jueves, 28 de julio de 2022

Distractores

Lo que espero de la información periodística, verdad de Perogrullo, es información veraz. Cuando se habla más del periodista que de lo que informa, entonces la audiencia pierde con ese cambio. El alma del periodista es su fuente y lo peor que le puede pasar es perderla. Si así lo decide, el profesional puede exhibir su fuente, aunque preferiría no hacerlo, sobre todo si está en medio de la disputa política. Bajo esa circunstancia ocurre la frase salvífica, “sé de buena fuente”. Lo que si tiene que evitar es la abyección. Recuerdo a una periodista que para salvar el trabajo le imploró a su jefe “dígame pendeja, pero no traidora”. Se nos olvida que son mensajeros y de ningún modo sustituto de la sustancia noticiosa, tampoco protagonistas. Si hay periodistas que consideran que desnudar al poder es su propósito, pues comiencen por desnudar al llamado Cuarto Poder.

Foto de José Carlo González (sobre imagen de abril de 2009) La Jornada 01-11-2012

Al final del día estos temas son distractores del análisis. Cómo no destacar el hallazgo de mañaneras recientes. El decoro presidencial de no hablar de los partidos y de su partido está algo vapuleado. La cuestión es que más allá de los desfiguros de la oposición conservadora, de las diferencias con potentados y jueces, la sucesión se ha colocado en el centro de la ocupación presidencial. Otra vez AMLO sale a exponer perfilamientos del proceso de selección de candidatos. El asunto debería estar claro para la militancia del movimiento y en manos de Mario Delgado y Citlalli Hernández, junto con la clarividencia de los estatutos. Pero parece no estar claro y el presidente da su cátedra sobre la elección de congresistas de MORENA, tal vez porque hay otra onda que habla de convencionistas.

En verdad el cambio en trance es trascendental. Lograr que el partido en el poder decida desde la ajenidad del presidente es un atrevimiento superlativo. El presidente se negó la opción de utilizar al secretario de gobernación para calmar las aguas morenas, quien además es suspirante, pues no son tiempos del partido único. Ni siquiera Jesús Cuevas Ramírez podría jugar un papel conductor, aunque algunos lo vean así.

El caso es realizar un proceso robusto de selección sin la patraña del dedazo o de la línea. Eso quiere decir no adoptar la descalificación como método y ya van dos. Porque no se trata sólo de mantener la presidencia de la república, sino de alcanzar la mayoría absoluta en el legislativo para operar cambios legales que quedarán pendientes.

Tener en perspectiva la actuación del INE y del TEPJF, su disposición para descarrilar cada paso de MORENA, “haiga sido como haiga sido”.

Tener en perspectiva que la llamada revolución de las conciencias no es un estallido, más bien un proceso que lleva décadas.

Y para que no se confundan, al terminar el actual sexenio ya está decretado el fin del obradorismo por el mismo AMLO, se jubila de la política.

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