jueves, 27 de mayo de 2010

El nutriólogo Lujambio



Por la mañana, rumbo al trabajo sobre el periférico sur, a eso de las siete horas, al sintonizar en el radio el noticiero de Carmen Aristegui, la periodista estaba enfrascada en una entrevista con el novel nutriólogo Alonso Lujambio. El entrevistado ofrecía información puntual sobre la ingesta de alimentos que producen obesidad y las dietas balanceadas. Como para quedarse con el ojo cuadro y luego descuadrarse con dos afirmaciones contundentes. El nutriólogo negó haber leído lo que La Jornada había puesto como nota principal de su contraportada (edición de hoy jueves) enseguida manifestó su no aprobación del “concepto” comida chatarra, concepto que le parece no apropiado.

De llamar la atención la tozudez del nutriólogo que no es cualquier personaje. Antes de descubrírsele esta habilidad profesional, Lujambio es reconocido como un destacado normativista de la democracia pura que no se contamina ni de lo social –entiéndase las condiciones de precariedad existencial de millones de ciudadanos que están tan mal que no se reconocen como ciudadanos con derechos plenos- ni de lo económico – esto es, de los ricos. A su paso por el Instituto Federal Electoral fue extralegalmente riguroso para revisar el caso Pemexgate y totalmente complaciente para dejar pasar las irregularidades de los amigos de Fox.

Y en esa ambivalencia se mantiene el nutriólogo Lujambio bajo otro tema, hay que combatir la obesidad infantil pero sin afectar a la industria alimentaria que la produce. Sí, pero no. Clásico.

No quise “prejuiciar”, ni por lo que se vertía en la entrevista, ni por lo que decían los periódicos en general. Preferí dirigirme al sitio de internet de la secretaría de educación pública donde se expone un boletín superficial, anodino, que habla sobre los lineamientos que se han de seguir en el expendio de alimentos y bebidas dentro de las escuelas de educación básica. A poco con tales lineamientos serán capaces de revertir la tendencia al alza de la obesidad infantil. Si por lineamientos fuera, este país sería otro. El boletín concluye así:

“Al respecto, el titular de Salud aclaró que se prevé que dichos lineamientos entren en vigor para el ciclo escolar 2010-2011, después de haber pasado el proceso de análisis y aprobación por parte de la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (COFEMER) y de ser publicados en el Diario Oficial de la Federación. Su implementación será gradual para dar tiempo a la industria de alimentos de desarrollar innovaciones tecnológicas que les permita cumplir los requerimientos.
“Finalmente, el Secretario de Educación Pública enfatizó que su ejecución requerirá de un proceso de socialización en el que participen los directores de escuelas, maestros y padres de familia, mediante la formación de un comité de vigilancia para su cumplimiento” http://www.sep.gob.mx/wb/sep1/C0760510

O sea que el nutriólogo y secretario de educación sólo le da la vuelta al tema al reducirlo a lo meramente disciplinario. No informa sobre las condiciones que han llevado al incremento de la obesidad entre la población. No dice cuánto se invierte en comida sana y cuánto en comida de engorda puerco. No se dice cuánta publicidad se orienta a los buenos hábitos alimentarios y cuánta publicidad se dedica a enaltecer la gordura (Por cierto, la gordura no debe ser motivo de discriminación o segregación, si los gorditos son felices con su condición, dejadlos libar y jambar) Todavía peor, no analiza sobre un tema subyacente pero no menor, cuál debe ser el ingreso de las familias para acceder a una comida sana. Si se toman en cuenta estas variables, entonces las recomendaciones obligatorias no serán un desperdicio.

domingo, 23 de mayo de 2010

La desaparición del Estado

Diez días han pasado y la desaparición de Diego Fernández de Cevallos pone al descubierto la falsa valentía y resolución, que se postuló como verdadera, para justificar la “guerra” en contra de la delincuencia organizada. Durante más de tres años a los mexicanos se nos ha venido insistiendo en que no hay de otra que enfrentar con la fuerza al narcotráfico y que no importa el costo sangriento. Lo que vale es imponer la fuerza del Estado y que la droga no llegue a nuestros hijos, pues no existen concesiones para quienes violan la ley. El argumento está hecho pedazos. Ante el misterio del caso Fernández de Cevallos, quienes lo capturaron se autodenominan desaparecedores misteriosos, y sueltan una foto donde el desaparecido se ve con vida, se burlan de la autoridad y humillan al susodicho quien aseguraba que sólo dios lo podía humillar.

Sorpresas te da la vida. El estratega y campeón de la lucha en contra del crimen organizado ha recibido un golpe paralizante. Perdió la voz y no puede actuar en este misterioso caso. Los captores le han pedido al Estado que no hable y éste se calla. Le han pedido que no actúe y éste obedece. En qué mundo estamos.

En un mundo raro ¿Cuál otro ha de ser? Qué coincidencia que lo sucedido a Fernández de Cevallos no interrumpió la gira que iniciaba Felipe Calderón para recibir el reconocimiento de estadista por parte de quien sabe qué ente español. Días después, el miércoles, en Washington, es ovacionado por los congresistas norteamericanos que interrumpieron veintisiete veces con aplausos el discurso de Calderón, sin que por ello haya alcanzado respuesta favorable alguna respecto a las peticiones hechas, en específico, la derogación de la ley antiinmigrante que legisló el congreso de Arizona a petición de su gobernadora. Tampoco le hicieron caso en su demanda de limitar el mercado de armas que los norteamericanos ven como una libertad sagrada. Cero resultados y un gran apapacho para el presidente Calderón, incluyendo el rostro gozoso de Beatriz Paredes y el apoyo del senador Carlos Navarrete.



Lo que queda es el tremendo ridículo de un gobernante que desbordado por sus propias palabras hoy enmudece y no procede frente a la desaparición de prominente personaje de la élite blanquiazul. Cosa que, por lo demás, no es nueva. Cuántos mexicanos no han carecido de la falta de la voz y la acción del Estado, por ejemplo, los levantados del EPR en Oaxaca o los niños rostizados de la guardería ABC de Hermosillo. Pero con “El Jefe” Diego se ha llegado al extremo. Se han tenido que guardar sus despliegues de fuerza y tragarse la lengua, pues los captores han pedido a los familiares y abogados del ex Senador, que nadie se meta para no entorpecer la negociación y mantener con vida al queretano “ilustre”. De lo que no estamos enterados es de qué trata el término negociación, qué piden por el “El Jefe” Diego.

No le demos vueltas, si algo tuvo de ilusión para algunos el gobierno de Calderón, el día de hoy todo es simulación. Viviremos bajo la consideración de que gobierna un Presidente mientras regresa el PRI.

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