viernes, 14 de mayo de 2021

Lo que enseña la vacunación

 

La Patria, de Jorge González Camarena (1962)


El programa nacional de vacunación para contrarrestar la enfermedad respiratoria causada por el virus SARS-CoV2, sigue su entusiasta curso. La pandemia agarró a todo mundo fuera de lugar y todavía, a nivel mundial, no se puede declarar el control de la enfermedad.

Semejanzas y diferencias halladas en cada país y región, revelarán en el futuro inmediato la respuesta universal a la eventual repetición de este mal específico.

Lo que hemos aprendido con la pandemia en México es de alto valor cívico para nuestra continuidad como sociedad.

Las medidas represivas, como el toque de queda, fueron innecesarias. A excepción de algunas localidades donde su autoridad así lo decidió. Se apeló a la conciencia de las personas para enfrentar el trance en libertad. Persuasión para convencer antes que recurrir a medidas coercitivas.

La atención se dio y se sigue dando con ánimo igualitario, cero exclusión o privilegio. Hay quienes voluntariamente se han puesto al margen de la vacunación porque no creen en los riesgos de la enfermedad, o por considerar que el autocuidado es la práctica conveniente o, en el extremo, no confiaron en el sistema de salud y corrieron al extranjero para atenderse.

Pese a no contar con las mejores condiciones, el sistema público de salud se reconstruyó a marchas forzadas para sustraerlo de la corriente privatista, en la cual el lucro se impone sobre el Derecho constitucional a la salud.

Con libertad e igualdad, hemos tenido jornadas de vacunación a lo largo y ancho del país con la fraternidad a flor de piel, con una alegría ataja temores propios de un virus desconocido, nuevo. Inhumanos han sido los temores procreados por la infodemia divulgada por quienes han hecho de la pandemia la oportunidad para golpear políticamente al gobierno de México. Son los intereses de quienes se sienten afectados por la 4T los propulsores del miedo, del pánico.

Para concluir, otro elemento a destacar. La demostración de un servicio público de calidad que todos los beneficiados por la vacunación hemos constatado. Sin burocratismo, ni tráfico de influencias y sin corrupción. Eso es lo que pedimos todos los mexicanos y el programa de vacunación ha hecho patente. Es el botón de muestra de la cuarta transformación, para que se replique en educación, en seguridad. Que valga la pena continuar el proceso de transformación con nuestra confianza decidida. Una forma de hacerlo es ir a votar el seis de junio.

En esta ocasión me ahorré el análisis. Dedicarle unos párrafos a la pedagogía política lo consideré pertinente.

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