jueves, 1 de agosto de 2013

El abogado, el economista y el siquiatra


Ya lo han planteado expresidentes, desde esa cómoda posición ayuna de responsabilidades gubernativas, legalizar las drogas. Ahora, otros ex, de otro nivel, retoman el asunto ante los medios. Pedro Aspe, Fernando Gómez Mont y Juan Ramón de la Fuente, situados desde la sacrosanta sociedad civil se pronuncian para despenalizar el uso de la marihuana. Valiente hubiera sido que desde el servicio público lo hubieran hecho. Huele a oportunismo cuando alternan con Jorge Castañeda Jr. y la Sra. María Elena Morera.

Recuperando lo proporcionado por Proceso on line, se expuso:

“Férreo defensor de la lucha emprendida por Calderón contra el narcotráfico cuando fue secretario de Gobernación, Gómez Mont, ahora convertido en activista, dijo que “es tiempo de sustituir a las Fuerzas Armadas por médicos y psicoterapeutas”.

“El también expanista consideró que los costos pagados en el país por el combate al narco han sido muy elevados y no han dado los resultados debidos ante el problema de salud actual.

“Juan Ramón de la Fuente comentó que hay sectores de la población que se oponen a la propuesta de legalizar la mariguana y a ellos dirigió una pregunta: “¿Qué es preferible, que detengan a sus hijos fumando mariguana y los lleven a la cárcel, o que sea sometidos a un tratamiento?”

“Preguntas como ésta, dijo el exrector de la UNAM, deben ser parte de un debate serio para luego convidar que el consenso es posible.”

“De la Fuente sostuvo que se debe buscar “una despenalización efectiva” con esquemas más flexibles para que el consumo personal de mariguana no sea criminalizado.

“Que los jóvenes no sean detenidos porque están fumando mariguana o porque los pescan con un par de churritos”, dijo.

“En lugar de ello, abundó, que haya más programas, más clínicas y personal especializado.

“Un claro ejemplo de que la prevención puede ser un paso importante en las políticas públicas, sostuvo, es la efectividad en la reducción del consumo de tabaco por estar regulado.

“El tabaco, recordó, “es la única droga que hemos logrado que su consumo disminuya en los últimos 15 años” gracias a una intensa campaña de información, educación y prevención.”

“Pedro Aspe afirmó que en materia económica la despenalización de la mariguana reduciría su costo y ello disminuiría las utilidades extraordinarias e impactaría en la reducción de prácticas como corrupción de funcionarios públicos, contratación de sicarios y compra de armamento.”

La propuesta hay que robustecerla. Esto es, no limitarse a una propuesta más para legislar. Dotar el planteamiento de todos los componentes que lo fortalezcan, de veras, en la práctica. Aquí somos muy dados a empalagar las reformas, los cambios de ley, a conferirles efectos mágicos y virtuosos a la promulgación de leyes, no se toma en consideración la gama de consecuencias que a veces resultan siniestras (Lo siniestro diría Freud a propósito de un cuento de Hoffman) La cuestión no sólo es hacer leyes, sino instrumentarlas con una eficacia impecable. Hasta donde la puerca tuerce el rabo.

Se plantea dar un enfoque de salud. Sea pues. Significa esto tener los servicios médicos emplazados para darle conducción a la legalización de las drogas. A vuelo de pájaro: médicos que hacen prescripciones adecuadas, recetas, farmacias y una campaña de disuasión.

Tomo la experiencia del uso del alcohol, otro poderoso estimulante del gorila que llevamos dentro. Las terribles experiencias en familias destrozadas, los accidentes automovilísticos que han llevado a la institución del alcoholímetro o el pozo indeseable del delirium tremens.

No se trata de legalizar sólo para limitar el poder del narcotráfico, la violencia que genera. También hay que considerar a las personas que han optado por asumir el riesgo sin límites sobre su propia salud, qué las llevó a esa decisión. Porque no se trata de un consumo ritual, recreativo o medicinal, ni de frustrada especulación (Benjamin, Bloch, Jünger) Estamos hablando de un consumo que estimula la imaginación y el desempeño en la vida diaria de quien consume sicotrópicos (Héctor Lavoe dónde estás)

Hay que tener claro que en este pronunciamiento de notables se trata de reducir la violencia derivada del narcotráfico. No hay pronunciamiento respecto a la violencia generado por la disputa de la riqueza, del cual el narcotráfico sólo es un capítulo.

El abogado, el economista y el siquiatra han prendido el boiler (el calentón le dicen en otras latitudes de la república) que sigan adelante y asuman las consecuencias.

 

martes, 30 de julio de 2013

Modelo de poder y desgobierno


 
Tenemos un modelo de poder que aplaude la codicia y estimula la concentración de riqueza en pocas manos (los datos dados a conocer por Coneval son elocuentes) Un modelo de poder que emerge del desmantelamiento consistente y persistente de disposiciones constitucionales y jurídicas que apuntalaron la estabilidad política con ejercicio autoritario. En consecuencia el desgobierno se extiende sobre una desagradable polaridad donde los ricos se hacen más ricos y los pobres son más. La burocracia política se hace más torpe, enfocada sólo en atender los interese y demandas de los que son menos, pero tienen la riqueza y el poder.

Bajo este modelo de poder el rendimiento de la democracia no cubre las expectativas de una vida mejor para la población en su conjunto (el mismo gobierno ha dado la voz de alarma respecto a la informalidad económica creciente) Las fórmulas de gobierno democráticas son impotentes para transformar la realidad. Los gobernantes se sumen en la rechifla diaria del respetable, aun así, están dispuestos están dispuestos a profundizar el modelo de poder.

En esas estamos cuando ocurre el asesinato de dos miembros de la marina, el vicealmirante Carlos Miguel Salazar Ramonet y uno de sus escoltas, Ricardo Francisco Fernández Mercado. La voz escandalizada de los medios y de la opinión sube de decibel, hace ruido y es enceguecedora. Se despotrica en contra de los gobernantes y éstos aceptan impávidos toda la mierda que les cae. El colmo es que se le llegue a otorgar razón a la estrategia de la administración anterior, precisamente aquella que le dio vuelo a los delincuentes al considerarlos enemigos de guerra.

Como dijo Roberto Roena, sentémonos a pensar.

Acaso la delincuencia organizada no está alineada al imperativo dominante de la riqueza es poder. Entonces, bajo este principio valorativo a la delincuencia se le ha hecho fácil montar un negocio no autorizado de producir y trasegar drogas, negocio que se ramifica hacia la extorsión y el secuestro.

Visto así, cualquier estrategia militarista, policial, judicial en contra de los narco negocios es limitada. Estamos ante un negocio pujante pues se realiza en un mercado atractivo en ganancias pues tiene consumidores garantizados y no han dejado de crecer en su número. Contra ello existe prevención social ¿Es suficiente? La respuesta está en el largo plazo.

Están los consumidores, la cuestión es poner a disposición el producto. Éste se produce aquí o se importa. La oferta está disponible porque no se han erradicado los cultivos de estupefacientes y porque el sistema aduanero es débil para detectar y confiscar el trasiego de drogas.

Otro elemento para este negocio es disponer de recursos humanos y al crimen organizado fuerza de trabajo no le falta en la variedad actividades y oficios que utiliza. Esto gracias a los excluidos que produce el mercado formal, sin dejar fuera a los delincuentes de cuello blanco incrustados en el sistema financiero y de inversiones, además del valor agregado que aportan servidores públicos corruptos.

Y falta el componente más explosivo de este negocio, el recurso de las armas de alto poder y de supuesto uso exclusivo del Ejército. Mientras el crimen organizado tenga a acceso al mercado de armas seguiremos siendo informados de lamentables hechos de violencia. La oferta estadounidense de armas sigue imperturbable, el gobierno norteamericano no ha hecho nada efectivo para contener el comercio de armas hacia las organizaciones delictivas que operan en México. Las condiciones están puestas y parece no importar que la sangre corra de lo lindo.

No es tiempo entonces de cambiar el modelo de poder que prohíja la explosión del crimen organizado.

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