martes, 8 de diciembre de 2015

COP21, en el ajedrez sirio

El viernes 13 de noviembre de 2015, el día de los abominables ataques ocurridos en París, mal fario para la Conferencia/Cumbre sobre el cambio climático de París, 30 Nov – 11 Dic 2015.

La conferencia mundial fue compartida con el tema del terror. Terror que se da en el contexto/disputa política sobre el Medio Oriente y sus yacimientos de hidrocarburos. COP21, su catarata de discursos y algunos desplantes diplomáticos de mandatarios que se niegan el saludo. La majadería se impone a la diplomacia. En la cumbre, como en México, políticos y burócratas dan discursos sin devolución, son un desperdicio de papel. A los más que se llega es a compromisos salvíficos libres de sanción por incumplimiento. Sin presentar el modo de operar, técnica y efectivamente, las medidas que se propondrán, depositadas en la confianza de la buena voluntad, presa de intereses en buena medida de carácter económico. Los negocios primero, después que venga el diluvio.



Se omite recordar que el calentamiento (y el enfriamiento) del planeta es más que milenario, sobre el cual se ha tendido una explicación, digamos astrofísica, acorde a la naturaleza, para la cual no hay fortaleza de la humanidad que la detenga.

El asunto del cambio climático que se aborda en París es el relacionado con la explotación del planeta por la acción de la mano del hombre, de manera devastadora desde la revolución industrial, dando origen al reconocimiento de la técnica laica al servicio de la civilización. Admiración traducida en sucesivos cambios tecnológicos, desarrollados las más de las veces sin reparar en las consecuencias dañinas, francamente destructivas para el ciclo de la vida en la Tierra.



Pero la dificultad, la resistencia que detiene las acciones globales sobre el calentamiento del planeta están en el paradigma económico liberista, de competencia y productividad que no admite esquema alguno de protección, que adicionalmente desacredita todo principio de regulación.

En el medio ambiente el mercado ha encontrado su límite, pues el mercado es parte del problema antes que la solución. Bajo esta consideración, las autoridades de México, como de la mayoría de las naciones participantes en la conferencia mundial sobre cambio climático, son auténticos profetas desarmados. Prefieren celebrar acuerdos comerciales sin tomar las debidas salvaguardas ambientales, las cuales se ignoran o son marginales.


De cumbre a cumbre el dilema es, COP21 v.s.  Davos.
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