Una estructura de autoridad ha
alcanzado su madurez cuando el balance entre el cumplimiento de las normas y
las decisiones se inclinan hacia el primer elemento de este par. En México, la
esfera electoral no ha salido del todo del ámbito “decisionista”, las normas
siguen siendo bastante frágiles frente al peso de otras instancias ajenas al Derecho,
como los son ciertos poderes fácticos que distorsionan y llegan hasta anular la
libre manifestación de la voluntad ciudadana.
Lorenzo Córdova, versado en
autores del constitucionalismo alemán del siglo pasado, además está perfumado
por la fragancia que emana de los estudios de Norberto Bobbio. Está enterado de
la línea que separa la norma de la decisión, lo jurídico de lo político. No se
equivoca por ignorancia sino por interés.
Por ejemplo, Lorenzo reconoce la primacía
de la ley superior que es la Constitución, no obstante, se ampara para no
cumplir el mandato constitucional sobre el tope de los salarios de los altos
funcionarios; tampoco ignora que una falta administrativa no amerita conculcar
derechos políticos de las personas que en su calidad de ciudadanos tienen el
derecho a ser votados. Retirar candidaturas alegando una pobre justificación,
bajo la cobertura del pleno de un Consejo, no quita el hecho de que se trató de
una decisión autocrática. Seguramente el especialista en la materia podrá
encontrar otras aristas y opiniones.
Desde la perspectiva del análisis
político, se accede al cargo de consejero del INE siguiendo la normativa a
disposición, pero la decisión esta directamente ligada a la correlación de
fuerzas dentro de la Cámara de Diputados. El actual consejero presidente, al
momento de su designación, es arreglo de la correlación de fuerzas formada por
el PRI, el PAN y el PRD en el Palacio de San Lázaro y reforzada, en ese
entonces, por el inquilino de Los Pinos. Esa correlación subsiste de manera
debilitada desde julio de 2018, la coalición de Morena en el Congreso y el
ascenso de López Obrador a la presidencia de la república, establecieron una
correlación de fuerzas dirigente opuesta a los fraudes y trampas electorales.
Nada más anoto: Lorenzo Córdova no vio el fraude en las elecciones del Estado
de México, tampoco se enteró del financiamiento ilegal que la empresa Odebrecht
a la campaña de Peña Nieto. Su veneración por la norma resultó sofisma.
La consecuencia de estar en una
correlación de fuerzas que no le es favorable, ha orillado a Lorenzo a salirse
de la obligada imparcialidad, alineándose a favor de la coalición opositora Va
por México. Él coincide plenamente con Claudio X. en el propósito de impedir la
mayoría de la coalición morenista en la Cámara de Diputados. Por ello ha
claudicado a mantener el precepto de neutralidad pues está en juego su posición
personal de consejero, vela por sus intereses y contra ellos no hay democracia
que valga. A caso no lo han visto salir en todos los medios, como si estuviera
en campaña. El árbitro se subió a las gradas.