Los lamentos de Tabasco, a los que se sumó el estruendo del poblado chiapaneco Juan Grijalva, sepultado por un alud de tierra, han restado atención a la negociación parlamentaria y los trabajos que le acompañan en la aprobación del presupuesto 2008. El 15 de noviembre vence el plazo para aprobar el proyecto de presupuesto y darle forma de ley para ser publicado, mientras las fracciones parlamentarias siguen en la puja por los ajustes que consideran pertinentes. Es parte normal de su trabajo que ha sido reglamentado para evitar las dilaciones deliberativas que se extendían hasta el último día del año.
Una vez establecido el presupuesto para su curso legal, su ejercicio entra en una caja que si no es totalmente negra, si tiene opacidades que producen dudas sobre la aplicación de los recursos públicos. Sospechas que no destierran los informes presidenciales. Sospechas que no aclaran del todo mecanismos institucionales como la Auditoría Superior de la Federación, la Secretaría de la Función Pública o el mismo Instituto Federal de Acceso a la Información, guardián de la transparencia.
La oscuridad en el ejercicio, a toro pasado, son materia de escándalo como en el que hoy se encuentra la familia de Vicente Fox y las empresas que se beneficiaron durante ese sexenio del favoritismo presidencial. Hecho recurrente de anteriores administraciones, que también se replica en los gobiernos estatales. Defectos de ejercicio que tiene derivaciones catastróficas como la ocurrida en Tabasco. Por eso es ineludible poner el acento en el tema del ejercicio presupuestal para procurar, sin descanso, plenitud y pulcritud en el ejercicio presupuestal. Sobre todo cuando el Estado tiene retos en materia de alimentación, educación, salud y seguridad. Cuando la prevención y la planeación claudican en el mal ejercicio presupuestal, incluido el subejercicio.
Como dejar porción de millonario presupuesto en manos de Alberto Cárdenas Jiménez en Agricultura, en las de José Luis Luege en el rubro de los recursos hidráulicos o el presupuesto educativo a disposición de los dirigentes del SNTE. ¿Qué va hacer Felipe Calderón para demostrar un ejercicio impecable? Se requerirá algo más que publicidad o el anuncio de una comisión al respecto. Tal vez sea necesaria una revolución cultural en toda la administración pública. Por lo pronto, para efectos prácticos, bien puede empezar Calderón por ajustar el gabinete surgido con el compromiso de la clase política en su conjunto, alineando a profesionales de la administración pública que no están limitados por entrar en conflicto de interés o atender intereses partidistas.
Al finalizar el mes en curso se cumplirá un año de gracia, después del cual no tendrá lugar la justificación de la incompetencia, salvo que se acepte la rendición total ante el sistema que ayer se combatía como la causa número uno de nuestros males públicos.
Una vez establecido el presupuesto para su curso legal, su ejercicio entra en una caja que si no es totalmente negra, si tiene opacidades que producen dudas sobre la aplicación de los recursos públicos. Sospechas que no destierran los informes presidenciales. Sospechas que no aclaran del todo mecanismos institucionales como la Auditoría Superior de la Federación, la Secretaría de la Función Pública o el mismo Instituto Federal de Acceso a la Información, guardián de la transparencia.
La oscuridad en el ejercicio, a toro pasado, son materia de escándalo como en el que hoy se encuentra la familia de Vicente Fox y las empresas que se beneficiaron durante ese sexenio del favoritismo presidencial. Hecho recurrente de anteriores administraciones, que también se replica en los gobiernos estatales. Defectos de ejercicio que tiene derivaciones catastróficas como la ocurrida en Tabasco. Por eso es ineludible poner el acento en el tema del ejercicio presupuestal para procurar, sin descanso, plenitud y pulcritud en el ejercicio presupuestal. Sobre todo cuando el Estado tiene retos en materia de alimentación, educación, salud y seguridad. Cuando la prevención y la planeación claudican en el mal ejercicio presupuestal, incluido el subejercicio.
Como dejar porción de millonario presupuesto en manos de Alberto Cárdenas Jiménez en Agricultura, en las de José Luis Luege en el rubro de los recursos hidráulicos o el presupuesto educativo a disposición de los dirigentes del SNTE. ¿Qué va hacer Felipe Calderón para demostrar un ejercicio impecable? Se requerirá algo más que publicidad o el anuncio de una comisión al respecto. Tal vez sea necesaria una revolución cultural en toda la administración pública. Por lo pronto, para efectos prácticos, bien puede empezar Calderón por ajustar el gabinete surgido con el compromiso de la clase política en su conjunto, alineando a profesionales de la administración pública que no están limitados por entrar en conflicto de interés o atender intereses partidistas.
Al finalizar el mes en curso se cumplirá un año de gracia, después del cual no tendrá lugar la justificación de la incompetencia, salvo que se acepte la rendición total ante el sistema que ayer se combatía como la causa número uno de nuestros males públicos.