martes, 4 de mayo de 2010

Los trabajadores merecen mejor trato



Ha pasado el primero de mayo y el gobierno desaprovechó una oportunidad para acercarse con los trabajadores y debatir su reforma laboral. Felipe Calderón prefirió volar hacia Alemania para convencer a otros de su condición mesiánica. Salvó al mundo de un mayor impacto de la epidemia de influenza A H1N1 y salvó a México del Apocalipsis. Quién en sus cabales se va a creer supuesto portento salvador.

Menos delirio y más sensatez. El desprecio por la fiesta de los trabajadores es de suyo una actitud intolerante. Pero que no se tratara de un asunto empresarial y ya estaría dispuesto el gobernante a mostrar sus dotes para la genuflexión. En su desprecio, Calderón fue correspondido por la marcha de los independientes y por la concentración de las centrales priístas. En las dos convocatorias rechazaron su reforma y repudiaron a su secretario de trabajo.

Son ganas de no hacer con gusto las cosas, no tener el mínimo de empatía. Definitivamente, lo de Calderón no es gobernar. No se le da o no tiene realmente quien le ayude.

No es que se desconozca la venalidad en la que incurren los líderes sindicales o lo asfixiante que puede ser el sindicalismo que no acepta procedimientos democráticos ni la rendición de cuentas. Pero los trabajadores están ahí, cumpliendo con su encargo de generar la riqueza nacional y si aquí no les da trabajo hacen lo mismo en el país que los emplee.

El presidente Calderón debió asumir un diálogo franco con los representantes de los trabajadores para defender su reforma y escuchar los argumentos en contra. Hay muchas cuentas pendientes que abordarse. Los trabajadores, salvo excepciones de gremios amafiados con el gobierno, han visto disminuir sus conquistas. El régimen de pensiones, por ejemplo, se modificó no para mejorar a los trabajadores sino por la incapacidad fiscal del Estado.

Hay otros asuntos muy específicos y no menos lacerantes. Entre otros el de la mina de Pasta de Conchos en Coahuila, donde murieron en un accidente más de cincuenta mineros y es la hora de que no se ha hecho justicia. Lo de Cananea y Luz y Fuerza, que con insensibilidad total se despoja a los trabajadores de su fuente de trabajo. Los deudos de la guardería ABC no tienen atención completa y sin remilgos a sus exigencias de justicia.

Una agenda tan sensible es ignorada, se prefiere salir de viaje sin urgencia o pretexto que valga. Acaso no se estará entrenando Calderón para su futura condición de exiliado. En el Centenario de la Revolución Mexicana bien se puede conmemorar con un Ipiranga para Felipe de Jesús.

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