Ya lo han planteado
expresidentes, desde esa cómoda posición ayuna de responsabilidades gubernativas,
legalizar las drogas. Ahora, otros ex, de otro nivel, retoman el asunto ante
los medios. Pedro Aspe, Fernando Gómez Mont y Juan Ramón de la Fuente, situados
desde la sacrosanta sociedad civil se pronuncian para despenalizar el uso de la
marihuana. Valiente hubiera sido que desde el servicio público lo hubieran
hecho. Huele a oportunismo cuando alternan con Jorge Castañeda Jr. y la Sra. María
Elena Morera.
Recuperando lo proporcionado por Proceso on line, se expuso:
“Férreo defensor de la lucha
emprendida por Calderón contra el narcotráfico cuando fue secretario de
Gobernación, Gómez Mont, ahora convertido en activista, dijo que “es tiempo de
sustituir a las Fuerzas Armadas por médicos y psicoterapeutas”.
“El también expanista consideró
que los costos pagados en el país por el combate al narco han sido muy elevados
y no han dado los resultados debidos ante el problema de salud actual.
“Juan Ramón de la Fuente comentó
que hay sectores de la población que se oponen a la propuesta de legalizar la
mariguana y a ellos dirigió una pregunta: “¿Qué es preferible, que detengan a
sus hijos fumando mariguana y los lleven a la cárcel, o que sea sometidos a un
tratamiento?”
“Preguntas como ésta, dijo el
exrector de la UNAM, deben ser parte de un debate serio para luego convidar que
el consenso es posible.”
“De la Fuente sostuvo que se debe
buscar “una despenalización efectiva” con esquemas más flexibles para que el
consumo personal de mariguana no sea criminalizado.
“Que los jóvenes no sean
detenidos porque están fumando mariguana o porque los pescan con un par de
churritos”, dijo.
“En lugar de ello, abundó, que
haya más programas, más clínicas y personal especializado.
“Un claro ejemplo de que la
prevención puede ser un paso importante en las políticas públicas, sostuvo, es
la efectividad en la reducción del consumo de tabaco por estar regulado.
“El tabaco, recordó, “es la única
droga que hemos logrado que su consumo disminuya en los últimos 15 años”
gracias a una intensa campaña de información, educación y prevención.”
“Pedro Aspe afirmó que en materia
económica la despenalización de la mariguana reduciría su costo y ello
disminuiría las utilidades extraordinarias e impactaría en la reducción de prácticas
como corrupción de funcionarios públicos, contratación de sicarios y compra de
armamento.”
La propuesta hay que
robustecerla. Esto es, no limitarse a una propuesta más para legislar. Dotar el
planteamiento de todos los componentes que lo fortalezcan, de veras, en la
práctica. Aquí somos muy dados a empalagar las reformas, los cambios de ley, a
conferirles efectos mágicos y virtuosos a la promulgación de leyes, no se toma
en consideración la gama de consecuencias que a veces resultan siniestras (Lo
siniestro diría Freud a propósito de un cuento de Hoffman) La cuestión no sólo
es hacer leyes, sino instrumentarlas con una eficacia impecable. Hasta donde la
puerca tuerce el rabo.
Se plantea dar un enfoque de
salud. Sea pues. Significa esto tener los servicios médicos emplazados para
darle conducción a la legalización de las drogas. A vuelo de pájaro: médicos
que hacen prescripciones adecuadas, recetas, farmacias y una campaña de disuasión.
Tomo la experiencia del uso del alcohol,
otro poderoso estimulante del gorila que llevamos dentro. Las terribles experiencias
en familias destrozadas, los accidentes automovilísticos que han llevado a la
institución del alcoholímetro o el pozo indeseable del delirium tremens.
No se trata de legalizar sólo
para limitar el poder del narcotráfico, la violencia que genera. También hay
que considerar a las personas que han optado por asumir el riesgo sin límites
sobre su propia salud, qué las llevó a esa decisión. Porque no se trata de un
consumo ritual, recreativo o medicinal, ni de frustrada especulación (Benjamin,
Bloch, Jünger) Estamos hablando de un consumo que estimula la imaginación y el
desempeño en la vida diaria de quien consume sicotrópicos (Héctor Lavoe dónde
estás)
Hay que tener claro que en este
pronunciamiento de notables se trata de reducir la violencia derivada del
narcotráfico. No hay pronunciamiento respecto a la violencia generado por la
disputa de la riqueza, del cual el narcotráfico sólo es un capítulo.
El abogado, el economista y el
siquiatra han prendido el boiler (el calentón le dicen en otras latitudes de la
república) que sigan adelante y asuman las consecuencias.
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