Por fin, legalmente hay campañas
el día de hoy 30 de marzo, aunque todos los interesados y enterados saben que
las campañas iniciaron sin consideración de la especificación de la autoridad
electoral. Para la gente común, al menos, las campañas iniciaron
con el año electoral ¿Cómo catalogar el placeo de los candidatos en varios foros
empresariales acaecidos durante la intercampaña? En el recuento de la
intercampaña, sin recurrir a encuestas ni a los memes, no modificó el cuadro
planteado desde la precampaña, sí acentuaron perspectivas de inicio.
José Antonio Meade permanece en
el carril de la continuidad, resguardado en el mundo de las finanzas, sin
ofrecer signos de apertura a mundos posibles. Asistido por el presidente Peña
Nieto y algunos secretarios de despacho. Meade al calor paternal del
peñanietismo.
Ricardo Anaya Cortés y su
tinglado por México al frente, permanece con los motores partidistas apagados.
Es así porque no ha terminado de drenar el desconcierto o descontento que esta
coalición ha generado dentro de las filas del Pan y del PRD. MCD se cuece a
parte en tanto fuerza política regional. La candidatura independiente de
Margarita Zavala y la del candidato de la coalición Juntos haremos historia
siguen mermando la coalición de Anaya.
Mientras tanto, Andrés Manuel
López Obrador se mantiene como el candidato del cambio y sin adversarios que
quieran arrebatarle ese perfil. De hecho, durante la intercampaña el debate de
mayor interés se dio entre AMLO y los empresarios en torno a la reforma
energética y el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México,
manteniéndolo como el personaje con mayor atención pública.
En las últimas elecciones
presidenciales, independientemente de las virtudes, defectos y errores de los
candidatos, el resultado ha sido dependiente de la correlación de fuerzas. El
poder fático empresarial y los detentadores del aparato gubernamental –desde el
presidente hasta los gobernadores. Vicente Fox se benefició del presidente
Zedillo y buena parte del corporativismo empresarial; Felipe Calderón, sin ser
delfín de Fox, contó con el apoyo de las organizaciones gremiales de
empresarios, del SNTE y de gobernadores priístas; Enrique Peña fue favorecido
por el horror de la guerra contra el narco emprendida por Calderón, los
compromisos pactados con la CCE, contó, además, con la presunción de que el
regreso del PRI nos devolvería la paz social.
La coyuntura actual tiene
explosividad acumulada. El modelo económico concentrador de riqueza,
pauperizador del cincuenta por ciento de la población. La violencia en sus
variadas expresiones no se ha reducido. La corrupción, leyenda negra del PRI,
se ha reafirmado como sello consuetudinario de esa organización política.
Sin ser únicos, son tres
componentes de la coyuntura que favorecen al candidato que se identifique con
el cambio. Bajo esta consideración ni Anaya, ni Margarita, ni Meade han podido
presentarse como los candidatos del cambio y le han dejado ese protagonismo a
AMLO. Frente a la ciudadanía, Meade está
en la situación más adversa pues carga con los negativos del actual gobierno,
vio pasar la corrupción y no la contuvo. Margarita carga con la espiral de
violencia criminal que detonó su marido. En su meteórica carrera como figura
pública nacional, Anaya hizo de la pedacería partidista una nave aún en astilleros,
sin zarpar.
Durante los próximos tres meses,
se intentará modificar las preferencias hasta hora perfiladas a través del uso
de la PGR, ahí está el ensayo sobre Anaya. Los consorcios de medios también
están en disposición de influir, el ensayo de la entrevista de Milenio TV a López Obrador. Si se
quiere instalar la posibilidad de un cambio, sólo la posibilidad ya que
realizarlo es otro proceso, se requerirá de un voto masivo a favor de AMLO y su
coalición.