“Era mucho lo que se jugaba, y había un abanico de factores potencialmente conflictivos…Los precedentes podían tenerse en cuenta o echarse al olvido, y si unas veces las normas se defendían, otras se inventaban, se adaptaban o se descartaban, mientras que el sectarismo político aparecía disfrazado en forma de fidelidad a los principios.”
Mary Beard
Qué fue de la Convención Nacional
Morenista, para efectos de litigios formales, Movimiento Convencionista de
México, A. C. Una cuña de la sociedad civil organizada integrada por militantes
morenistas para incidir sobre la organización política Partido Morena. Una
estructura paralela para acceder a puestos en el aparato partidista e influir
en las designaciones a puestos de elección popular de ese partido. Para decirlo
coloquialmente, es una corriente dentro del partido. Su propósito, garantizar
la pureza del partido y de la cuarta transformación. En otros términos, se
impone la ansiedad estalinista por tomar el control del partido, aunque no se
atrevan a decirlo así.
Esta corriente se crea, al
parecer, después de los resultados electorales de las elecciones intermedias
del 2021. Es el 9 de diciembre de ese año que hacen su pronunciamiento como
corriente, preocupados por las decisiones elitistas y a espaldas de las bases. El
partido, decían, estaba perdiendo su institucionalidad fundacional. Se
entregaban candidaturas a oportunistas, a familiares, sin considerar el arraigo
o la trayectoria dentro del partido. Planteado esto sin personalizar, mucho
menos dividir, decían. Con falso pudor, condenaban el desapego a los documentos
básicos, por eso su demanda de aplicarlos a rajatabla. Además de exigir claridad en las normas que
definen las candidaturas. Urgían a la renovación de la Comisión Nacional de
Elecciones. En otras palabras, la pretensión de los convencionistas que se
asoma era postularse como los conductores del partido debido a su condición
impoluta nunca fundamentada. Vulgarmente entendido como “quítate tu para
ponerme yo.”
Para el 5 de febrero de 2022, los
convencionistas llegan a acuerdos, más bien plantean exigencias en aras de
honrar los documentos básico. Entre ellas, una que, a la luz de los
acontecimientos recientes, demuestra la palabrería hueca de los convencionistas.
Demandaron “la renovación inmediata de la totalidad de los integrantes de la
Comisión Nacional de Honestidad y Justicia. No se vale ser candil de la calle y
oscuridad en la casa.” Esa comisión renovada lleva dos meses sin resolver la
solicitud de Marcelo Ebrard de limpiar el proceso del cual salió la nueva coordinación
de la 4T. A esos convencionistas les viene como traje a la medida el dicho,
dime de lo que presumes y te diré de lo que adoleces. Entre esos acuerdos hay
una joya digna de ponerse en una vitrina: “Se emite un exhorto a todxs, los
gobernadores emanadxs del Partido Morena para que no se inmiscuyan en la vida
interna del partido.” En los últimos meses ese exhorto ha quedado como un
monumento a la hipocresía.
Para el 22 de agosto de ese año divulgan
nuevos acuerdos superando su incongruencia. “Repudio absoluto a las prácticas
de compra y coacción del voto, acarreo, condicionamiento de los programas
sociales, amiguismo, nepotismo y fraude electoral…” De verás, no fueron capaces
de tener un proceso aseado de la encuesta, pese a tener conciencia de esa
debilidad del partido. Conciencia que no se traduce en consecuencias morales es
falsedad. Otro de los acuerdos exigía la renuncia de Mario Delgado y Citlali Hernández,
presidente y secretaria general del partido respectivamente. Han pasado meses y
como el dinosaurio, siguen ahí. Metidos en el delirio demagógico, se autoproclamaron
ente fiscalizador de Morena.
Por eso, pese a sus ínfulas
purificadoras, los convencionistas han sido incapaces de contener la invasión
de conservadores al partido dada de la mano de Claudia Sheinbaum con su
política de puertas abiertas. Tampoco han tenido la vergüenza para pronunciarse
como colectivo ciudadano contra la matanza ejecutada por el Estado de Israel en
contra de la población palestina.
