Resulta desafortunado para los opositores a la iniciativa de reforma de PEMEX, presentada por el presidente Calderón este mes de abril, la crisis directiva que padece una de sus fuerzas integrantes: el Partido de la Revolución Democrática. Se han concluido los plazos y Leonel Cota Montaño no fue sustituido por un dirigente electo, fueron tantas las chapuzas que les resultó imposible alcanzar resultados contundentes respecto a un ganador. Ni Alejandro Encinas, ni Jesús Ortega, en calidad de tristes contendientes, pudieron demostrar y convencer sobre la legitimidad de su victoria. En consecuencia, ambos quedaron autoderrotados.
El PRD tiene ahora una presidencia bicéfala: Graco Ramírez (Senador) y Raymundo Cárdenas (Diputado), lo que sirve para guardar las formas ante el colosal monumento de irregularidades. Nada se va a resolver hasta que Encinas y Ortega desistan públicamente de su empeño por dirigir al PRD. Es sólo parte de la solución para salir de la coyuntura. La solución de fondo es la revisión de las normas internas del PRD y de sus mecanismos de consenso. La fragilidad de la organización, ante incursiones personalistas, no es problema exclusivo del PRD, su complicación reside en la lentitud con la que se han desempeñado en este conflicto ¨poselectoral¨ de su elección interna.
La situación del sol azteca se complicó más al correr en paralelo con el paquete que propone modificar los mecanismos de gestión y operación de PEMEX. La situación interna del PRD ha servido para desacreditar su estrategia opositora a las reformas legales que buscan cambiar el actual régimen de la paraestatal. El caso es que el éxito alcanzado para combatir la propuesta calderonista puede naufragar por la disputa al interior del PRD. También se le puede complicar a ese partido la permanencia de la toma de tribuna en San Lázaro y Xicoténcatl. Y la verdad es que la partición del PRD quedó amarrada a la reforma de PEMEX, pues es sabido que Ortega representa una corriente más dispuesta a tomar acuerdos con un sector del PAN y del PRI. Y con Encinas al frente del PRD las negociaciones con el gobierno se encarecerían.
La indefinición respecto a la renovación del liderazgo del PRD está debilitando su posición opositora a la reforma que es el punto que parece unirlos. Ya lograron echar abajo la intención neoliberal de privatizar PEMEX. Si quieren inhibir totalmente la apertura tendrán que resolver un nuevo liderazgo afirmado en esa postura. Por lo pronto, este viernes después del mediodía comenzó el desalojo de las tribunas, con el acuerdo de legislar hasta el próximo periodo de sesiones el tema energético, después de que se verifique el debate que iniciará hasta la segunda semana del mes que entra.
Ellos mismos, los perredistas, no se van a perdonar si no arreglan su propia casa. Ayer jueves, en la sesión de la Cámara de Diputados se legislaron temas sobre el estatuto de gobierno del la Ciudad de México ¿Tendrán plan B?
El PRD tiene ahora una presidencia bicéfala: Graco Ramírez (Senador) y Raymundo Cárdenas (Diputado), lo que sirve para guardar las formas ante el colosal monumento de irregularidades. Nada se va a resolver hasta que Encinas y Ortega desistan públicamente de su empeño por dirigir al PRD. Es sólo parte de la solución para salir de la coyuntura. La solución de fondo es la revisión de las normas internas del PRD y de sus mecanismos de consenso. La fragilidad de la organización, ante incursiones personalistas, no es problema exclusivo del PRD, su complicación reside en la lentitud con la que se han desempeñado en este conflicto ¨poselectoral¨ de su elección interna.
La situación del sol azteca se complicó más al correr en paralelo con el paquete que propone modificar los mecanismos de gestión y operación de PEMEX. La situación interna del PRD ha servido para desacreditar su estrategia opositora a las reformas legales que buscan cambiar el actual régimen de la paraestatal. El caso es que el éxito alcanzado para combatir la propuesta calderonista puede naufragar por la disputa al interior del PRD. También se le puede complicar a ese partido la permanencia de la toma de tribuna en San Lázaro y Xicoténcatl. Y la verdad es que la partición del PRD quedó amarrada a la reforma de PEMEX, pues es sabido que Ortega representa una corriente más dispuesta a tomar acuerdos con un sector del PAN y del PRI. Y con Encinas al frente del PRD las negociaciones con el gobierno se encarecerían.
La indefinición respecto a la renovación del liderazgo del PRD está debilitando su posición opositora a la reforma que es el punto que parece unirlos. Ya lograron echar abajo la intención neoliberal de privatizar PEMEX. Si quieren inhibir totalmente la apertura tendrán que resolver un nuevo liderazgo afirmado en esa postura. Por lo pronto, este viernes después del mediodía comenzó el desalojo de las tribunas, con el acuerdo de legislar hasta el próximo periodo de sesiones el tema energético, después de que se verifique el debate que iniciará hasta la segunda semana del mes que entra.
Ellos mismos, los perredistas, no se van a perdonar si no arreglan su propia casa. Ayer jueves, en la sesión de la Cámara de Diputados se legislaron temas sobre el estatuto de gobierno del la Ciudad de México ¿Tendrán plan B?
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