viernes, 27 de julio de 2012

Ferdinand Lasalle en México




Una diferenciación cuidadosa entre el proceso poselectoral de impugnación impulsado por Andrés Manuel López Obrador y el movimiento social #YoSoy132.

Del primero, de las impugnaciones, habrá que decir que legalmente tiene una fecha definitoria el 6 de septiembre. Ese día el Tribunal Electoral dará por válidas las elecciones presidenciales del primero de julio y declarará presidente electo a Enrique Peña Nieto. Tan es así que el mismo López Obrador adelanta una sugerencia, que el Congreso nombre un presidente interino a sabiendas de que las elecciones serán validadas por el Poder Judicial. Como si fuera tan fácil, la simple posibilidad desataría una guerra civil. Desconocer la voluntad ciudadana y la operación del aparato electoral, de sus autoridades autónomas. Tirar al bote de la basura la secuencia reformadora iniciada en 1977 y que ha ayudado al país a mantener la gobernabilidad. Para mi las elecciones 2012 están consumadas, su veredicto se apegó a derecho.

La otra parte que quiero resaltar es la del movimiento social. Es otro nivel de análisis que coincide con el proceso electoral pero que atiende a otra realidad. A la disputa del poder extraelectoral o al margen de los procedimientos del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales. El día de ayer, jueves 26 de julio, #YoSoy132 inició el cerco mediante una valla humana de las instalaciones de la empresa Televisa, que están ubicadas en la avenida Chapultepec. Con los poderes fácticos hemos topado.

Aquí viene a cuento el título. Fue el político alemán, Ferdinand Lasalle, quien reflexionó la Constitución de un país como la suma de los Factores Reales de Poder. Con ello quería significar que frente a la Constitución de papel existe una Constitución como constelación de fuerzas: Clero, Militares, Capitalistas y los Obreros, a saber. El fundador de la socialdemocracia tenía en mente incluir los derechos de los trabajadores dentro del régimen capitalista, de organización y de un código laboral tutelado por el Estado. El éxito de la propuesta fue espectacular en el siglo XX, base teórica del Estado del Bienestar y de la influencia de la Socialdemocracia.

En México no dejó de tener impacto esta reflexión, en la Constitución de 1917 y en la configuración del poder realizada por el presidente Lázaro Cárdenas, existente de manera viable y creíble hasta 1982. Los factores reales del poder eran reconocidos y estaban acotados por el arbitraje del presidente en turno. Lo que se ha perdido es esa capacidad de arbitraje presidencial. Ahora, los factores reales de poder son corporativismo descarnado, sin control ni contrapesos. Se llegan a poner por encima de la autoridad presidencial, de manera destacada los empresariales y la iglesia católica.

Frente a los poderes fácticos, la ciudadanización se ha ido abriendo paso con el establecimiento de aparatos autónomos como el IFE, el IFAI, la CNDH. Cualquier avance en materia de reforma política, incluida la electoral, tiene que cuestionar el papel de los factores reales de poder, regularlos en favor de una ciudadanización efectiva. Es el siguiente paso en la democratización del país. Es el proyecto seminal de #YoSoy132 que no se agota en lo electoral, ni pasa obligadamente por el desconocimiento de los resultados electorales, ni le es característico. #YoSoy132 es un llamado para que los derechos ciudadanos, en lo futuro, no queden arruinados por los poderes fácticos.

Tan claro como si el resultado electoral hubiera favorecido a López Obrador con todo el rigor de los procedimientos electorales. La coalición Compromiso por México y Enrique Peña Nieto no tendrían con qué reclamar la “imposición” del Grupo Monterrey, MVS y La Jornada. Más vale no enredarse. Mucho se avanzó con la obligación de sacar de la jugada la propaganda gubernamental y la realizada por terceros. Las condiciones de las pasadas elecciones fueron más parejas. Lo que no se vivió antes del 2000.

martes, 24 de julio de 2012

Tiempo para despejar




Las impugnaciones o inconformidades sobre el proceso electoral 2012 están en curso, toca a las instancias de ley despejarlas. Los cuentos y las pruebas caerán por su propio peso a su tiempo. Ese es un aspecto que de momento no le veo mayor rendimiento mediático y de movilización social. Lo complicado es desprendernos de la atmósfera viciada por la variopinta propaganda que se empeñó en degradarnos como país. Esto no quiere decir que cerremos los ojos a los problemas nacionales y nos instalemos en el nirvana de los consejos motivacionales.

Dónde estamos y a dónde queremos llegar. Integrar propósitos para que se refuercen mutuamente. El gobierno saliente deja un estado de cosas que no se puede ignorar, pues desde ahí se tiene que partir para proponer las metas posibles. No es sencillo porque la disputa por el poder, el prestigio y la riqueza conspiran sin descanso, al grado que cada propuesta de interés público tiene oquedades desde donde se fortalecen indebidos intereses particulares. Se desvirtúa la bondad de tal o cual proyecto o programa. Si se quiere brindar acceso a las tecnologías de la información en las escuelas públicas alguien ya está armando su negocio (Enciclomedia) Si de apoyos al campo se trata, el funcionario agropecuario ya está haciendo fila para aprovechar los subsidios (Procampo) Si de pensiones a la tercera edad hablamos, cómo separar el apoyo a quien no lo necesita.

Alimentación, educación, medio ambiente, salud, seguridad, materia pública desde el resorte del ejercicio de gobierno. Producción y empleo, empresas y sindicatos, materia de arbitraje y concertación. Procuración e impartición de justicia, coordinación entre niveles de gobierno y competencia de poderes, Ejecutivo y Judicial. Por y para fortalecer el Estado de Derecho y el uso pleno de los derechos ciudadanos.

Sin lenguaje que suene grandilocuente o abstracto para la mayoría de la población. Reformas estructurales, política de Estado o políticas públicas, hablar de cruzada o combate, están demás. Se gobernará a una sociedad dividida, lastimada, que vive al día, que esta harta de tecnicismos y de proclamas bélicas. Una sociedad con una solidaridad devaluada entre sus individuos, los cuales quedan reducidos a la calidad de objetos, cosas, sin identidad histórica, oscilantes entre la depredación del entorno y el consumo masivo de espectáculos.

Son tiempos de aclarar para el nuevo gobernante, la legitimidad electoral no será suficiente ante los desafíos de la descomposición social. Se acabaron las campañas y pasaron las elecciones, ya se verá de qué está hecha nuestra democracia.

lunes, 23 de julio de 2012

Vender la frustración




Tantos afanes reformadores se han vivido en México para perfilar elecciones intachables y ese adjetivo parece inalcanzable. El detalle está en las formas del clientelismo político, del intercambio de un regalo o una dádiva o un subsidio a cambio del voto. Es el mal que sobrevive a las sucesivas reformas políticas –una democracia por aproximaciones- y los políticos no le hacen el feo, les encantan esas prácticas que permean todo el espectro político. No hay manera de que el clientelismo se documente con la fuerza de invalidar la elección presidencial, si acaso multas millonarias. La centralidad del sistema electoral está en el ejercicio del voto libre y secreto del ciudadano frente a la urna. Es su fortaleza. Ya lo decía el clásico, tú toma lo que te den, al fin y al cabo el voto es a conciencia. Decíamos ayer.

Ah, pero los resultados no me favorecen, ni para alegar el voto por voto, casilla por casilla. Como pierdo justifico mi derrota diciendo que hubo compra de votos y hasta doy una cifra aproximada: cinco millones de votos. De dónde las cuentas, pues de una chistera llamada inocencia. No fueron uno, dos, tres millones de votos comprados, que va. A buscar cinco millones de ciudadanos que confiesen el hecho de que vendieron su voto. Y en un descuido son más, pues todos los partidos le entraron al enjuague. Nos ponemos medievales y que los quemen en leña verde. Y lo que duele es que el clientelismo electoral se mantiene incólume y las fuerzas políticas no han hecho nada por erradicarlo.

En este cuento de la compra de votos, el ingenio dicta que las posibilidades del mercado son infinitas. Si alguien puede comprar votos no será difícil vender mi frustración, compradores no han de faltar. Se inicia un nuevo negocio político, una ventana de oportunidad, vender el malogrado intento de acceder a la investidura presidencial. Ya no voy alegar que me robaron la elección. La ciudadanía vendió su voto, luego entonces la elección no tiene validez. Si las urnas me desprecian, las marchas me apapachan. El pueblo marchó, Peña no ganó. Viva el nuevo silogismo, marcha mata votos. Es la democracia alternativa que se ahorra el costo de las instituciones con un líder carismático, como si fuera gratis. La consigna es demoledora: a la gorra no hay quien le corra.

Que Peña Nieto toma posesión el primero de diciembre próximo no hay duda. El asunto es cómo va a desembrollar el lío que le han armado.
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