viernes, 1 de noviembre de 2019

Se evitó la guerra


Son tiempos inéditos de la comunicación gubernamental. La distancia entre la fuente presidencial y los medios es más directa, se han desazolvado los canales hechos de favores, de discrecionalidad, de presupuestos excedidos sin justificación y de un desperdicio para fines políticos, los del grupo político del sexenio pasado, por ejemplo. Ahora dicen los desplazados de la gracia del poder que el actual gobierno tiene deficiente comunicación. Vaya pues, si le ayudaron mucho a Peña Nieto y su candidato Meade con el subsidio canalizado a medios, publicaciones, columnistas. Ahora estamos ante una comunicación gubernamental diferente con un principio sencillo: que lo público sea cada vez más público.

El miércoles 30 de octubre se hizo la exposición de la relación de hechos de lo sucedido el 17 del mismo mes en Culiacán, Sinaloa. La abortada operación de detención de un hijo de Joaquín Guzmán Loera, la violenta reacción de células del cártel de Sinaloa y el enfriamiento de las hostilidades. Algo no visto al decir de muchos y que los medios no registraron con rotundidad en sus ocho columnas del día siguiente: SE EVITÓ LA GUERRA.

Conforme se desglosaba la información y uno iba contrastando con la información del jueves negro proporcionada el día de los hechos, se podía apreciar la línea invisible de separación entre el inicio de una escalada bélica y su contención. Se evitó un derramamiento de sangre mayúsculo en la capital de Sinaloa y prevaleció la frágil paz. Parecía que la comunicación había colmado el interés noticioso.

Para el día siguiente, jueves 31, de mañana abrió la sesión de preguntas y respuestas. Remitirse a lo ya expuesto sin saciar el apetito de algunos periodistas. Exigían más detalles ante un grave asunto de seguridad. Lo que querían era la “nota” para la estigmatización de x participante directo del operativo, cualquiera, querían ponerle nombre y apellido al causante del “error táctico”. Obtuvieron un sucedáneo y en ese momento se dramatizó la mañanera. Lo que terminó por molestar a los periodistas presentes y a los que participan en las redes fue la frase “Le muerden la mano a quien les quitó el bozal”, atribuida a Gustavo A. Madero y recordada en la conferencia por el presidente López Obrador. Presurosos, los periodistas se amarraron el sambenito al cuello y se autoflagelaron. No se preguntaron quién era el personaje aludido, de qué época y, sobre todo, a qué sucesos quedó asociado.


(Hay un libro publicado en 1914 -ya digitalizado por la Secretaría de Cultura y que también se puede conseguir físicamente en la Librería El Sótano. Una compilación de documentos, relatos, testimonios que giran alrededor del Golpe de Estado de Victoriano Huerta en febrero de 1913 y los meses posteriores de su corta dictadura. De cómo vino Huerta y cómo se fue … El antes, el día y el después del derrocamiento del presidente Francisco I. Madero)

También se dio, como resultado de la dramatización escenificada en la mañanera, una indignación por la revelación de un nombre que con tanta avidez se solicitaba. ¡Qué bárbaros! ¡Cómo hicieron público tal nombre! Lo ponen en riesgo a él y su familia. Era el contrataque al sambenito que les escoriaba y al cual se aferraban. La manera de voltear la tortilla.

Tanto revuelo amerita a plantear puntos para garantizar la información pública sin degradarla en amarillismo y linchamiento. Es verdad que durante este sexenio en curso en algunos medios se han dado vuelo por divulgar “noticias” sin verificar. Es verdad que esos medios se han ahorrado las disculpas por esos “equívocos”, sobre todo a sus audiencias. Es verdad que la autocontención no ha prevalecido en los medios asociados a grupos o intereses que no congenian con la 4T.
No olvidemos los momentos difíciles del gobierno democrático de Francisco I. Madero y por los que pasaron los movimientos sociales constructores de la democracia en México.

lunes, 28 de octubre de 2019

PAN golpistas


El martes 22 de octubre, la conferencia prensa del presidente López Obrador abrió espacio a la responsable del SAT (Margarita Ríos Farjat) para aclarar una supuesta condonación de impuestos a narcotraficantes, divulgada el día anterior por un diario de la capital. Durante el desarrollo de la presentación ante medios se lograba escuchar detonaciones que ocurrían al exterior del Palacio Nacional. Extraño el ruido, no tenía efecto visible entre los congregados en el Salón Tesorería.

Con la velocidad que imprimen las redes a la información quedé enterado del origen del estruendo. En paralelo a la conferencia se daba una protesta de alcaldes y legisladores del PAN, que por la fuerza querían ser recibidos por el presidente para exigirle más presupuesto federal. Estas autoridades saben que en la Secretaría de Gobernación tienen una ventanilla para ser atendidos por el Ejecutivo. En materia de recursos presupuestales la ventanilla está en la Cámara de Diputados. Fueron a provocar y después se victimizaron porque a través de las rendijas de la puerta Mariana se les dispensó una rociada de aerosol disuasivo.


Lo que bien puede quedar en una simple nota de color/amarillo, revela lo que desde hace tiempo es del dominio público, la máscara de “decentes místicos del voto” la tienen extraviada. Les urge encontrarla no para usarla, sino para incinerarla y que nadie se acuerde de ella. A los panistas el rostro de corruptos y procaces se les hizo distintivo. Su protesta no es fortuita, ni ideológica. Sobre todo, desde el sexenio de Vicente Fox tomaron la mala maña de extraer recursos públicos, no incluidos originalmente en el presupuesto, para su beneficio. Las negociaciones en el Legislativo y ante el titular de Hacienda como soporte del “moche”. Coloquialismo que trivializa la degradación del pluralismo político, lo grave es el sobreprecio de los políticos que se paga a través de la corrupción aprovechando el impulso de las estructuras de la democracia política.

Es sabido que el pluralismo de partidos por décadas fue limitado. A partir de la gran participación ciudadana que se dio en las elecciones federales de 1988 quedó clara la revitalización del pluralismo. Pasar de la posibilidad inscrita en la ley a la posibilidad real de un mejor juego de partidos. Un primer ensayo que no dejaba de ser limitado fue el bipartidismo inaugurado en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. La alianza con el PAN que se plasmó en agenda y se materializó en el acceso a recursos. Como nunca, líderes y representantes del PAN comenzaron a cosechar en mayor cantidad cargos públicos, al tiempo que crecían sus bienes materiales.

En 1997, el pluralismo afincado en la codicia de los partidos participantes se complicó cuando el ascenso de la izquierda dio pie al gobierno dividido. Esto es, el Ejecutivo ya no contó con la mayoría suficiente en el Congreso para facilitar sus proyectos de ley. De ahí que se redoblará la alianza entre el PRI y el PAN, decisiva para el resultado de la alternancia en el Ejecutivo en el año 2000. Con Vicente Fox se institucionalizaron los recursos opacos hacia legisladores, presidentes municipales y gobernadores, formalizados con la autorización de Hacienda.

Este sistema de extracción de recursos públicos se perfeccionó en diciembre de 2012 al signarse el Pacto por México. El PRD fue invitado a participar de la piñata. El sistema de partidos en el que se entenderían las tres fuerzas políticas nacionales más votadas normalizó la corrupción dentro de la “salud” democrática. Se hicieron las reformas que México necesitaba, decían. Todo estaba resuelto con la alianza entre el PRI, el PAN y el PRD, se calculó.

Para completar este consenso, que impedía apreciar la magnitud del disenso social, no se regatearon recursos en la articulación de un concierto de publicistas. Empresas periodísticas, empresarios culturales, despachos de especialistas. Todos entonando las notas del México modernizado. Pues este orden de arreglos cupulares era definitivo, se creía. Es el orden que fue sacudido y echado prácticamente del poder el primero de julio del 2018. Se emitió una mayoría de votos no solo para elegir presidente, también se le otorgó amplio respaldo en la conformación del Legislativo, lo que a su vez incidió hacia el Poder Judicial para formar una armonía de poderes constitucionales distinta a la que imperó bajo la alianza de tres partidos señalada.

Considerada esta diacronía se visualiza la protesta de los alcaldes y legisladores panistas a las puertas del Palacio Nacional, nos trae la nota de su desplante golpista: “Salgan que los vamos a matar a balazos”.

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