual Presidente?

Qué es lo que estamos presenciando después de las primeras cinco semanas del sexenio: la parálisis, según el diagnóstico ¿Presagio? de Rolando Cordera publicado el domingo en La Jornada. Buena llamada hace el experimentado economista. Lo que importa al evaluar el desempeño de un gobierno son sus decisiones y sus resultados, Observar los fuegos fatuos del ceremonial, de la imagen o del estilo personal de gobernar es sólo una parte del análisis pero no lo es todo.
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