jueves, 7 de abril de 2011

Control de daños



Es un desastre para la humanidad el actual resultado de la estrategia anticrimen de Felipe Calderón, por lo que tiene el efecto de formar un rechazo social en contra de las medidas adoptadas por el gobierno federal para reducir al crimen organizado. Y eso que la cifra de cuarenta mil muertos es conservadora. Una guerra sin apoyo social es una guerra perdida. El Presidente se metió en un hoyo y anda como topo, huyendo de la luz. Cualquier montaje de comunicación que se ponga en acción termina aplastado por los acontecimientos.


La 28 Conferencia Internacional contra las Drogas celebrada esta semana en Cancún, Quintana Roo, fue un montaje más para revertir la serie de tumbos que ha tenido la comunicación oficial para convencer a la población de la acción gubernamental. Una especie de control de daños para apagar el incendio de WikiLeaks. Lo que se dijo en la escena del Caribe Mexicano, en elogio y descargo de la estrategia calderonista, se redujo a ficción que no pudo superar la realidad.


La estrella del evento fue Michele Leonhart, directora de la DEA. Ella dijo que el mayor combatiente del narcotráfico en México era Genaro García Luna. Nótese que no dijo que era el mejor ¿Qué dirá el Ejército mexicano?; Afirmó la señora Leonhart que el tráfico de drogas en Estados Unidos lo controlan los cárteles mexicanos. Entonces a qué vienen a instruir acá, a México, si no los han controlado en su propio territorio; Se manifestó preocupada por la expansión de Los Zetas ¿Y el Chapo Guzmán no es de preocupar?


El apoyo declarativo del gobierno estadounidense se reforzó con la exposición del almirante James Winnefeld ante una comisión del Senado de su país, desde donde se alabó la valentía del gobierno mexicano, eco fiel de una arenga que no hace mucho inundaba como inserción a la prensa mexicana: Sigue valiente Presidente. El citado almirante afirmó que siempre han actuado con respeto por la soberanía mexicana. Claro, si se han metido hasta la cocina es porque se los ha pedido Felipe Calderón y éste ha concedido permiso para que ayuden a mantener nuestra soberanía.

 
Todo esto se dice con toda la solemnidad y modales diplomáticos posibles. Pero como creer si en Acapulco, Guerrero, se libró un enfrentamiento hasta prender en llamas a un centro comercial. Como creer y admirar tanta maravilla si se encontró otra fosa en Tamaulipas con 59 cuerpos. Y para contradecir los halagos de barras y estrellas, de allá mismo, el mismísimo director de la FBI, Robert Mueller, responde a pregunta expresa que los niveles de violencia en México no tienen precedentes.
 
En contraste al intercambio de elogios visto en Cancún, el miércoles 6 de abril, a las cinco de la tarde, se realizó una jornada nacional en contra de la estrategia federal. En varias ciudades salieron a protestar atendiendo la convocatoria de Javier Sicilia. Si se movilizaron treinta mil personas es muchísimo si se considera que salieron a la calle a la solicitud de un ciudadano (sin el apoyo de instituciones gubernamentales, organizaciones empresariales, partidos, sindicatos) Además de que el tuiteo no dio el ancho. Cuántos Javier Sicilia se necesitan para movilizar a millones.




lunes, 4 de abril de 2011

Acuerdo inútil



Como sabemos, el 24 de marzo recién, varias empresas de comunicación plantearon un acuerdo para la cobertura informativa de la violencia. Se trata de ofrecer información sobre actos del crimen organizado sin hacer apología de la violencia, para decirlo de manera rápida. Hasta ahora, no dicen los convocantes y principales interesados, los magnates de los medios de comunicación, qué le van a pedir al gobierno pues han demostrado en otras ocasiones que no actúan desinteresadamente. A cambio de qué asumen la uniformidad informativa. Será que quieren que la autoridad los defienda incondicionalmente de los ataques que Carlos Slim ha deslizado los últimos días en la prensa escrita.

 
Es sabido que esencialmente es el mismo grupo que se opuso a la última reforma política habida en México, pues esta reforma estableció una prohibición constitucional sobre la compra – venta de propaganda política a particulares. Prohibición a la que algunos intelectuales se inconformaron interponiendo un amparo -finalmente desechado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación recientemente- por considerar que se atentaba en contra de la libertad de expresión. La verdad sea dicha, ninguno de los intelectuales ha sido censurado por efecto de la reforma mencionada, ni tampoco han dicho ellos cuánto tiempo de radio y televisión tenían previsto comprar para propaganda política si es que era el caso.

 
Son esos magnates de radio y televisión que encontraron en las campañas políticas un filón, una veta para su enriquecimiento, como hoy lo es la propaganda del gobierno federal y los de los estados, pagada con recursos públicos para hacer alabanza de respectivos gobiernos. Propaganda que no es un servicio público, ni un ejemplo de transparencia y derecho a la información, sino campaña política permanente que no se justifica ante las carencias que tiene el país. Campaña que indefectiblemente se nota en los resultados de las encuestas sobre presidenciables.

 
Son esos magnates de la radio y la televisión, tan preocupados por tener respaldo social a lo que no afecte sus intereses y que saben guardar silencio cuando les conviene. Acaso han dado la difusión merecida a la propuesta de otro grupo de intelectuales para terminar con la spotización, misma que fue presentada el 2 de marzo en la Cámara de Senadores. Eso no les interesa porque afecta sus negocios.

 
Volvamos al inicio, a lo del acuerdo relacionado a la cobertura informativa de los actos delictivos del crimen organizado. El acuerdo tan encomiado por el gobierno de Felipe Calderón ha sido tocado brutalmente por la realidad. Casi de manera inmediata el acuerdo mostró su inutilidad ante el hallazgo, la madrugada del lunes 28 de marzo, de siete cadáveres de jóvenes torturados y asfixiados en Temixco, Morelos. Muchachos hallados dentro de un auto y que pudo pasar como un acto delictivo más, como ya es común en ése estado. Pero no fue así, pues uno de los victimados era hijo de un ensayista y poeta que publica en medios nacionales, el diario La Jornada y el semanario Proceso de manera recurrente. Una persona, Javier Sicilia, con voz y audiencia suficiente como para darle el interés merecido al hecho lamentable.

 
Ante el multihomicidio el acuerdo hizo patente su inutilidad. Del gobierno, qué decir, evidenció la nulidad de su estrategia.











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