viernes, 1 de febrero de 2008

El error de enero

Regresaron de Davos, no se sabe el día, el gobernador del Banco de México y el secretario de Hacienda, no hubo medio que los recibiera cuando el tema del efecto global de la desaceleración económica de Estados Unidos llamó la atención todo el mes de enero. Llegó el día treinta y las dependencias a su cargo dieron su posicionamiento: las expectativas de crecimiento se reducen. Una forma de aceptar que la virtual recesión de Estados Unidos incide sobre la economía mexicana. Un señalamiento prudente más que un vaticinio en sentido estricto. De aquí a un año veremos si se trata de expectativa cumplida.

Se realizó la movilización campesina y de organizaciones solidarias. Contra el Tratado de Libre Comercio, por la destitución del titular de Sagarpa. Se ignora cual será le negociación final, más se desconoce el beneficio que tendrán los trabajadores del campo. Nada extraordinario.

Concluyó enero y dejó su error. No se trata de un error fatal o catastrófico, inercia del presidencialismo, nada más. Sus consecuencias adquirirán nitidez en el ocaso del sexenio.

Se hicieron cambios en el gabinete a la antigüita. Salieron los responsables de Gobernación y Desarrollo Social sin explicación contundente, la ciudadanía no mereció un por qué, ni la exposición de un para qué. Las remociones se dieron como desnudo ejercicio de autoridad que deja a la ciudadanía en calidad de súbditos. Cuesta mucho cambiar los modos. Lo fácil es cargar culpas a los responsables de comunicación social de todas les dependencias federales, como si se manejaran solos, menos después de un año en el que la información del Poder Ejecutivo se controló desde Los Pinos y se tuvo a raya a los secretarios.

De Ernesto Cordero, el encargado de Sedesol, no se ha obtenido pronunciamiento mayor. Ha sido Juan Camilo Mouriño quien ha acaparado los reflectores, pero el secretario en Gobernación es un hoyo negro. Se ha reducido a comunicar desde filtraciones y entrevistas a modo. Es el día que no ha dado conferencia de prensa en el que exponga su plan de trabajo. El miércoles mismo se suspendió una conferencia que daría al calor de la plenaria de los diputados del PAN en San Miguel Regla, Hidalgo. La cita se suspendió. Eso sí, trascendió su preocupación por el énfasis en la política social y una cena con mariachis. En su reunión con los senadores panistas tampoco encaró a los medios. Eso sí, llevó la encomienda de Felipe Calderón de pedirle al Congreso un diagnóstico sobre la situación de PEMEX, como si el Congreso fuera una consultoría más. Como si en el gabinete económico, incluido PEMEX, no hubiera diagnósticos.

De qué se trata, de ganar tiempo en lo que Jesús Ortega llega a liderar al PRD como su dirigente máximo. Por qué no se consulta a Jesús Reyes Heroles González Garza, director de la paraestatal. Él ha declarado su disposición a dar información y él debe ser el mejor informado. Y lo de PEMEX no es un asunto de propiedad. Es un problema de reinversión de utilidades y de asignación transparente de sus recursos en los servicios públicos. PEMEX ha sido territorio de ordeña y fraudes. Felipe Calderón y muchos más quieren modificar el arreglo institucional que impera en PEMEX, por qué no empezar trasparentando el ejercicio de la administración foxista en la paraestatal.

Mientras no se demuestre lo contrario, el calderonismo será foxismo de segunda generación.

martes, 29 de enero de 2008

¿Se acabó?

Será porque enero no le sienta a Felipe Calderón, pero el inicio de año revela signos de agotamiento, como que se quiere tramitar el resto del sexenio en la fatuidad grandilocuente. Así como su antecesor, Vicente Fox. Esa metáfora del barco y la tempestad en la que el Presidente proyectó la situación económica recuerdan la defensa perruna del peso que hizo en sus tiempos José López Portillo o cuando Luis Echeverría se jactaba de manejar la economía desde Los Pinos. Para colmo, su confianza difiere de la de Agustín Carstenes. El secretario de Hacienda no destaca los motores como Calderón, sino al petróleo que dotará de energía a los motores. Aprovechando el oráculo de Davos, Carstens pronostica que los altos precios del crudo le permitirán al país paliar los efectos de la desaceleración norteamericana.

Qué decir de los desbordados elogios de Felipe Calderón al gobernador saliente de Michoacán, Lázaro Cardenas Batel. Podrá haber hecho muchas cosas buenas pero nadie se va a olvidar de que Lázaro reprimió a los trabajadores de la siderúrgica del puerto de Lázaro Cárdenas, como tampoco se olvidará el hecho de que dejó una economía anegada en el narcotráfico.

Y lo que tenía que resultar en la decisión política algo parecido a un golpe de timón, el relevo en Gobernación, ha sido un parto de los montes, Juan Camilo Mouriño sigue haciendo el mismo trabajo que ya realizaba desde la casa presidencial, un trabajo de alta invisibilidad política, el correo del Zar que perfilaba los acuerdos con la clase política. Eso lo sigue haciendo. Ya se reúne con los secretarios, ya con los dirigentes de los partidos políticos, ya con la presidente de la Cámara de Diputados en San Lázaro. Reuniones de intenciones, para expresar deseos acaso, pero ningún pronunciamiento de fondo. Lo de Mouriño no es el garbo discursivo en foro público. ¿Sabe alguien qué dijo durante la reunión del gabinete seguridad? Nada que se haya revelado, sólo trascendió que Gobernación seguiría aportando los informes del CISEN para el combate al crimen organizado.

Al secretario en Gobernación le ha llevado más de una semana conformar un nuevo equipo, lo que evidencia falta de plan de operación inmediata, guiado más por el tanteo que por decisiones tomadas en frío. Pero la manera como ha concluido el relevo de subsecretarios es una verdadera ofrenda a Vicente Fox: Daniel Cabeza de Vaca, Ana Teresa Aranda e Irma Pía, subsecretarios. Después del anterior nombramiento de Patricio Patrón Laviada en la Profepa nadie debe darse por sorprendido: Felipe Calderón ha decidido pactar con el foxismo. El de Guanajuato tiene garantizada la impunidad. A cambo de qué, El Universal despeja este intercambio en la de ocho del lunes: el silencio de Vicente Fox.

Aquí se había expresado el límite de febrero para medir el asentamiento del gobierno calderonista. No fue necesario, antes de concluir el mes de enero, el Presidente se ha atrincherado en alianza con su antecesor. Cierra filas y se prepara no sólo para la contienda electoral del 2009, sino para resistir la augurada recesión económica de los Estados Unidos.

Por de mientras, a esperar la movilización campesina como conclusión y despedida del mes de enero.
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