La liga se está estirando y en la
controversia sobre la reforma educativa, paradójicamente, la educación está
ausente. Bajo esta aproximación me pitorreo de la reforma educativa, se echó a
perder.
En primer lugar, de origen la
reforma estuvo viciada pues se hizo a pedido o presión de un grupúsculo de
empresarios con el propósito deliberado de someter al gremio de los profesores
de la educación básica. Esta raíz política ha dado pie al conflicto y la
educación, bien gracias.
Es irrefutable que los proyectos
de ley no fueron redactados por el presidente Peña Nieto. Así no funcionan las
cosas. Quienes la redactaron que la defiendan. Bien harían en dar a conocer qué
oficinas gubernamentales, institutos o consultorías se encargaron de los
proyectos y expusieran el proceso real de formulación de la propuesta que llegó
al Congreso. O como en el caso de los libros de texto gratuitos, la cadena
productiva/redactora recayó en free lance
(Hecho vergonzoso que permanece impune y se pavonea en las aulas de la
educación básica)
Menciono esto porque nadie habla
de la visión del proyecto como elemento formador del consenso y lo que tenemos
es un zipizape. Cuando la controversia se convierta en desgracia, nadie se
querrá hacer cargo y quien lo haga quedará marcado como incompetente.
¿Hay un ideal de educación? O se
trata de una diversidad de acuerdo a los fines mayores que se planteen. Se
alega que no se enseñan bien las matemáticas. Depende de lo que se entienda por
ello, pero nadie está obligado a saber matemáticas en serio, a acometer
problemas relacionados con el Teorema de Frobenius. Que la enseñanza actual no
fomenta la lectura. Difícil de resolver si la mayoría de la gente pierde su
tiempo frente a la televisión o escuchando la radio. En la vida cotidiana, leer
y escribir está devaluado frente a la primacía de la actitud o el plante,
porque la cuestión de la vida es 110% actitud. Y no metamos en esta discusión a
los disléxicos porque en una de esas nos convencen de la inutilidad de la
lectura.
Qué se entiende por una educación
de calidad. No hay una definición absoluta. Dependiendo de las condiciones y
los propósitos. En Poesía y Verdad
Goethe nos cuenta que de chiquito los profesores iban a su casa a impartirle
letras clásicas y matemáticas. Ése es un modelo de educación de calidad
extinto.
La reforma educativa, su
controversia, su fondo político, sus barricadas y desplantes machistas es ya
una pérdida de tiempo, un sacrificio inútil. Lo mínimo a lo que podríamos aspirar
es a recuperar a decir buenos días por el levántate güey, el con permiso por el
quítate puto. Eso no lo garantiza el proyecto de reforma tal cual.
Adicionalmente, no menos
importante, la reforma se ha enfocado de tal forma que el maestro aparece como el
problema y se pretende reeducar a más de un millón. No se menciona el problema representado por la falta de apoyo que tienen
los niños en su casa ¿Cuántos de ellos repasan las lecciones del día con uno de
sus tutores?
Parafraseando a Marshall Sahlins,
lo que se tiene que desaprender es “a buscar nuestro beneficio a costa de quien
sea”