viernes, 25 de abril de 2008

Sin perdón

Resulta desafortunado para los opositores a la iniciativa de reforma de PEMEX, presentada por el presidente Calderón este mes de abril, la crisis directiva que padece una de sus fuerzas integrantes: el Partido de la Revolución Democrática. Se han concluido los plazos y Leonel Cota Montaño no fue sustituido por un dirigente electo, fueron tantas las chapuzas que les resultó imposible alcanzar resultados contundentes respecto a un ganador. Ni Alejandro Encinas, ni Jesús Ortega, en calidad de tristes contendientes, pudieron demostrar y convencer sobre la legitimidad de su victoria. En consecuencia, ambos quedaron autoderrotados.

El PRD tiene ahora una presidencia bicéfala: Graco Ramírez (Senador) y Raymundo Cárdenas (Diputado), lo que sirve para guardar las formas ante el colosal monumento de irregularidades. Nada se va a resolver hasta que Encinas y Ortega desistan públicamente de su empeño por dirigir al PRD. Es sólo parte de la solución para salir de la coyuntura. La solución de fondo es la revisión de las normas internas del PRD y de sus mecanismos de consenso. La fragilidad de la organización, ante incursiones personalistas, no es problema exclusivo del PRD, su complicación reside en la lentitud con la que se han desempeñado en este conflicto ¨poselectoral¨ de su elección interna.

La situación del sol azteca se complicó más al correr en paralelo con el paquete que propone modificar los mecanismos de gestión y operación de PEMEX. La situación interna del PRD ha servido para desacreditar su estrategia opositora a las reformas legales que buscan cambiar el actual régimen de la paraestatal. El caso es que el éxito alcanzado para combatir la propuesta calderonista puede naufragar por la disputa al interior del PRD. También se le puede complicar a ese partido la permanencia de la toma de tribuna en San Lázaro y Xicoténcatl. Y la verdad es que la partición del PRD quedó amarrada a la reforma de PEMEX, pues es sabido que Ortega representa una corriente más dispuesta a tomar acuerdos con un sector del PAN y del PRI. Y con Encinas al frente del PRD las negociaciones con el gobierno se encarecerían.

La indefinición respecto a la renovación del liderazgo del PRD está debilitando su posición opositora a la reforma que es el punto que parece unirlos. Ya lograron echar abajo la intención neoliberal de privatizar PEMEX. Si quieren inhibir totalmente la apertura tendrán que resolver un nuevo liderazgo afirmado en esa postura. Por lo pronto, este viernes después del mediodía comenzó el desalojo de las tribunas, con el acuerdo de legislar hasta el próximo periodo de sesiones el tema energético, después de que se verifique el debate que iniciará hasta la segunda semana del mes que entra.

Ellos mismos, los perredistas, no se van a perdonar si no arreglan su propia casa. Ayer jueves, en la sesión de la Cámara de Diputados se legislaron temas sobre el estatuto de gobierno del la Ciudad de México ¿Tendrán plan B?

martes, 22 de abril de 2008

Detrás de

Si no hay cambios de último momento, los legisladores federales se enfilan a superar las diferencias que han mantenido en la semiparálisis a las Cámaras de Diputados y Senadores por más de una semana. La ruta adoptada por el gobierno para renovar Petróleos Mexicanos, de abrir paso a la vía rápida legislativa sobre la base de publicidad y medias verdades, se topó con la resistencia del Frente Amplio Progresista. El FAP, que adoptó la ruta de la movilización y la acción directa con la toma de tribuna en San Lázaro y Xicoténcatl, tampoco puede seguir indefinidamente por ese camino.

Las dos rutas se alejaban día a día. La dificultad que tenía el gobierno al contar con un interlocutor disminuido, el secretario en Gobernación, llevó a partidizar la negociación cuando se subió al ring al dirigente nacional del PAN, acuerdo que se fue complicando por conducirse con una dependencia desproporcionada hacia los líderes parlamentarios del PRI, los que enseñaron una influencia superior a la de los líderes parlamentarios del propio partido en el gobierno. Indicando y advirtiendo que la reforma petrolera saldría a como diera lugar.

De parte del FAP, su acción se simplificaba en los medios a una toma de línea dictada por Andrés Manuel López Obrador, lo que alentó el resurgimiento de la guerra sucia lanzada por la extrema derecha.

Qué realmente estaba atizando las diferencias, tal vez el ocultamiento de intereses que fueron sensiblemente saliendo de la oscuridad, como los del Grupo Energético del Sureste y los enjuagues de PEMEX Internacional expuestos en el semanario electrónico Reporte Índigo en sus últimos números, revelando una reforma con dedicatoria y exclusiones, distante del juego limpio. Eso fue lo que alertó a contingentes empresariales, no precisamente cupulares, afincados en el Grupo Monterrey o en la comunidad Judía y que no se pueden identificar en contra del libre mercado. Por lo mismo, dispuestos a no aceptar una apertura amañada de PEMEX, como sí lo fue la privatización de la banca nacionalizada.

Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón quedaron atrapados en su maniobra de casi monopolizar la interlocución con el debilitado secretario en Gobernación. Una jugada arriesgada para conducir el fast track. El plan comenzó hacer agua desde que se fueron identificando las inconsistencias de la propuesta presidencial. El mismo Cuauhtémoc Cárdenas reconsideró su posición inicial al conocer la propuesta, mientras Francisco Labastida se iba eclipsando. Ahora se tiene que comenzar por un periodo razonable de audiencias públicas para llegar a cualquier resultado, así sea el no resultado.

Hoy, Beltrones ha visto cortar su racha invicta en la conducción del lábil proceso reformador que se ha llevado en la actual administración calderonista. La bisagra se desprendió y habrá que buscar nuevas fórmulas para llegar a acuerdos en una inesperada colaboración entre el PAN y el PRD, sin marginar al PRI ¿Podrán hacer una agenda común? Ya lo hicieron con la reforma del Estado, lo que demuestra que sí la pueden hacer.
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