El obligado interregno mexicano.
El lapso que corre de la elección presidencial y la efectiva transmisión del poder
sucede en la simultaneidad de dos desfiles que van en sentido contrario por la
misma avenida. Se encontraron frente a frente el lunes 20 de agosto en el Palacio
Nacional. El desfile de fantasmas de los que se van y el desfile de ilusionada
sonrisa de los que llegan.
A falta de hechos, vuelo se ha
dado la opinión sobre los fichajes que ha acordado López Obrador para integrar
su equipo gobernante. El perfil político en primer lugar, generacional también,
de luchadores sociales y sensible adelgazamiento de los técnicos. Escudriñar su
pasado, sus méritos académicos y cuestionar ¿Dónde están los expertos? El tufo
que deja la era tecnocrática en la prestidigitación de deshumanizados datos
duros.
El “saber técnico” dónde está. Se
fundió en la secretaría de comunicaciones y transportes a cargo de Gerardo Ruiz
Esparza. Ya con anterioridad, varios lustros atrás, el saber técnico de los
economistas hizo todo lo posible por desmantelar el sector energético responsabilidad
del Estado. A estos chamanes de la posmodernidad el país se les hizo
charamusca. Sacerdotes sin genio que no crearon mitos, pero que surtieron
falacias de autoridad acerca de una prosperidad engañosa.
Para tomar en cuenta por si se
tiene la preocupación. La administración pública federal ha resistido muchos
presidentes con sus respectivos equipos. La duda persiste, tanto que se ha
hecho atávica, sobre una cuestión que ni técnicos, ni políticos, han podido
someter: el autoritarismo.
Formas perniciosas como el patrimonialismo, la discrecionalidad,
el nepotismo y otras expresiones del abuso de autoridad en el que incurren los
funcionarios y lastran los resultados esperados de cada administración. Funcionarios
que, aunque obligados a cumplir la ley pues no tienen opción la desvían en
favor de sus intereses personales. Al respecto todo ha sido de palabra, la
prueba del ácido comenzará el primero de diciembre.
En este cambio de guardia y
durante el sexenio por venir, los expertos que han disfrutado de la Jauja
neoliberal no se cansarán de buscarle debilidades al nuevo gobierno, serán
portadores involuntarios del mensaje apocalíptico. Olga Sánchez Cordero asegura
que tendremos estadista con capacidad de superar contradicciones, al tejedor de
la cobija nacional. De no ser así sería mucho desperdicio haber conseguido una
victoria aplastante en las urnas.
A la salud de la República.