El trabajo está hecho. Hecho con
la convicción de asegurar las condiciones al flujo de las inversiones. Falta la
descripción pormenorizada de país, la imagen del México reformado a treinta
años. Hay una tremenda resistencia de los reformadores a pincelar esa imagen (Una
sugerencia, la película de ciencia ficción Elysium,
dirigida por Neil Blomkamp)
No importa si los inversionistas
son veleidosos a la hora de impulsar el crecimiento de la economía del país. El
principio rector es el flujo de las inversiones. Para ello hay que desechar
convicciones dispuestas como creencias en desuso que nos legó la modernidad:
Estado, Nación, Pueblo, Soberanía, tienen que desvanecerse según sean los
requerimientos de los inversionistas.
La pérdida de ciertas ideas
donadoras de la identidad del país afectan directamente al Ejército, pues si no
hay Estado, ni Nación, ni Pueblo, ni Soberanía ¿Cuál es su misión? Invadir a
los vecinos es impensable ¿Con qué? Sumarse a una de las partes en la
eventualidad de una tercera guerra mundial ¿Para qué? Por eso el Ejército, en
voz del secretario de la defensa, expresa su desazón y se siente abandonado por
el gobierno, le han quitado los ríeles de su condición legítima en su servicio
a la sociedad, reducido el ejército al papel de policía, a guardián de
actividades económicas estratégicas de las que se va desprendiendo el Estado,
persecutor de delincuentes y, poco falta, para utilizarlo como aporreador de la
protesta social.
Para nuestros gobernantes la tarea
está hecha. Esto no significa reducir la pobreza, disminuir la extremada desigualdad
social, extirpar la corrupción, abatir la violencia criminal. Los males se han
hecho tolerables, la sociedad civil se ha fragmentado, condicionada a soportarlo
todo, hasta la suplantación de supuestos representantes. Lo central es procurar
y garantizar el flujo de las inversiones, que los ricos se hagan más ricos, ése
es el objetivo estratégico. Los demás que se conformen con aspirar y se solacen
en el entretenimiento. Lo que diga el Presidente se ha vuelto banal, para la
mayoría, las palabras y los gestos del director técnico de la selección de
futbol son signo de lo relevante o prioritario.
La inversión puede avenirse con
la corrupción, están de muestra las empresas Oceanografía, HIGA, las empresas
que construyeron la línea 12 del metro. También lo puede hacer con la
delincuencia organizada. Hay empresas dispuestas a pagar derecho de piso pues
el tamaño del negocio lo vale, es el caso de las explotaciones mineras.
Todo ello al costo de formar dos
bloques de ciudadanía, una en condición de padecer los males y una en condición
de evitarlos. De ahí la desazón en el Ejército por no saber para quién
trabajan http://www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2015/exige-general-cienfuegos-justicia-en-caso-tlatlaya-1110642.html. No encuentran en los civiles un proyecto civilizador, por el
contrario, se da por descontado la animalización de la condición humana (la
biopolítica según expresión de cierta filosofía finisecular, el darwinismo
social de sociólogos decimonónicos) y se pone a los soldados como los
domadores.
Algo está podrido en Dinamarca.