jueves, 4 de abril de 2024

Espectros electorales


Ni hablar de distribución de intención del voto o de preferencias ideológicas, eso ha quedado rebasado por la violencia programada para infundir miedo. Los espectros referidos aquí son las candidaturas en calidad de fantasmas que pueblan la contienda electoral. Cómo hemos llegado a esto, es la cuestión. Candidatos y partidos compelidos al uso de la mercadotecnia política, al periodismo venal, a las granjas de “bots” que generan tendencias en las redes sociales, a las imágenes -del photoshop al meme- y, sin quedar fuera, las encuestas. Técnicas ajenas a la consistencia de personas reales, de carne y hueso. Mientras la audiencia desconoce lo que se dice “off the record”, los acuerdos en corto y lo que redunde en una privatización de la política, cuando debería referirnos a lo público por excelencia. Se vale vomitar.

Campañas sin espíritu, en las cuales no hay espacio para la alteridad que les haga poner los pies sobre la tierra. De tal descompostura no está exenta la burocracia electoral, la encargada de administrar y contar los votos, tanto como la encargada de enjuiciar el proceso. Son parte del desastre porque en nada han contribuido a formar una cultura cívica. Eso sí, se prestan a los enjuagues con la normatividad en la mano y a trasmano, al mejor estilo de la Secretaría de la Función Pública. Ese elefante blanco gestado por la tecnocracia.

Para completar, llegaron con anticipación los que no fueron invitados a la fiesta: el crimen organizado. El CO ha encontrado “una ventana de oportunidad” en el proceso electoral en curso. Saben que la puerta de la escena nacional les quedó abierta desde el gobierno de Miguel de la Madrid y desde la nunciatura papal encargada a Girolamo Prigione. Con el debido acompañamiento del mercado de armas afincado en los Estados Unidos, el CO acota candidatos y acogota a los ciudadanos. El CO es una realidad que en nada se parece a los fantasmas. Ni las fiscalías autónomas, ni la militarización de la seguridad pública, han rendido los resultados anhelados para mantener la paz. La razón es sencilla, el Poder Judicial es un aliado de facto del CO. Un poder constitucional autónomo con las rendijas “legales” a modo para liberar delincuentes. Las familias de los victimados y de los desaparecidos se tendrán que acostumbrar al duelo permanente.

La razón es complicada, el crimen se ha enraizado en la economía de mercado, de ahí se ha infiltrado a la sociedad. Lo que vivió el joven mazahua, reclutado por el CO (La Jornada, 2024-04-01) es muestra de la capilaridad criminal.

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