viernes, 7 de marzo de 2008

Oye como va

Martes cuatro de marzo. El PRI en dos tiempos.

Por la mañana, en el noticiero Primero Noticias, Manlio Fabio Beltrones rompe el cerco, es invitado y se presenta ante las cámaras y micrófonos del emporio Televisa. Precisamente después de que el Senado había elaborado una investigación sobre los sesgos de la información política en radio y televisión. El por qué de la decisión de conceder el espacio negado al Senador. No se sabe, es mera especulación. La entrevista no fue cómoda, parecía emboscada. No cabe comparación con las entrevistas que le hace otro periodista de esa empresa a Juan Camilo Mouriño Lo concreto es que el senador Beltrones habló claro, enfocando a un destinatario. No fue a la entrevista para ser bien visto o para adquirir súbita popularidad. Fue para dirigirse sin rodeos al presidente Calderón. Si Felipe quiere reformas que ponga las cartas sobre la mesa, no hay de otra. Que diga qué quiere y nosotros le diremos que podemos y queremos hacer en lo que corresponde a la agenda nacional: sabemos negociar, quid pro quo, diría Manlio.

En lo que se refiere a temas de coyuntura, MFB fue también directo al caso Mouriño: es el presidente Calderón quien tiene la información y la palabra para resolver el lío en que lo metió su subordinado, ese es el principio para que el PRI actúe en consecuencia y dé su respaldo, al menos desde el Senado. Algún efecto hubo, pues la comisión bicameral para investigar al secretario en Gobernación está en veremos.

Al atardecer, Beatriz Paredes se reúne con sus correligionarios en el Auditorio Nacional a celebrar la fundación del PNR y sus metamorfosis. El evento fue insuficientemente resumido con un no a la privatización de PEMEX. Allí se dijo más. El PRI va a sus seguridades, a proteger a sus sectores y salir en defensa de sus poderes regionales. Incluso se dio un ostensible coqueteo con el gremio magisterial que dirige Elba Esther Gordillo.

En la omisión, Paredes Rangel se deslindó de veinte años de sometimiento tecnocrático, el recuento de esa era es terrible para el orgullo del PRI: un candidato presidencial asesinado y dos derrotas sucesivas de sus candidatos presidenciales en las urnas. De Salinas y Zedillo sólo quedan experiencias traumáticas para el PRI, se prefiere no recordar. Se enterró el culto al mercado, la agenda de prioridades para la presidenta del PRI son la política social y la educación. Todo acuerdo con el gobierno federal y las alianzas con los partidos pasan por la atención y las definiciones sobre estos temas.

Y si en el PRI ya definieron el son con el que quieren bailar, en el gobierno de Felipe Calderón operan tardíamente la reparación de daños del affaire Mouriño. Una semana le llevó al funcionario responder acerca de la legalidad de los documentos que presentó Andrés Manuel López Obrador y que posteriormente publicó El Universal. Una entrevista -al parecer videograbada- concedida a Joaquín López Dóriga, no borra la imagen de torpeza que se construyó el propio secretario en Gobernación tras la serie de ataques que recibió desde su llegada al puesto. Una entrevista a modo, sin espontaneidad, a manera de lavatorio. El asunto de la autenticidad de los contratos ha sido confirmado, también la incapacidad operativa y de interlocución de JCM. La mesa de acuerdos con las organizaciones campesinas que presidió ayer jueves por la tarde le reventó.

Qué está esperando Felipe Calderón. El ajuste al gabinete que hizo en enero no mejoró la percepción que se tiene del mismo. Y por si le faltaran problemas, está por confirmarse la muerte de mexicanos en la selva ecuatoriana a manos de las fuerzas armadas de Colombia ¡Que lío!

martes, 4 de marzo de 2008

Setenta y nueve

Hoy se celebra un aniversario más del Partido Revolucionario Institucional. Partido que se ha impuesto al desahucio que le pronosticaron sus adversarios y, pese a los ominosos designios, sigue siendo factor de la gobernabilidad. Claro que en el pasado inmediato el PRI perdió la condición de partido hegemónico, que no es poca cosa.

Hace diez años, poco menos, el PRI perdió la mayoría en el Congreso. Hace siete perdió la Presidencia de la República. Antes de eso ya había perdido el control Ejecutivo de varios de los estados de la república, incluyendo el Distrito Federal, territorio de la mayor concentración poblacional del país y donde el PRI prácticamente está desaparecido.

No pocos desean que el PRI muestre un rostro totalmente nuevo, el de la división a toda costa, teniendo como gesto suicida de renovación la expulsión de sus filas de Ulises Ruiz y Mario Marín, gobernadores de Oaxaca y Puebla respectivamente. Esa noche de cuchillos largos es poco probable, al menos no como lo acostumbra otro partido, el PRD.

Parte de la recuperación del PRI es gracias al comportamiento de Acción Nacional como gobierno. Si uno de los lastres del PRI ha sido la corrupción de miembros destacados. El ejercicio del PAN no ha cortado con las prácticas de aprovechar los cargos públicos para el enriquecimiento de sus encumbrados militantes. Un día sí y otro también, la prensa no deja de informar acerca de la voracidad panista, al grado que la bandera contra la corrupción que ondeaban para estigmatizar a sus adversarios, hoy es un trapo sucio por humos y vapores de tintura blanquiazul.

Qué tanto se ha recuperado el PRI por su propia capacidad de adaptación, qué tanto esa recuperación es generosidad involuntaria de sus contrarios.

Al día de hoy, sin la Presidencia de la República, la fortaleza del PRI está en su reagrupamiento regional que algunos llaman balcanización, con una militancia de sectores y de grupos que es insuficiente en el marco del pluralismo político para que este partido se alce de nuevo con la Presidencia. El PRI no ha dado los pasos efectivos para captar al ciudadano sin adjetivos, que no pertenece a gremios, ni a camarillas. Expresión de anacronismo es el hecho de que el PRI no se ha incorporado con éxito a la llamada carretera de la información y que posteriormente, de manera más conceptual, se ha denominado sociedad de la información, donde circulan vertiginosamente ideas a la par que vómitos de ira y resentimiento por lo que ha contenidos políticos se refiere.

Con haberes y faltantes, el PRI cumple setenta y nueve años.

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El programa de apoyo a la economía que se presentó ayer por parte el presidente Calderón, es rectificación de la posición original adoptada por el gobierno respecto a la crisis que afecta a los Estados Unidos. Quedaron atrás las declaraciones que ponían a México como campeón ideológico del neoliberalismo que esgrimieron las autoridades durante más de dos meses.

Felipe Calderón ha comprobado que si mete la pata, invariablemente lo mejor es sacarla. Aunque cueste discusiones fuertes, desvelos y hasta lloriqueos. Y es que las cosas que no encajan terminan por reventar a riesgo de pasar por voluntarista. Mientras, siguen los estragos de la cornada que recibió Juan Camilo Mouriño (la metáfora es de Rafael Cardona en La Crónica de Hoy) por parte del burel de Macuspana. JCM permanece en terapia intensiva, el PRI endurece su postura sobre la reforma energética y los Chuchos se encuentran en estado catatónico.
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