Este viernes toda la prensa recogió en su primera plana la declaración del presidente Calderón, hecha a la agencia de noticias Reuters, sobre las amenazas de muerte que ha recibido él y su familia. Las amenazas directas a la integridad de un presidente, monarca o dictador, no son un evento extraño. Por lo general todo alto dignatario recibe amenazas y seguramente el Presidente se limitó a responder con sinceridad y sin medir el espacio que se le daría a la declaración y su efecto connotativo: en México ni el Presidente está seguro.
La entrevista con el escueto contenido de las amenanzas desplazó el notición que se daría en la Convención Bancaria y de Valores, sobre los créditos disponibles para la pequeña y mediana empresa. La Convención pasó sin pena ni gloria, salvo por el despliegue de seguridad que se dio alrededor del encuentro de los banqueros en Acapulco. Así las cosas, la seguridad sigue instalada como la prioridad de la agenda nacional y la serie de ejecuciones que no se detiene lo reconfirma.
Pero está inseguridad tiene como caja de resonancia una sociedad dividida. División que no se le puede imputar al actual gobierno, pero si al anterior, que hizo todo lo necesario para confrontar a los mexicanos, sobre todo a partir del año 2003, después de consumir en dos años el bono democrático que dilapidó el depositario del poder que llegó con la alternancia. Por eso el debate sigue siendo tan ríspido. Tan difícil es la conciliación que el natalicio de Benito Juárez fue oportunidad para reflejar la desunión, unos fueron al panteón donde yacen los restos del Benemérito y a recordarlo en Palacio Nacional. En ceremonia aparte, conmemoraron las disminuidas huestes del lopezobradorismo en el Hemiciclo a Juárez. Guelatao, el pueblo natal, lució desierto ¿Así se va a festejar el 2010?
El país sigue dividido y no se necesita tener el espectáculo de los plantones. Se quiere avanzar en el sentido de las reformas y de inmediato se ensucia la operación. No tanto por como se dio el debate en San Lázaro, sino por los amagos de violencia que se dieron en sus inmediaciones, así como las provocadores declaraciones de Elba Esther Gordillo que dejó ver el proceso legislativo como un trámite supeditado a su habilidad negociadora, con la arrogancia irresponsable de dar a entender que la legislación se hace fuera de la Cámara. Pobres diputados, en calidad de peleles.
La iniciativa de la nueva ley del Issste ha llegado al Senado con la esperanza de ser corregida para que no denigre el acto legislativo en un vulgar reparto de botín. Por lo demás, el beneficio más visible de esta ley se reflejará en las finanzas públicas pues asegurar una pensión de dos salarios mínimos tiene poco de remunerador para la familia de un jubilado. Y el rollo de que mejorarán lo servicios de salud está por verse, esto a la luz de lo sucedido en las reformas que ha tenido la otra agencia de seguridad social: el IMSS.
El país sigue dividido y el proceso para ampliar las posibilidades de despenalización del aborto en la ciudad de México pone en alerta a los bandos. Es un tema que compete a una nada agradable decisión que le corresponde a la mujer. Y la mayoría de las fracciones parlamentarias de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal se ha hecho eco al respecto, de ampliar los márgenes de la despenalización para las mujeres que, sin alegría, han decidido interrumpir su embarazo. Nadie aborta por gusto, ni existe organización alguna que promueva el aborto. Pero esta iniciativa de los asambleístas da lugar a los amagos desde la derecha clerical.
Un debate este de la despenalización del aborto, que le ha dado al presidente Calderón la oportunidad de exhibir dotes de estadista. Oportunidad desperdiciada al tomar partido con sus declaraciones en oposición al proyecto de la mayoría de la Asamblea. Bien pudo aprovechar la efeméride del 21 de marzo para recordar enfática y reiteradamente la figura de Benito Juárez como campeón de la secularización que tuvo a bien separar el poder civil del religioso. Pero su jerarquía de valores, su ideología, no se lo permitió.
La entrevista con el escueto contenido de las amenanzas desplazó el notición que se daría en la Convención Bancaria y de Valores, sobre los créditos disponibles para la pequeña y mediana empresa. La Convención pasó sin pena ni gloria, salvo por el despliegue de seguridad que se dio alrededor del encuentro de los banqueros en Acapulco. Así las cosas, la seguridad sigue instalada como la prioridad de la agenda nacional y la serie de ejecuciones que no se detiene lo reconfirma.
Pero está inseguridad tiene como caja de resonancia una sociedad dividida. División que no se le puede imputar al actual gobierno, pero si al anterior, que hizo todo lo necesario para confrontar a los mexicanos, sobre todo a partir del año 2003, después de consumir en dos años el bono democrático que dilapidó el depositario del poder que llegó con la alternancia. Por eso el debate sigue siendo tan ríspido. Tan difícil es la conciliación que el natalicio de Benito Juárez fue oportunidad para reflejar la desunión, unos fueron al panteón donde yacen los restos del Benemérito y a recordarlo en Palacio Nacional. En ceremonia aparte, conmemoraron las disminuidas huestes del lopezobradorismo en el Hemiciclo a Juárez. Guelatao, el pueblo natal, lució desierto ¿Así se va a festejar el 2010?
El país sigue dividido y no se necesita tener el espectáculo de los plantones. Se quiere avanzar en el sentido de las reformas y de inmediato se ensucia la operación. No tanto por como se dio el debate en San Lázaro, sino por los amagos de violencia que se dieron en sus inmediaciones, así como las provocadores declaraciones de Elba Esther Gordillo que dejó ver el proceso legislativo como un trámite supeditado a su habilidad negociadora, con la arrogancia irresponsable de dar a entender que la legislación se hace fuera de la Cámara. Pobres diputados, en calidad de peleles.
La iniciativa de la nueva ley del Issste ha llegado al Senado con la esperanza de ser corregida para que no denigre el acto legislativo en un vulgar reparto de botín. Por lo demás, el beneficio más visible de esta ley se reflejará en las finanzas públicas pues asegurar una pensión de dos salarios mínimos tiene poco de remunerador para la familia de un jubilado. Y el rollo de que mejorarán lo servicios de salud está por verse, esto a la luz de lo sucedido en las reformas que ha tenido la otra agencia de seguridad social: el IMSS.
El país sigue dividido y el proceso para ampliar las posibilidades de despenalización del aborto en la ciudad de México pone en alerta a los bandos. Es un tema que compete a una nada agradable decisión que le corresponde a la mujer. Y la mayoría de las fracciones parlamentarias de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal se ha hecho eco al respecto, de ampliar los márgenes de la despenalización para las mujeres que, sin alegría, han decidido interrumpir su embarazo. Nadie aborta por gusto, ni existe organización alguna que promueva el aborto. Pero esta iniciativa de los asambleístas da lugar a los amagos desde la derecha clerical.
Un debate este de la despenalización del aborto, que le ha dado al presidente Calderón la oportunidad de exhibir dotes de estadista. Oportunidad desperdiciada al tomar partido con sus declaraciones en oposición al proyecto de la mayoría de la Asamblea. Bien pudo aprovechar la efeméride del 21 de marzo para recordar enfática y reiteradamente la figura de Benito Juárez como campeón de la secularización que tuvo a bien separar el poder civil del religioso. Pero su jerarquía de valores, su ideología, no se lo permitió.