sábado, 29 de marzo de 2014

La resaca


El año 2013 fue el festín reformador del actual gobierno hábilmente conducido sobre los acuerdos del Pacto por México (PAN, PRD y PRI)

2014, hasta lo que llevamos del mes de marzo, ha sido el año de la resaca que no encuentra la fría que la componga.

Ya no hay pacto y las fuerzas políticas en su corto plazo encarecen los acuerdos. Esta falta, carencia, es obstáculo para llevar a mejor termino la legislación derivada de las modificaciones constitucionales, lo que de principio parece imposible.

Los componentes de la cruda realidad no se limitan a la falta de acuerdos. El coctel es algo pesado y estos son algunos de los ingredientes:

El defecto de origen, los supuestos ideológicos de las reformas, particularmente las de contenido económico, que suponen a los mercados autorregulables bajo una ley económica de libre cambio. No se tienen las previsiones que degradan la supuesta pureza de los intercambios comerciales. Enlistemos: la existencia de potencias económicas capaces de torcer la liberalidad del mercado; las grandes corporaciones que controlan el juego de la oferta y la demanda; la dominancia en el mercado también se funda en la creación de ciencia y tecnología, más que en la posesión de los recursos naturales. Ya no menciono los elementos expuestos en Hablemos del capitalismo para no resultar redundante.

De acuerdo con la expectativa gubernamental, las reformas realizadas deberían haber catapultado el crecimiento económico. No fue así. El mercado no se reduce en un juego idílico de oferta y demanda. La producción, circulación y apropiación de la riqueza está también sometida a la ambición de poder y la codicia, teniendo como su primera víctima a la libertad económica supuestamente defendida y pregonada a todo pulmón por sus ideólogos. Es necesario recordarlo, en el capitalismo no se juega limpio.

La complicación para un Estado que se libera de “ataduras”, pero que no se ha reformado intrínsecamente para ser realmente de derecho, resulta en el fortalecimiento de poderes económicos capaces de poner de rodillas al mismo Estado. La cosa no para ahí. Al mismo tiempo se profundiza un proceso de desimbolización del poder político que, para empezar, ya no puede legitimarse en la conmemoración del calendario cívico. 5 de febrero, 18 de marzo, 21 de marzo, por mencionar conmemoraciones del primer trimestre del año a punto de concluir, celebradas sin mayor trascendencia. Por eso vemos instituciones gubernamentales vestidas con harapos, aunque no sea el caso de las personas que las personas que las representan en los altos niveles.

Habrá que esperar que la cura se realice a través del crecimiento económico sostenido.

Una birria de Cihuatlán por favor. 
 

martes, 25 de marzo de 2014

¿Qué hay del DF?


Es una pregunta que me llega de la frontera norte, Tamaulipas para ser preciso, inquiriéndome sobre la situación política de la ciudad de México. Lo que sigue es una punteada apreciación notoriamente insuficiente.

Primero se destaca una situación atípica pero no ilegal. El actual jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, tomó ese cargo bajo las siglas del Partido de la Revolución Democrática, proclamándose como un representante ciudadano antes que partidista. Su gestión es ya una prueba para encumbrar o desacreditar las alternativas ciudadanas legitimadas por la legislación electoral reformada.

Segundo, siendo el PRD la principal fuerza política en la ciudad, no se ve claro la capacidad de mando del jefe de gobierno sobre las “tribus” perredistas en el escenario de la capital del país. La suspensión del servicio en el tramo elevado de la línea 12 del metro ha sido ocasión para que se crispen los ánimos al interior del perredismo capitalino. Han pasado más de quince días y lo que se sabe de las causas de la suspensión ha generado un debate en el que la información técnica es puesta en duda por la grilla al desnudo.

Tercero, el cambio en la dirigencia nacional del PRD previsto para este año, me avisa Perogrullo, tendrá efecto en la relación entre el jefe de gobierno y el partido que lo postuló.

Cuarto, el tema del agua es el asunto más delicado que tiene la autoridad capitalina respecto a la oferta de servicios que ofrece a la población bajo su gobierno. No es un asunto que esté totalmente en las manos de Mancera, lo comparte con la Comisión Nacional del Agua. Como pocos asuntos, la técnica no tiene mucho espacio para equivocarse, por eso extraña que ante la demanda del cardenal Norberto Rivera Carrera, de no suspender el servicio de agua durante la semana santa la autoridad se haya doblegado. Se olvidaron de la justificación esgrimida para suspender el servicio en esas fechas: la salida de cientos de miles de habitantes de la ciudad reducía el número de afectados.

Quinto, hasta ahora, la decisión del jefe de gobierno de acordar antes que confrontar al gobierno federal ha sido su mejor acierto: guarecerse a la sombra de Los Pinos. Depende de sus voluntades que esa fortaleza no se disminuya. Pero no es cuestión sólo de voluntades, la marcha de la economía hacia un sendero de crecimiento tendrá beneficios mutuos para ambos gobiernos. Y si la economía no crece la alianza estará en peligro. Si la economía no crece las reformas quedarán en un ejercicio de voluntarismo. Si le va mal a Los Pinos le irá mal al jefe de gobierno.

domingo, 23 de marzo de 2014

Aristodemocracia


La sociedad política mexicana (ejecutivos de los tres niveles de gobierno, alta burocracia, representantes populares en los congresos, agrupaciones políticas) ha alcanzado una autonomía relativa frente a la sociedad civil -reforzada por la última reforma electoral del año pasado- al grado que sistémicamente la actividad política funcione en autorreferencia, viéndose a sí misma, decide por sí misma sin requerir tomar el pulso de una diversa y compleja sociedad civil.

Al finalizar el ciclo de 23 años de existencia del Instituto Federal Electoral, su esfuerzo por organizar elecciones creíbles, factor decisivo para consolidar el pluripartidismo en el Congreso y facilitar la alternancia en el Poder Ejecutivo, queda como su legado. No obstante, en esta era se han impuesto realidades fuera del alcance y de las responsabilidades del IFE que ponen sobre el tapete añeja pregunta ¿Para qué democracia? Esto a la luz de la fractura, al desencuentro mejor dicho, entres sociedad política y sociedad civil. Me sorprende una opinión extendida y callejera, acerca que de política la gente no quiere saber nada. La democracia no es un activo en la felicidad de las personas. Se construyó la democracia electoral como una realidad aislada, sin dejar ver el logro de mejores gobiernos pues el lastre de la impunidad impide su realización. Una democracia electoral sin acompañamiento del crecimiento económico y el curso de desigualdad social a la baja.

Añadido a este cuadro está el terrible fortalecimiento en las últimas tres décadas del crimen organizado, funcionando como un poder paralelo en algunos municipios, regiones, estados, sometiendo bajo amenaza o comprando autoridades.

Realidades que si bien no son resultado de la democracia electoral, si nos remite a reponer la pregunta ¿Para qué la democracia? Una democracia que no opera con una idea de pueblo, donde la ciudadanía está estrechamente confinada a asuntos electorales y símbolo de identidad a través de la credencial de elector. Una democracia al servicio de la clase política que le garantiza su reproducción. A su vez, esta clase política ha encontrado al sujeto histórico para el cual modela al país: ese sujeto no lo constituyen las masas de trabajadores, de campesinos, ni la mayoría  de los desarrollan actividades de emprendedores. El sujeto histórico al que sirve el orden político es al inversionista, al que lo es en grande.

Así tenemos que después de 23 años de vida del IFE, sin proclamarse, ha quedado establecida la aristodemocracia (Término tomado de Derrida, a él se lo leí) Elecciones libres para reforzar las ventajas de los ya privilegiados. Igualdad, equidad relegadas.
 
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