jueves, 19 de enero de 2017

Lo que nos trajo el "gasolinazo"


"Qué sería de la nación si los más considerados se unieran a los que adulan a los pobres y les enseñaran que los frutos de la tierra deben repartirse por igual entre todos…"
José María Eça de Queirós

Antes de que asuma Donald Trump la presidencia de los Estados Unidos, en México las consecuencias políticas del aumento de precios a las gasolinas han estrechado los márgenes de entendimiento o acuerdo. En el torbellino de la mediatización los procesos de información inconclusa nos dejan en ascuas. Todavía seguimos esperando de parte de la autoridad el informe sobre los saqueos ocurridos la primera semana de este mes de enero en varios establecimientos comerciales: quiénes, dónde, cuantía del daño y sus orquestadores reales. Y no nos vengan a decir ¡Fueron las redes sociales!

Peor aún, se esparce información -filtrada- y después pasa por el desagüe de columnas políticas que le restan calidad informativa a la especie. Es el caso de la conversación telefónica entre Alfredo Del Mazo González y David López Gutiérrez, prominentes políticos del grupo en el poder, que recogió de las redes el portal de Reforma.com*. En dicha conversación expresan su desconcierto ante las decisiones de su jefe: el presidente de México. Igual, la información queda inconclusa. Los susodichos no dan muestras de abordar públicamente el tema.

Volvamos al asunto de inicio, a enlistar las consecuencias políticas que ha traído el “gasolinazo”:

1) Una extendida protesta social que no quedó opacada por la provocación de los saqueos. Hasta el momento, la protesta no encontró la organización y el liderazgo que la oriente, con el riesgo de quedar como manifestación de rabia encapsulada en su propia localidad o región.

2) El hecho es que la oposición partidista que acompañó en sus primeros años a la actual administración ha tomado la decisión de deslindarse del gobierno, eludir la corresponsabilidad y ponerse la máscara de aguerrida oposición. Al tiempo, en el PRI surgieron voces que pidieron la remoción de su dirigente, Enrique Ochoa Reza.

3) Mientras tanto, Peña Nieto recurrió a sus reflejos corporativos antes que acercarse a la ciudadanía. Su talante pragmático por sobre su liberalismo fingido. El Presidente se atrincheró en las organizaciones de trabajadores, campesinos y empresarios que siempre han sido afectos al gobierno en turno. Se apapacha con las declaraciones de lealtad de las fuerzas armadas y hasta recibió ayuda de la iglesia católica a través de Norberto Rivera. Puro factor real de poder.

Ésa es la coyuntura que nos trajo el “gasolinazo”.
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*http://www.reforma.com/libre/players/mmplayer.aspx?idm=66289&te=100&ap=1
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