viernes, 28 de septiembre de 2012

De preferente a preferente


 

De las iniciativas de ley con carácter de preferente que envió al Congreso el presidente Calderón el primero de septiembre recién, sin duda, la reforma a la Ley Federal del Trabajo acapara la atención de los medios y no sin razón, pues confronta a los factores de la producción. Es una reforma en la que el interés general es difícil de configurar.

Mientras, con menor éxito en la difusión mediática, se encuentra la iniciativa preferente de reforma a la Ley General de Contabilidad Gubernamental. Una reforma que capta mejor el interés general, no obstante camina su proceso deliberativo en un bajo perfil. El tema en sí, íntimamente ligado a la transparencia, se le confina al laberinto de los especialistas. Una legislación que desde su origen ha contado con escasísima visibilidad.

Partiendo de un acuerdo de la Convención Nacional hacendaria del 2004, si mal no recuerdo, ya para la actual administración la iniciativa de Felipe Calderón dio forma a la LGCG, la cual se aprobó y público en el año 2008 y desde el 2009 está en vigor. Ahora tiene preferencia su reforma y parece ser que se concretará como el primer caso de éxito de la aprobación de una iniciativa preferente.

Tal vez el poco atractivo de esta reforma se debe al hecho de que la ley en cuestión desde su origen ha quedado al margen del foco ciudadano, incluso entre el grueso de los servidores públicos, los pocos enterados  la observan como una instrucción más de la secretaría de Hacienda y no ha sido tomada en cuenta en sus consecuencias en términos no sólo de transparencia, también para los ejercicios de la planeación y la evaluación que hace el mismo gobierno, así como para quienes se dedican a la investigación en administración pública. Pese al potencial, hasta ahora su aprovechamiento no es significativo. Por eso, de avanzar la reforma es de exigir la más amplia publicitación a todo lo concerniente con ella. Sería una gran aportación a la  confianza en las instituciones por parte de la ciudadanía.

Parte de la culpa en la escaza visibilidad sobre la contabilidad gubernamental la tiene la propia secretaría de Hacienda, de manera específica el ente denominado Consejo Nacional de Armonización Contable (CONAC) que parece trabajar en el subsuelo, sin presencia destacable en los medios masivos, reducido a una liga en internet. Bien haría el Consejo mencionado dar pormenores sobre su existencia, que difundiera sobre los avances en la construcción del Sistema de Contabilidad Gubernamental y una evaluación de los beneficios que nos provee a todos dicho sistema.

De concretarse la reforma con nuevos alcances a la legislación vigente, sería una pena que se mantuviera en el mismo bajo perfil. De hacerse evidente su utilidad incidiría inmediatamente en el Instituto Federal de Acceso a la Información, para bien. Lo que no se puede asegurar es si la reforma comentada servirá de algo para inhibir la práctica corrupta del 10%. Sería interesante que los legisladores informaran al respecto.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El Golem de la reforma laboral


 

A como se ha venido construyendo la reforma laboral, sus creadores van a terminar horrorizados del producto. Un tema tan sensible como inconsulto en relación al principal afectado: el trabajador. No hay consulta, ni estudio –nacional y comparado- que le dé vigor a la propuesta y que forme una sólida justificación y exposición de motivos. De entrada, como iniciativa preferente no toca el artículo 123 constitucional y no se funda en una reglamentación previa. Es un capricho de los empresarios socialmente irresponsables.

Tenemos la costumbre de vender los actos reformadores con una envoltura fantástica de cornucopia. Y así nos ha ido. Dotamos a la legislación de poderes que la realidad luego no concede o son neutralizados por una decisión burocrática, autoritaria, como le ocurre a la actual Ley Federal del Trabajo.

Dos son los temas torales de la propuesta, uno se refiere a la vida sindical, el otro se refiere a los esquemas de contratación.

Por lo que se refiere a los sindicatos, la reforma sería capaz de armonizar, autonomía, democracia y transparencia, lo que significaría acabar con los sindicatos del corporativismo priísta y sus disidentes, con los sindicatos blancos y rojos. Como va la discusión eso no va ocurrir.

En relación al esquema de contratación, como diría el clásico Carstens, se facilitará la contratación y el despido, con ello se estimulará la inversión y el crecimiento económico. El obstáculo está representado por los derechos adquiridos de los trabajadores y sobre ellos hay que cargar el peso de la reforma. La mitología de los emprendedores e innovadores empresarios cae por su propio peso. El crecimiento económico no está directamente y únicamente soportado por el esquema de contratación. Por lo tanto la reforma no lo garantiza automáticamente.

Si se quiere crecimiento se requiere de inversión ¿cómo obtenerla? Se podría decretar la derogación de la Ley del Instituto para la Protección del Ahorro Bancario y disponer de esos recursos para la inversión en infraestructura, en ciencia y tecnología, por ejemplo. También, si lo desean, los mismos empresarios mexicanos podrían reducir sus cuentas bancarias en el exterior, reducir la fuga de capitales, e invertir ese capital aquí mismo. Es claro que los impulsores de la reforma no quieren eso.

Que no se le dé más vueltas, el producto es previsible. Si se concluye la reforma laboral está significará una pérdida de derechos para los trabajadores y un apuntalamiento del statu quo sindical.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Antes del autoexilio


 

Seguramente Felipe Calderón abandone el país después de entregar la banda presidencial a Enrique Peña Nieto el próximo primero de diciembre. Su constante confrontación, la de un político que divide y no se guía por sacar consensos, lo tiene en pleito con sus propios correligionarios, no sólo el crimen organizado, también diversos sectores de la sociedad. Pocos lo quieren y Calderón se va cargando el mismo desprecio con el que llegó a la presidencia de la república.

Fiel a su estilo de golpeador institucional, Calderón ha dejado en el Congreso a su sucesor un explosivo que tiene la forma de iniciativa preferente sobre la reforma laboral. No es una iniciativa para mejorar la situación de los trabajadores, pero sí para facilitar y profundizar la explotación y control de los patrones sobre sus empleados. Se trata de conculcar derechos de los trabajadores, específicamente el relacionado a la estabilidad laboral, el derecho de huelga y el de los salarios caídos que se acumulan durante un juicio laboral.

Se señala a la Confederación Patronal de la República Mexicana como la autora intelectual del proyecto de reforma laboral. Al tiempo se suelta la especie de que el proyecto trata de calar a Peña Nieto y de medir hasta dónde llega su subordinación respecto a los empresarios.

Mal se encuentra el futuro presidente si no atisba las consecuencias de la maldad que le ha sembrado el presidente saliente: Ser un presidente a salto de mata o de ambientes tan controlados que terminen por aislarlo de los gobernados.

Lo que no se puede perder de vista de la reforma laboral es que se trata de una iniciativa de Calderón y sólo a él compromete. No es un asunto en el que la mayoría de la sociedad lo considere una prioridad. En cambio, paralelamente, Peña Nieto, a través de la fracción priísta en el Senado, ha propuesto una reforma anticorrupción. Una reforma que sí tiene respaldo social porque de aprobarse y hacerse efectiva su instrumentación sería un gran cambio cultural para el país en su conjunto, beneficiando a todos y no a una minoría.

Qué es lo que está pasando. En mi apreciación, los reflectores se han puesto sobre la reforma que produce encono social, pasando a un segundo plano la reforma que responde a una demanda unánime: acabar con la corrupción. Porque si algo se requiere es que la corrupción ya no sea el distintivo que parece patente nacional. No menos imperiosa es la demanda de recuperar la seguridad que se ha perdido con el gobierno saliente. En cambio, la reforma laboral ofrece más dudas que certezas. Certezas que se esmeran sólo por complacer a los patrones.

Enrique Peña Nieto regresa de su gira por Latinoamérica, Felipe Calderón ensaya su huída con una gira a los Estados Unidos. Es la ocasión para que el presidente electo haga ver las prioridades, sus prioridades, difundiendo su propuesta anticorrupción y fortaleciendo los consensos que tiene de inicio. Desactivar la bomba, a través de los legisladores del PRI y de la izquierda, que la ha dejado Calderón con la reforma laboral.

Ya veremos.
Powered By Blogger