Cultivar una flor desde el Poder Legislativo, esa es la metáfora de la aprobación relacionada a las condicionantes de la despenalización del aborto que realizó la mayoría de los legisladores locales del Distrito Federal. Ley que sin remilgos ha publicado el jefe de gobierno de la ciudad de México. Una propuesta formalmente presentada por dos minorías de la Asamblea y con el respaldo de la primera fuerza representada en ese órgano. Legislación que pese a la oposición de las iglesias, la ultraderecha y la familia presidencial, ha mostrado la admirable conjunción entre el trabajo legislativo y la atención a un problema de salud pública que concierne a la decisión, difícil, que tiene la mujer sobre un embarazo no deseado.
La Iglesia no se cruzará de brazos, tendrá a disposición las excomulgaciones que sean necesarias, que serán inútiles frente a una sociedad donde los valores laicos han arraigado. Según reporta Francisco Grafias en Excelsior, un alto funcionario de Gobernación le confió la especie de que la Iglesia se prepara para hacer costosa esa decisión al PRD.
¿Acaso lo ocurrido en ALDF es ejemplo auspicioso de la Ley para la reforma del estado? El miércoles se instalaron los trabajos para dicha reforma y desde ya se cuentan los treinta días para presentar proyectos y los diez meses que quedan para dar acabamiento a una ley. Independientemente del ceremonial actuado en el Palacio de Minería, es de reconocer que el tema de la reforma del estado ha sido y es una cuestión que, con más de una década en el debate, se maneja en un pequeño círculo de políticos y académicos. De ahí que el reto de la ley, de sus trabajos preparatorios, es construirlos como un proyecto que interese a la población. De ahí la comunicación, no en el sentido de publicidad, que le diga a la ciudadanía en qué le va a cambiar la vida para mejorar la convivencia cotidiana, cuál es el aporte civilizatorio de dicha reforma del estado. Una reforma que no quede en un reparto cupular del poder, que pueda ser apropiada, hecha suya, por el ciudadano común. Ese es el trabajo extraparlamentario que no pueden descuidar los legisladores y las autoridades convocadas.
Es importante el acompañamiento que le dé el presidente Calderón, que muestre atributos cooperativos o generosos, según le gusta expresar a él. Y no se trata de exigirle protagonismo, sino seguimiento puntal, de no regatear recursos para los propósitos reformadores, de no poner condiciones al servicio de poderes fácticos. Que se conduzca como de jefe de estado no de familia ( el caso del aborto está a la vista) Que no ceda a la tentación de los coloquialismos y los malos chistes como el de ayer jueves en León, Guanajuato, donde dijo que se le daría una zapatiza al contrabando. En una frase, que no siga los pasos de Fox. Personaje al que ayer el mismo Felipe Calderón elogió en su tierra.
Al presidente se le ha reconocido el gesto de diferenciarse de su antecesor. Que ese gesto sea conducta visible en apoyo a los trabajos para la reforma del estado. Que no se deje intimidar por los que le excitan para condescender en la formación de una nueva guerra santa.
México tiene un régimen presidencial, por eso la reforma del estado requiere del apoyo de Felipe Calderón. México es una país de culto a las luchas sociales, por eso es obligado que se dé la apropiación social de la reforma del estado. Sólo así la reforma del estado puede ser la simiente de una nueva época. Evitar el ejercicio inútil se hace consigna.
La Iglesia no se cruzará de brazos, tendrá a disposición las excomulgaciones que sean necesarias, que serán inútiles frente a una sociedad donde los valores laicos han arraigado. Según reporta Francisco Grafias en Excelsior, un alto funcionario de Gobernación le confió la especie de que la Iglesia se prepara para hacer costosa esa decisión al PRD.
¿Acaso lo ocurrido en ALDF es ejemplo auspicioso de la Ley para la reforma del estado? El miércoles se instalaron los trabajos para dicha reforma y desde ya se cuentan los treinta días para presentar proyectos y los diez meses que quedan para dar acabamiento a una ley. Independientemente del ceremonial actuado en el Palacio de Minería, es de reconocer que el tema de la reforma del estado ha sido y es una cuestión que, con más de una década en el debate, se maneja en un pequeño círculo de políticos y académicos. De ahí que el reto de la ley, de sus trabajos preparatorios, es construirlos como un proyecto que interese a la población. De ahí la comunicación, no en el sentido de publicidad, que le diga a la ciudadanía en qué le va a cambiar la vida para mejorar la convivencia cotidiana, cuál es el aporte civilizatorio de dicha reforma del estado. Una reforma que no quede en un reparto cupular del poder, que pueda ser apropiada, hecha suya, por el ciudadano común. Ese es el trabajo extraparlamentario que no pueden descuidar los legisladores y las autoridades convocadas.
Es importante el acompañamiento que le dé el presidente Calderón, que muestre atributos cooperativos o generosos, según le gusta expresar a él. Y no se trata de exigirle protagonismo, sino seguimiento puntal, de no regatear recursos para los propósitos reformadores, de no poner condiciones al servicio de poderes fácticos. Que se conduzca como de jefe de estado no de familia ( el caso del aborto está a la vista) Que no ceda a la tentación de los coloquialismos y los malos chistes como el de ayer jueves en León, Guanajuato, donde dijo que se le daría una zapatiza al contrabando. En una frase, que no siga los pasos de Fox. Personaje al que ayer el mismo Felipe Calderón elogió en su tierra.
Al presidente se le ha reconocido el gesto de diferenciarse de su antecesor. Que ese gesto sea conducta visible en apoyo a los trabajos para la reforma del estado. Que no se deje intimidar por los que le excitan para condescender en la formación de una nueva guerra santa.
México tiene un régimen presidencial, por eso la reforma del estado requiere del apoyo de Felipe Calderón. México es una país de culto a las luchas sociales, por eso es obligado que se dé la apropiación social de la reforma del estado. Sólo así la reforma del estado puede ser la simiente de una nueva época. Evitar el ejercicio inútil se hace consigna.