viernes, 30 de marzo de 2007

Elixir de victoria

La aprobación legislativa del nuevo estatuto jurídico del Issste ha sido como una bocanada de aire fresco para el presidente Calderón. Después de la reaparición masiva del movimiento que dirige López Obrador el domingo pasado, de su derrota frente al debate sobre la despenalización del aborto en el Distrito Federal y tras la rechifla a cargo de becarios de la Fundación Telmex en el Auditorio Nacional la mañana del martes 27. El miércoles siguiente, y asistido puntualmente por los legisladores del PRI, el gobierno federal se resarció y cantó victoria por la noche en red nacional de radio y televisión. Felipe Calderón proclamó una triple victoria: de la economía, la política y la democracia. Se dice que es el inicio del serial de reformas atoradas.

El gobierno se ha quitado una carga fiscal modificando, hacia futuro, el derecho de los pensionados y jubilados del Issste. La conclusión legislativa le quita al gobierno una presión financiera, al tiempo que dispondrá de recursos para financiar parte de sus programas y proyectos.

Pero ese uno de los temas de la complicada agenda económica del país. Ya durante la convención de los banqueros y bolseros, el gobernador del Banco de México hizo un exhorto a los dueños de los bancos para que le bajen en el cobro de comisiones que hace a los usuarios. La respuesta fue pintarle un violín. Ahora, Guillermo Ortiz hizo el señalamiento, la exigencia de que se hagan cuentas claras en manejo de excedentes petroleros, pues sólo se sabe que se utilizaron para gasto corriente.

Siguiendo el tema de la economía y con información de Hacienda transcrita por La Jornada, se tiene que “México continúa presentando un indicador elevado de desigualdad -en el que el 10 por ciento de la población más pobre del país percibe 1.1 por ciento del ingreso total; mientras en el lado opuesto, el 10 por ciento de los habitantes más acaudalados concentra 39.6 por ciento de los recursos”.

Por su parte, el subsecretario de Hacienda Martín Werner acepta “que existen presiones en las finanzas públicas derivado de un mayor gasto del Seguro Popular, amortizaciones de los proyectos Pidiregas y los nuevos programas educativos impulsados por Felipe Calderón”. (Excelsior).

Lo declarantes no paran en cuanto anuncios sobre la desigualdad económica, la Auditoría Fiscal de la Federación encontró que “las devoluciones de impuestos en el periodo 2001-2005, por 604 mil 366 millones de pesos, superaron en 216 por ciento el incremento en la inversión privada que fue de 279 mil 832 millones” (Reforma)

Esta información oficial puede aportar claridad para entender porqué la gente sale a la calle a manifestarse. No es López Obrador quien los moviliza, es la presión social que genera el estado actual de la economía.

Termina el mes de marzo con una sana recomendación: con la bebida moderación, pues no se sabe en que momento ese sabor a elixir lo cambian por una desagradable pócima. Así son algunos cantineros.

martes, 27 de marzo de 2007

Segunda derrota

Independientemente de la conclusión legislativa a que lleguen los diputados del Distrito Federal en el seno de su Asamblea. El debate sobre la despenalización del aborto es una derrota para el presidente Calderón, que se suma a la primera de su gestión, el inmisericorde aumento al precio de la tortilla. No será la última, ni le escamotea triunfos, la actividad política arrastra una colección caprichosa de triunfos y derrotas. Eso lo sabe él por experiencia.

Se señala la derrota porque pone sobre la mesa dos imposturas desde las cuales se ha propuesto navegar: uno es el rebase por la izquierda a los opositores de izquierda que le regatean legitimidad. En el debate sobre el aborto Felipe Calderón no quiso negar la cruz de su parroquia, él está a la derecha; la otra impostura, una va con la otra, es el planteamiento desideologizar su administración. El asunto no es negar, ocultar, la propia ideología como garantía de un gobierno imparcial, justo, legitimado, sino reconocerse en la propia ideología para desde ahí realizar un debate abierto, no enmascarado, que llegue a acuerdos verdaderos.

Este debate sobre un tema de salud pública ha sido ampliamente ganado por el PRD de la ciudad de México. Es un triunfo local de los perredistas, de aventurada capitalización nacional, que no es suficiente para compensar la complicada agenda que no han resuelto sus anteriores gobiernos de la Ciudad en materia de seguridad, transporte público, agua y medio ambiente.

Esta victoria del PRD bien puede apreciarse como una bolsa de cacahuates frente a los lingotes de oro representados por la Nueva Ley del Issste. Esta sí, una victoria del presidente Calderón que ¿sin avasallar? le ha valido a los diputados federales el calificativo de patriotas.

Para los ciudadanos de a pie, que no se detienen a comprender el par de imposturas del Titular del Ejecutivo, perciben un gobernante distante, aislado, que no los conmueve para salir a la calle a defender lo que él entiende como derecho a la vida. Claro que no se trata de dirimir en las calles el destino del país, ni de quien saca más gente a manifestarse. Pero el hecho es que el domingo pasado, la rebelde ciudad México vio colmada su plaza principal para vitorear a su presidente legítimo, de huestes no tan disminuidas. Como la izquierda que convoca Andrés Manuel López Obrador, la multitud reunida para efectos de la segunda asamblea de la Convención Nacional Democrática, es todavía un estado de ánimo al que le falta la pedagogía para evolucionar en el proyecto de nación que desean. La vulgaridad y el atrabancamiento le garantiza la inmovilidad del pantano. Sería una lástima, máxime cuando esa pedagogía está disponible en la admirable enciclopedia de la esperanza que pacientemente elaboró Ernst Bloch.

En todo esto ¿Dónde ha estado el PRI? Apoyando a fondo la ley del Issste, de bajo perfil en el debate del aborto. En un caso se debatían reparto de recursos asociados a derechos, en el otro, sólo el derecho de la mujer a decidir la interrupción del embarazo.
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