sábado, 19 de mayo de 2012

Desesperación




Cuando la capacidad de espera está anulada, cuando la confianza en la fuerza propia está abatida. Desesperación que nos señala que todo es válido y no hay límite moral que detenga la decisión aberrante. En ese punto están algunas campañas por la presidencia de la república.

Josefina Vázquez Mota, ya lo he dicho, está totalmente en manos de Felipe Calderón y no conduce su destino político. La presentación y arraigo de tres Generales ocurrido en estos días (no importa si están en activo o retiro) es un acto desesperado decidido en Los Pinos y operado por la Secretaría de la Defensa y de la Procuraduría General de la República. No es guerra en contra del crimen organizado, ni procuración de justicia. Es un acto de campaña para desbarrancar al puntero.

Son más las dudas frente a la falta absoluta de certezas que ofrece el gobierno. Se dice que es una investigación con más de un año de iniciada y que en este momento se hace pública, con oportunidad para sacar raja electoral. Recordemos que el fin de semana pasado Felipe Calderón hizo una visita privada a los Estados Unidos, de la que no se dio más pormenor que hacerse presente con su amigo Alonso Lujambio que se trata en contra del mal del cáncer en el estado de Arkansas. No hay una investigación consolidada, con todos los elementos fundados para dictar una orden de aprehensión. El sustento son testigos protegidos, delincuentes y la DEA, una forma de delincuencia organizada tolerada al servicio del actual gobierno. Es indignante porque proviene de la autoridad y la condena de los medios y de la sociedad civil es tibia, por decir que inexistente. De lo que se trata es de generar condiciones para que no haya o se anulen las elecciones. Para el caso es lo mismo.

Andrés Manuel López Obrador sigue el guión de la derecha ya conocido en las últimas dos elecciones por la presidencia. AMLO ya hace llamado al voto útil y sus huestes se dedican a estigmatizar al puntero, como si se tratara de la reedición del “peligro para México”. Ya sabemos el costo que tiene ese guión para el país, doce años de deterioro, desprestigio mundial, pobreza y muerte, la división de los mexicanos. La fobia tiene compañeros de viaje y después nadie se hace responsable. Quién, no panista o de derecha, se atreve a decir abiertamente que votó por  Vicente Fox. Quién, desde la izquierda, mintió acerca de que se tenía presencia en todas las casillas para defender el voto en 2006. No se pudo sustentar un alegato demoledor.

A dónde vamos si nos dejamos conducir por la desesperación que es la pérdida total de esperanza, hasta alcanzar la alteración extrema del ánimo causada por la cólera, el despecho o el enejo. Sabemos que en la política no hay santos, pero qué necesidad en convertirse en demonios.

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En estos días los medios hablan de los muchachos de la Ibero, del ITAM y de la Anáhuac como ejemplo de ejercicio de libertades. En la oscuridad están los muchachos de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, cuya rectora, la Dra. María Esther Orozco, ha vivido meses aciagos, asediada. Es atacada por querer hacer de esa universidad centro de estudio con mayor índice de titulación entre los jóvenes que ingresan a esa institución.

miércoles, 16 de mayo de 2012

No es cuestión de darle la vuelta




Hay sucesos, entiéndase noticias, que viven al día siguiente de producirse. Su ciclo de vida, por decirlo de alguna manera, es corto. Otros más no alcanzan lugar al otro día en la prensa o lo hacen de manera aislada. Ocurre de sucesos que tensan la relación entre las élites y la sensibilidad ciudadana y no desaparecen inmediatamente, van dejando una estela informativa en proceso de extinción o una derivación hacia otro suceso o serie de sucesos. Esto es más evidente en procesos normados de la disputa por el poder como lo son los electorales.

Durante esta semana, el encuentro ciudadano de los estudiantes de la Ibero con el candidato Enrique Peña Nieto –del viernes 11 de mayo- ha sido la noticia más comentada, analizada, interpretada y, por supuesto, utilizada para llevar agua al molino de las respectivas escuadras. Del torbellino, lo verdaderamente rescatable es el video difundido en YouTube por los estudiantes señalados erróneamente y los artículos de José Carreño Carlón (La Ibero y el traje nuevo del candidato, El Universal) y de Luis F. Aguilar (La democracia expresiva, Reforma)

¿Nos vamos a quedar en el 11 de mayo hasta el día de las elecciones? Pues hay quien ve en ello un filón para mantener la línea de la descalificación política por sobre la de los contenidos del quehacer gubernamental hacia el futuro inmediato. Por ejemplo, debatir sobre el futuro de la educación superior. Para mí es insustituible el papel de la universidad pública y gratuita en una sociedad con tanta desigualdad. Un principio de equidad en la profesionalización. También reconozco el derecho a la opción de una universidad privada. Y el derecho a no ingresar a una institución de enseñanza superior (Hay jóvenes que están convencidos de que lo suyo no pasa por la universidad)

El asunto sería, recordando al clásico Jorge Carpizo, hacer un diagnóstico de la educación superior, sus fortalezas y debilidades. Diseñar un sistema incluyente, donde la elección de los jóvenes sea eso. Que el dinero, las influencias o el burocratismo no sean factor en la formación profesional de su vocación. El chiste es no quedarnos en la caricatura y el montaje fotográfico sobre un suceso, sino hacer el proyecto de una educación superior que los jóvenes de México y el país requieren. Tal vez este tema no sea el de máxima prioridad, frente al del crecimiento económico o al de la inseguridad, pero si parte de una agenda que no ha quedado debidamente establecida frente a la desorientación de las campañas sucias.  

Reiterar la importancia de la educación es una vía consistente para no repetir las noticias de violencia de juventud destrozada salvajemente y que vemos casi todos los días. Noticias de la guerra en contra del crimen organizado que son ya estigma del actual gobierno.


domingo, 13 de mayo de 2012

Tres, dos, uno



Hace ocho días estábamos a la espera del primer debate entre presidenciables. Con morbo, se tenía la expectativa de un golpe espectacular, capaz de derrumbar candidaturas, de manera específica la de Enrique Peña Nieto. No fue así. La expectativa no desapareció, sólo se aplazó para una mejor ocasión. Ni siquiera funcionó el posdebate, el cual quedó encapsulado en las curvas voluptuosas de un escote. Para mí, de acuerdo con lo que se expresó en las redes, la contienda se simplificó entre Peña Nieto y López Obrador. Después del debate los peñistas siguen siendo peñistas, los pejistas singuen siendo pejistas y sólo hubo menos adeptos para Chepina. Sí tuvo efecto el debate, como para hacer una contienda entre dos, no entre tres, como dice López Obrador. De ahí saldrá uno que ganará con  ventaja firme, sin mayor margen para el conflicto poselectoral.

No obstante, la expectativa de una caída espectacular no se evaporó, se aplazó. En las mismas redes sociales se ha hecho del evento de Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana del viernes pasado, la realización de una profecía autocumplida. No se habló del diálogo sostenido entre el candidato y los estudiantes, se desahogaron reproduciendo los mensajes de los jóvenes que no quieren a Peña Nieto y lo hicieron patente durante su visita. Inadvertidamente, el discurso amoroso de López Obrador fue tirado a la basura por sus seguidores. A lo mejor no ha habido un sincero discurso amoroso y el debate no ganado fue la pauta para darle cauce al discurso de odio en forma de mofa.

Un discurso amoroso, al que se podría suponer abrevado en la lectura de El Banquete de Platón, de los Evangelios,  de Ovidio y su Arte de Amar, De Amore de Marsilio Ficino o a Denis de Rougemont con su reflexión ensayada en El Amor y Occidente. Nada de eso. Da lástima que los miembros de la república amorosa se hicieran sus desafectos. El esfuerzo por darle un giro de 180 grados -de rijoso a amoroso- a la imagen de López Obrador se fue al despeñadero. Al menos entre los seguidores del Peje, el discurso amoroso es una impostura. No se han dado cuenta que al derribar la plataforma discursiva y retomar actitudes belicosas lo único que están promoviendo es trasladar las preferencia de Josefina Vázquez Mota hacia Peña Nieto.

Lo más grave es que los hechos lamentables de un sexenio desastroso como el de Felipe Calderón queden fuera de foco. La consecuencia de dejarlo a la sombra lo hace más peligroso, pues es del dominio público que Calderón no está dispuesto a entregar el poder a otra persona que no sea de su partido. De ahí que el contexto de la guerra en contra del crimen organizado y la violencia paramilitar (disfrazada de narca) que ha desatado se constituya en la coyuntura propicia para cancelar la democracia.

Privilegiar las propuestas, no los enconos.




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