“Parecería que en el reducto imaginario de la reacción mexicana hubiera un letrero, inscrito sin ironía alguna: ‘No pierdas de vista tus ideas fijas’. Ayer como hoy.”
Gastón García Cantú
Cuando el presidente Andrés
Manuel López Obrador informó al pueblo que había contraído la infección del
virus SARS-CoV2 (24-01-2021) de inmediato el Dr. y la Dra. Muerte recomendaron
los medicamentos para inducir -en su imaginación enferma- un tratamiento letal.
Sus mensajes de aversión fueron replicados en las redes sociales. Los emisarios
de la muerte y su fracaso instantáneo marcaron un momento que exhibe de cuerpo
entero a la reacción mexicana, el imaginario que distingue a los reaccionarios,
que bien pueden vestirse de liberales o progresistas, reaccionarios se quedan.
Son reaccionarios los que esperan
que un gobierno extranjero intervenga en la política interna del país. Son
reaccionarios los que rechazan la igualdad plena de los ciudadanos, el clasismo
lo ponen por encima de la ciudadanía, pues las diferencias de riqueza dictan
una categorización de la ciudadanía y refuerzan desigualdades. Son
reaccionarios los que sostienen prejuicios raciales y ven como única virtud del
pueblo (los no ricos) obedecer dócilmente. Son reaccionarios los que se
desentienden del gobierno de, para y por el pueblo, de la democracia.
Por esas ideas fijas a los reaccionarios les encantan los regímenes autoritarios porque imponen un trato diferencial a los ciudadanos, los gremializan dentro de la economía formal. Ponen en la cúspide de los derechos a los grandes empresarios, después a los que desempeñan actividades intelectuales de diversa ocupación o presentación. Otro trato tiene los asalariados del sector público y privado. El resto de la ciudadanía se refugia en la economía informal y si tienen una parcela procuran el autoconsumo. Y si la economía formal los sigue rechazando, a esos ciudadanos la migración les resulta una opción. Y no incluyo a los miles de familias que se dedican a actividades delictivas.
Esta variación de ciudadanía les parece normal, deseable o tolerable a los reaccionarios. Por eso su gran enojo con la transformación en curso. Sólo así se entiende porqué han hecho de la pandemia un tema para el conflicto, denostando sin tregua la política de salud y atacando el Plan Nacional de Vacunación. Los reaccionarios han hecho una apuesta alta al fracaso de la salubridad, esto con el propósito de llegar a las elecciones de medio año con una victoria pírrica e infame. Es su cálculo. Afortunadamente, los reaccionarios no tienen al pueblo de su lado, ni tienen a su disposición el aparato público como en el pasado reciente.