jueves, 15 de agosto de 2013

¿Y la descomposición?


Lo saludable del proceso es el debate que se ha abierto sobre el futuro de los energéticos en México.

Lo innecesario, buscar en la legitimidad histórica emplazada –la figura del Gral. Lázaro Cárdenas Del Río- para construir un apoyo de la reforma energética. Innecesario porque el presidente Enrique Peña Nieto cuenta con la legitimidad electoral para hacer ésa y otras reformas ¿Quién fue el genio?

No se requiere del cardenismo porque procede de un imaginario que en nada se aviene con el capitalismo dominante, mucho menos es parte del bagaje ideológico de EPN. Si además se le agrega la propaganda, el planteamiento oficial resulta abusivo, provocador.

Resulta innecesario porque numéricamente es factible sacar adelante la reforma en el Congreso, a menos de que en la bancada del PRI la decisión esté dividida o en el PAN dejen ir otra vez la oportunidad.

Pero las ganas de buscarle chichis a las gallinas quién se las quita.

Según la argumentación oficial, la industria de los energéticos tal como está no aporta al desarrollo del país y redunda en favor de la desigualdad. Todo lo opuesto a los objetivos plantados con la expropiación petrolera de 1938.

Si la solución es la inversión privada, díganme dónde están las empresas dispuestas a convertirse en palanca del desarrollo nacional. Los negocios son los negocios, el desarrollo, la desigualdad no son incumbencia de las grandes empresas. Su principio es la competencia, no la solidaridad. El ejemplo de la banca es elocuente.

Dicho esto, también salen sobrando las promesas, a fin de cuentas las consecuencias de las reformas se verán claramente en el correr de una década. Para entonces, habrán expirado los actuales recursos legales de rendición de cuentas.

En este afán reformador, desenfocado de las contingencias de una sociedad estructurada con grandes desigualdades, parcialmente atendida en educación, salud, alimentación. Añádase la insuficiencia de las pensiones y componentes de la descomposición social como las adicciones, el pandillerismo, la delincuencia, familias patológicas. Un cuadro crítico que no es el mejor para la conducción de las reformas a buen puerto, que de por sí se estorban en su orden de prioridades. Aquí el orden de los factores sí importa.

El próximo lunes 19 de agosto, el gobierno de Peña Nieto, sus colaboradores involucrados en la reforma energética, tendrán que aguantar vara. Eso sí verdaderamente el Ing Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano está dispuesto a dar la batalla. Después de todo, para el gobierno ser objeto de una zarandeada pública bien vale una reforma.

martes, 13 de agosto de 2013

Para una teoría del Estado incapaz


El lunes 12 de agosto se presentó a la sociedad, es un decir, el proyecto de reforma energética del presidente Enrique Peña Nieto. En realidad la propuesta tiene una dedicatoria a la inversión privada. Éntrenle, ya no puedo con la responsabilidad, el Estado no da para tanto.

Una propuesta del Ejecutivo fuera del cacareado Pacto por México. Salomónicamente se le hace un lábil guiño a la izquierda invocando al Gral. Lázaro Cárdenas del Río. A la derecha simplemente se le da la razón.

Como la propuesta tiene de inicio un problema de popularidad, se le aderezan promesas: más empleos, bajas de precios en el consumo doméstico de energéticos, hasta el campo saldrá beneficiario con una mejor oferta de fertilizantes. Para que eso ocurra estaría bien que se hiciera la estimación del impacto en el PIB, el cual según BBVA Bancomer no tendrá un beneficio espectacular por la reforma. Sea por Dios, en el principio fue el galimatías.

Si ya tiene dificultades lógicas la presentación, los defensores oficiales de la propuesta no ayudan mucho. Vuelve a la batalla el senador David Penchyna y se ufana del “nuevo paradigma”. Pues que no dijo EPN que se trata de una propuesta cardenista, que se entiende bajo el vapuleado paradigma del Estado del Bienestar. O es una cosa o es otra.

Y no hace mejor defensa el secretario de Energía, Pedro Joaquín Caldwell. No se esfuerza mucho, rescata y actualiza los archivos de unos de sus antecesores en el puesto, Luis Téllez Kuenzler. El argumento es el mismo: reforma o catástrofe energética.

Me queda muy claro que en 1938, pese a las adversidades y pronósticos pesimistas, el máximo representante de las instituciones del Estado estaba convencido de que si se podía y actuó en consecuencia. El actual reconoce incapaz al Estado de asumir la responsabilidad y no por maldad. Simplemente la economía global se ha impuesto.

La reforma propuesta de algo ha de servir, un eslabón en la teoría del Estado incapaz que se ha venido elaborando de tiempo atrás. El Estado, incapaz de mantener el orden agrario, sin desearlo, ha dejado a cargo del crimen organizado porciones del México rural; incapaz de controlar el ingreso de armas de uso exclusivo del Ejército, ha detonado la violencia y la inseguridad; incapaz de mantener una rectoría educativa la organización gremial se impone.

La reforma energética tiene una semejanza con la reforma laboral: legalizan prácticas que se venían dando fuera de la ley. El Estado no pudo y se repliega ante el paradigma dominante. Mientras el émulo de Greta Garbo espera su aplauso de despedida.
Powered By Blogger