martes, 4 de mayo de 2021

El sofista de la norma

 

Una estructura de autoridad ha alcanzado su madurez cuando el balance entre el cumplimiento de las normas y las decisiones se inclinan hacia el primer elemento de este par. En México, la esfera electoral no ha salido del todo del ámbito “decisionista”, las normas siguen siendo bastante frágiles frente al peso de otras instancias ajenas al Derecho, como los son ciertos poderes fácticos que distorsionan y llegan hasta anular la libre manifestación de la voluntad ciudadana.

Lorenzo Córdova, versado en autores del constitucionalismo alemán del siglo pasado, además está perfumado por la fragancia que emana de los estudios de Norberto Bobbio. Está enterado de la línea que separa la norma de la decisión, lo jurídico de lo político. No se equivoca por ignorancia sino por interés.



Por ejemplo, Lorenzo reconoce la primacía de la ley superior que es la Constitución, no obstante, se ampara para no cumplir el mandato constitucional sobre el tope de los salarios de los altos funcionarios; tampoco ignora que una falta administrativa no amerita conculcar derechos políticos de las personas que en su calidad de ciudadanos tienen el derecho a ser votados. Retirar candidaturas alegando una pobre justificación, bajo la cobertura del pleno de un Consejo, no quita el hecho de que se trató de una decisión autocrática. Seguramente el especialista en la materia podrá encontrar otras aristas y opiniones.

Desde la perspectiva del análisis político, se accede al cargo de consejero del INE siguiendo la normativa a disposición, pero la decisión esta directamente ligada a la correlación de fuerzas dentro de la Cámara de Diputados. El actual consejero presidente, al momento de su designación, es arreglo de la correlación de fuerzas formada por el PRI, el PAN y el PRD en el Palacio de San Lázaro y reforzada, en ese entonces, por el inquilino de Los Pinos. Esa correlación subsiste de manera debilitada desde julio de 2018, la coalición de Morena en el Congreso y el ascenso de López Obrador a la presidencia de la república, establecieron una correlación de fuerzas dirigente opuesta a los fraudes y trampas electorales. Nada más anoto: Lorenzo Córdova no vio el fraude en las elecciones del Estado de México, tampoco se enteró del financiamiento ilegal que la empresa Odebrecht a la campaña de Peña Nieto. Su veneración por la norma resultó sofisma.

La consecuencia de estar en una correlación de fuerzas que no le es favorable, ha orillado a Lorenzo a salirse de la obligada imparcialidad, alineándose a favor de la coalición opositora Va por México. Él coincide plenamente con Claudio X. en el propósito de impedir la mayoría de la coalición morenista en la Cámara de Diputados. Por ello ha claudicado a mantener el precepto de neutralidad pues está en juego su posición personal de consejero, vela por sus intereses y contra ellos no hay democracia que valga. A caso no lo han visto salir en todos los medios, como si estuviera en campaña. El árbitro se subió a las gradas.

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