jueves, 27 de octubre de 2016

Mujer, indígena y pobre

“Circulan innumerables leyendas sobre esta fase de preparación de los Justos, en la que se los encuentra entre los saltimbanquis ambulantes, los penitentes vagabundos, los fugitivos: cubiertos con todas las máscaras para esconder, para cubrir su rostro que resplandece.”
Elie Wiesel

Hay una estructura mental tradicional a la cual le resulta imposible pensar el dejar los destinos del país a una mujer que por sus atributos sea indígena y pobre. En el gozo de nuestra arlequinesca modernidad seguimos siendo una sociedad conservadora y racista, convencida de que el excluido debe de permanecer de por vida en esa condición, generación tras generación.

A cuestión de qué viene este párrafo introductorio.

Empiezo por un antecedente que vale traer a la memoria. El 27 de agosto de 1995, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional llevó a cabo una consulta nacional, una serie de preguntas dentro de la cual destacaba la conveniencia de que ése movimiento insurreccional se convirtiera en fuerza política. La respuesta fue a favor de esa conversión. Lo que no aclararon los consultantes fue su definición de fuerza política. ¡Eh ahí el detalle!

21 años después, en este mes de octubre los zapatistas –sin más detalles- proponen armar –sin armas- una candidatura independiente para la presidencia de la república con la triple especificación: mujer, indígena y pobre.

No me detendré en la ponzoña y el despecho que se ha estilado en la opinión publicada y en las redes respecto a esta propuesta que, vale decirlo, tiene un trecho largo para materializarse. Pero si lo haré brevemente en referencia a los políticos institucionales. En primer lugar López Obrador y su movimiento. La propuesta zapatista los hizo sentirse agraviados por considerar a la candidatura independiente en ciernes un ataque directo a su proyecto. La verdad, AMLO y Morena deben entender que no tienen el monopolio de la representación de la izquierda, incluida la acepción presupuestal a la cual pertenecen.

En segundo término, pero no menos importante, el silencio como la respuesta impropia de los representantes institucionales que tienen algo que abundar extendidamente: el INE, el Congreso y Gobernación. Saludar el gesto zapatista como demostración de que las instituciones políticas están preparadas para la eventualidad de una candidatura independiente con esas características. No lo hicieron.

Parece que el anuncio zapatista fue recibido en el ecosistema electoral con la compungida exclamación: ¡Éramos muchos, y parió la abuela!


Llegarán los días en el que formalmente estén inscritas y aceptadas las candidaturas para la competencia por la presidencia de la república para el 2018. Me divierte imaginar una boleta electoral que al lado de los candidatos del PRI, el PAN y Morena, presente a los candidatos independientes: la candidata zapatista, Jaime Rodríguez, Jorge G. Castañeda, Margarita Zavala y Manlio Fabio Beltrones.
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