Lo saludable del proceso es el
debate que se ha abierto sobre el futuro de los energéticos en México.
Lo innecesario, buscar en la
legitimidad histórica emplazada –la figura del Gral. Lázaro Cárdenas Del Río- para
construir un apoyo de la reforma energética. Innecesario porque el presidente
Enrique Peña Nieto cuenta con la legitimidad electoral para hacer ésa y otras
reformas ¿Quién fue el genio?
No se requiere del cardenismo
porque procede de un imaginario que en nada se aviene con el capitalismo dominante,
mucho menos es parte del bagaje ideológico de EPN. Si además se le agrega la
propaganda, el planteamiento oficial resulta abusivo, provocador.
Resulta innecesario porque
numéricamente es factible sacar adelante la reforma en el Congreso, a menos de
que en la bancada del PRI la decisión esté dividida o en el PAN dejen ir otra
vez la oportunidad.
Pero las ganas de buscarle
chichis a las gallinas quién se las quita.
Según la argumentación oficial,
la industria de los energéticos tal como está no aporta al desarrollo del país
y redunda en favor de la desigualdad. Todo lo opuesto a los objetivos plantados
con la expropiación petrolera de 1938.
Si la solución es la inversión
privada, díganme dónde están las empresas dispuestas a convertirse en palanca
del desarrollo nacional. Los negocios son los negocios, el desarrollo, la
desigualdad no son incumbencia de las grandes empresas. Su principio es la
competencia, no la solidaridad. El ejemplo de la banca es elocuente.
Dicho esto, también salen
sobrando las promesas, a fin de cuentas las consecuencias de las reformas se verán
claramente en el correr de una década. Para entonces, habrán expirado los
actuales recursos legales de rendición de cuentas.
En este afán reformador,
desenfocado de las contingencias de una sociedad estructurada con grandes
desigualdades, parcialmente atendida en educación, salud, alimentación. Añádase
la insuficiencia de las pensiones y componentes de la descomposición social
como las adicciones, el pandillerismo, la delincuencia, familias patológicas.
Un cuadro crítico que no es el mejor para la conducción de las reformas a buen
puerto, que de por sí se estorban en su orden de prioridades. Aquí el orden de
los factores sí importa.
El próximo lunes 19 de agosto, el
gobierno de Peña Nieto, sus colaboradores involucrados en la reforma
energética, tendrán que aguantar vara. Eso sí verdaderamente el Ing Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano está dispuesto a dar la batalla. Después de todo, para el
gobierno ser objeto de una zarandeada pública bien vale una reforma.
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