miércoles, 2 de septiembre de 2015

Desencuentro de poderes

La transformación de los arreglos políticos en la inacabada transición mexicana, han convertido al informe anual del Ejecutivo federal en fuente de mutua descortesía y negación del diálogo. Por eso se construyen dos eventos distantes. Uno ocurre en el palacio de San Lázaro, el otro en Palacio Nacional. Dos Méxicos institucionales en separación que invocan un México dividido, con aversión al debate, con tendencia a polarizarse.

En un evento sólo se escucha la voz de las fracciones parlamentarias, representación de una pluralidad mostrenca, que no es a cabalidad o tiene fuertes dosis de fingimiento. Bien se puede ensayar que el PRI, el PVEM y el Panal son un solo partido. Si realmente se agruparan en un solo instituto se ahorrarían papeles y recursos. Es el mundo bizarro de los partidos que tienen ahora su mayor ridículo en la institución de representantes independientes, el precio a pagar por su deterioro. A dónde nos puede llevar esa figura si no se resuelve el desprestigio de los partidos.

Si se les escucha perorar sobre un documento que hasta el mismo momento de apertura de sesiones les es desconocido, se cae en la cuenta de que la llamada “pluralidad” se reduce a dos opciones: la “neoliberal” que se difracta en PAN, PRI, PVEM y Panal por un lado; y la corriente “nacionalista” que contradictoriamente es enarbolada por las izquierdas, PRD, MC y Morena. Esta pluralidad es, a fin de cuentas, un negocio.

Lo más relevante de la velada del martes primero de septiembre es la ausencia de un líder que cohesione a los grupos parlamentarios en la Cámara de Diputados. Alguien tendrá que calzarse en los zapatos de Manlio Fabio Beltrones.

En el otro evento, el del 2 de septiembre, sólo se escuchó la voz del presidente Peña Nieto, todo un tablero de cifras desconectadas o no expuestas con sapiencia económica, con el ánimo de generar positividad, en fuga permanente hacia el futuro. En donde la desaprobación y la desconfianza son “mitos geniales” -¿De encuestadores?- que se prefirió no abordar de fondo para no estropear las esperanzas de los próximos tres años: alcanzar el crecimiento económico acorde con la expectativa endosadas a las reformas del Pacto por México. Como con Felipe Calderón, no convencen las cifras del empleo con las del crecimiento de la economía pues no se dan los parámetros adecuados para hacer comparaciones ilustrativas.

El mensaje presidencial es insuficiente como rendición de cuentas, eje inexcusable para mejorar la aprobación y superar la desconfianza ciudadanas. Esto en tres puntos desahogados finamente sería excelente:

1 La violencia criminal sigue, y según avezados periodistas, hasta las “casas de citas” ya son un problema de seguridad.

2 Nada destacable se mencionó de las ejecuciones extrajudiciales. Aquí, las autoridades son las primeras en quebrantar la ley y ocultar los hechos.

3 Del combate a la corrupción no se ve empeño, pues se sigue lavando a través de recursos legaloides que terminan por legalizarla o impedir que la acción punitiva del Estado prospere. De veras no saben nada de nada sobre este punto los secretarios de hacienda y de la función pública, todos los oficiales mayores. Nada más con escarbarle a la autóctona y pintoresca figura del político-empresario.


De refilón, discretamente en el escenario, el secretario de gobernación, con muchas responsabilidades y sin incentivos, así no sale la chamba.

lunes, 31 de agosto de 2015

Para qué

Eso de los cambios en el gabinete del presidente en turno siempre deriva en especulación sucesoria. Saber quién es el bueno. Como si anticipar una decisión tuviera como resultado preparar al mejor para gobernar. Se olvida que eso no ha sido así, además en las últimas tres sucesiones han llegado dos exgobernadores y un desempleado a la presidencia de la república. Consecuencia del juego electoral más abierto ha sido abrir el abanico de posibilidades, pero en columnas y artículos se habla de ajedrez, de baraja y hasta de dominó. Se trata, afirman, de una jugada política. En la penumbra quedan los alcances de una decisión que también es administrativa, la cual carece de medida clara pues la gestión pública queda opacada ante la variedad de cábalas sucesorias esgrimidas en la prensa, haciendo tabla rasa del “avance” democrático, ensayando una nostalgia de aquellos tiempos del dedazo.

El mensaje presidencial del 27 de agosto recién incluyó: “Es hora…de dar una renovado impulso a la gestión pública para acelerar las acciones en favor de las familias mexicanas”. Pero no dice cómo los que hicieron enroque o fueron ascendidos dentro del gabinete, a fin de cuentas los mismo que ya estaban al servicio de la actual administración (Con excepción del gobernador con licencia de Querétaro) van hacer funcionar mejor la función pública. De eso se trata no, como propósito de mitad de sexenio.

Es sabido que la ley mandata a las dependencias federales a coordinarse. Salvo el Plan DNIII coordinado por la defensa nacional, en los hechos la coordinación es escaza, su falta no es punible, su realización de baja calidad. Pero ahora se tiene la oportunidad de hacer un milagro de coordinación en tres dependencias que estrenan responsable de despacho y están unidas por su relación con la tierra: por las formas de tenencia, por la producción agropecuaria y por el propósito de sustentabilidad. Sedatu, Sagarpa y Semarnat. Su unidad en lo territorial ha quedado desvirtuada por los enfoques sectoriales y la agenda política de los funcionarios responsables ¿Se podrá romper la inercia? Por ejemplo, se podría generar una estructura programática más sólida para, con efectividad, coronar los esfuerzos gubernamentales en reducir el hambre de millones en condición de pobreza alimentaria. Tarea encomendada a Sedesol, hasta ahora sin el acompañamiento puntual de otras dependencias. Si la duplicación de acciones gubernamentales se da bajo distintos programas sucede porque hay una evidente descoordinación.

También hay factores que obstaculizan el trabajo de las dependencias en el campo, uno de ellos el crimen organizado. Luego entonces, el nuevo comisionado nacional en materia de seguridad tienen incidencia al procurar seguridad en las actividades agropecuarias y rurales ¿Cuántos servidores públicos han sido asaltados, extorsionados o impedidos de realizar su trabajo?


Lo que la gente quiere de todo gobierno es que funcione y haga cada vez mejor su trabajo. Ya es tiempo que el gobierno, autoproclamado transformador, muestre capacidad para generar coordinación entre las dependencias que componen su administración, antes que descomponerlas por la carrera presidencial.
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