miércoles, 16 de mayo de 2012

No es cuestión de darle la vuelta




Hay sucesos, entiéndase noticias, que viven al día siguiente de producirse. Su ciclo de vida, por decirlo de alguna manera, es corto. Otros más no alcanzan lugar al otro día en la prensa o lo hacen de manera aislada. Ocurre de sucesos que tensan la relación entre las élites y la sensibilidad ciudadana y no desaparecen inmediatamente, van dejando una estela informativa en proceso de extinción o una derivación hacia otro suceso o serie de sucesos. Esto es más evidente en procesos normados de la disputa por el poder como lo son los electorales.

Durante esta semana, el encuentro ciudadano de los estudiantes de la Ibero con el candidato Enrique Peña Nieto –del viernes 11 de mayo- ha sido la noticia más comentada, analizada, interpretada y, por supuesto, utilizada para llevar agua al molino de las respectivas escuadras. Del torbellino, lo verdaderamente rescatable es el video difundido en YouTube por los estudiantes señalados erróneamente y los artículos de José Carreño Carlón (La Ibero y el traje nuevo del candidato, El Universal) y de Luis F. Aguilar (La democracia expresiva, Reforma)

¿Nos vamos a quedar en el 11 de mayo hasta el día de las elecciones? Pues hay quien ve en ello un filón para mantener la línea de la descalificación política por sobre la de los contenidos del quehacer gubernamental hacia el futuro inmediato. Por ejemplo, debatir sobre el futuro de la educación superior. Para mí es insustituible el papel de la universidad pública y gratuita en una sociedad con tanta desigualdad. Un principio de equidad en la profesionalización. También reconozco el derecho a la opción de una universidad privada. Y el derecho a no ingresar a una institución de enseñanza superior (Hay jóvenes que están convencidos de que lo suyo no pasa por la universidad)

El asunto sería, recordando al clásico Jorge Carpizo, hacer un diagnóstico de la educación superior, sus fortalezas y debilidades. Diseñar un sistema incluyente, donde la elección de los jóvenes sea eso. Que el dinero, las influencias o el burocratismo no sean factor en la formación profesional de su vocación. El chiste es no quedarnos en la caricatura y el montaje fotográfico sobre un suceso, sino hacer el proyecto de una educación superior que los jóvenes de México y el país requieren. Tal vez este tema no sea el de máxima prioridad, frente al del crecimiento económico o al de la inseguridad, pero si parte de una agenda que no ha quedado debidamente establecida frente a la desorientación de las campañas sucias.  

Reiterar la importancia de la educación es una vía consistente para no repetir las noticias de violencia de juventud destrozada salvajemente y que vemos casi todos los días. Noticias de la guerra en contra del crimen organizado que son ya estigma del actual gobierno.


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