miércoles, 22 de enero de 2014

El reto de la complejidad


En el anterior artículo fui beneficiario de una crítica amable. Has escrito un texto incompleto, me dijeron. Amparado subrepticiamente por Umberto Eco contesté: los textos son abiertos para que los concluya el lector. Contesté a medias Desde hace más de un mes estuve esperando un paquete de libros, recién fui avisado de su llegada y los fui a recoger a la oficina postal. Uno de esos libros es la Teoría del partisano, de Carl Schmitt (Ya sé que fue un nazi, un intelectual orgánico del franquismo, pero lo más importante, es un jurista de pulido razonamiento que vale la pena visitar si realmente se está convencido de lo dañino del pensamiento único)


 
Expuesto este regodeo vamos a lo bueno. La espera valió la pena y hasta cierto punto fue compensada como para volver al tema de las autodefensas en Michoacán. Una primera aportación del ensayo mencionado, y la más importante, es de orden metodológico expositivo: “mantener las nociones y llamar a las cosas por su nombre” Es una prioridad de claridad para no confundir el camello con el elefante.

Según esta teoría (la del partisano que para mayor entendimiento llamaremos guerrillero o profesional de la subversión) las características que incorpora son las siguientes: 1) estos contingentes armados se constituyen en un ejército irregular, sin mediación hacia legalidad. Son sin uniforme. Rasgo evidente en las autodefensas; 2) no están en un punto fijo, tienen movilidad y son flexibles, no representan un blanco fijo. También es un rasgo de las autodefensas; 3) tienen compromiso o proyecto político alternativo, el cual no es el caso de las autodefensas, al menos no lo han evidenciado; 4) apego a la tierra, Schmitt los llama telúricos. Corresponde al patrón de las autodefensas. Lo señalado me indica, por las semejanzas y la diferencia que no estamos ante un fenómeno guerrillero.

Entonces, ante qué estamos. Sigamos descartando. Hasta ahora, la motivación de las autodefensas no ha sido la obtención de riqueza por medios violentos e ilegales, como es el caso del crimen organizado.

Falta incluir, de acuerdo a la teoría consultada, en el marco del desorden michoacano y de otras partes del país, el papel del tercero interesado: Estados Unidos. Por qué hasta ahora y desde el infausto gobierno federal de Felipe Calderón el armamento procedente del Norte ha mantenido el estado de guerra informal.

Contando con estos elementos, qué es lo que ha hecho emerger  a las fuerzas de autodefensa. La respuesta es desagradable: se trata de pueblos y comunidades que no han tenido la protección del derecho, del Estado. Así lo siente la población y en función de la desprotección deciden organizar un ejército irregular para defender su territorio. El autor multicitado teoriza este punto recordándonos la trama de la novela Michael Kohlhass, de Von Kleist, donde la orfandad jurídica impulsa al héroe a tomar justicia por su propia mano.


Concediendo de que no se trata de una guerrilla, ni de crimen organizado. La realidad desagradable es un Estado, evitemos la expresión fallido para no agraviar, que desde años, lustros atrás no ha estado a la altura de las exigencias de los cambios reformadores que él mismo ha venido produciendo. Sé que desagrada involucrar al conjunto del proceso reformador en la condición de agente de la desprotección, sobre todo cuando se quiere liberar de toda mácula a las reformas, como si fueran dogmas de la iglesia.

Tomemos el caso de las sucesivas reformas políticas. Se puede convenir que ahora el voto cuenta y se cuenta. Lo que no se menciona es una consecuencia no deseada, el voto surte un efecto de blindaje a favor de la clase política que la hace más proclive a la impunidad. Parapetados en el voto los políticos se sienten más impunes.

El caso de las reformas que han fortalecido los derechos de propiedad. Muy bien, pero non han promovido la democratización de la riqueza. Por el contrario, ésta se concentra cada vez más ahondando las desigualdades.

Considerando el resultado inocultable, mucho menos trivializar, se reproducen problemas estructurados durante décadas que las reformas estructurales no pueden o no se proponen resolver: la corrupción y la pobreza. Un círculo vicioso que afecta la calidad de la democracia y del mercado.

Para concluir. Desde el gobierno actual no perciben el efecto nocivo de la simplificación. Este día, los lectores de la prensa escrita apreciamos el poco interés que despertó el anuncio de que tres millones de mexicanos fueron beneficiarios de la cruzada contra el hambre. No se trata de una información menor o irrelevante. El caso es que cuando uno quiere digerir la información nos topamos con la cifra alegre de que la meta son 7 millones. No se informa, cuántos, de inicio quedaran fuera del programa. Tampoco es una información menor.

Entiendo que la publicidad enfoca un mensaje y desperdicia mucha información acogiéndose a la retórica metonímica (la parte representa el todo) Es relevante que el logro alcanzado se robustezca informando que se realizó con 0 corrupción, pero no se dice. Es inquietante que no se informe sobre cuántos ejidos, comunidades y verdaderas pequeñas propiedades contribuyeron a resarcir parcialmente el déficit alimenticio. Cacarear el efecto multiplicador del programa o el mérito habrá que endosarlo a la agricultura trasnacional.

Esos vacíos de información son los que hay que llenar, no supuestos vacíos de poder.
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