jueves, 29 de agosto de 2013

Me pitorreo de la reforma educativa


La liga se está estirando y en la controversia sobre la reforma educativa, paradójicamente, la educación está ausente. Bajo esta aproximación me pitorreo de la reforma educativa, se echó a perder.

En primer lugar, de origen la reforma estuvo viciada pues se hizo a pedido o presión de un grupúsculo de empresarios con el propósito deliberado de someter al gremio de los profesores de la educación básica. Esta raíz política ha dado pie al conflicto y la educación, bien gracias.

Es irrefutable que los proyectos de ley no fueron redactados por el presidente Peña Nieto. Así no funcionan las cosas. Quienes la redactaron que la defiendan. Bien harían en dar a conocer qué oficinas gubernamentales, institutos o consultorías se encargaron de los proyectos y expusieran el proceso real de formulación de la propuesta que llegó al Congreso. O como en el caso de los libros de texto gratuitos, la cadena productiva/redactora recayó en free lance (Hecho vergonzoso que permanece impune y se pavonea en las aulas de la educación básica)

Menciono esto porque nadie habla de la visión del proyecto como elemento formador del consenso y lo que tenemos es un zipizape. Cuando la controversia se convierta en desgracia, nadie se querrá hacer cargo y quien lo haga quedará marcado como incompetente.  

¿Hay un ideal de educación? O se trata de una diversidad de acuerdo a los fines mayores que se planteen. Se alega que no se enseñan bien las matemáticas. Depende de lo que se entienda por ello, pero nadie está obligado a saber matemáticas en serio, a acometer problemas relacionados con el Teorema de Frobenius. Que la enseñanza actual no fomenta la lectura. Difícil de resolver si la mayoría de la gente pierde su tiempo frente a la televisión o escuchando la radio. En la vida cotidiana, leer y escribir está devaluado frente a la primacía de la actitud o el plante, porque la cuestión de la vida es 110% actitud. Y no metamos en esta discusión a los disléxicos porque en una de esas nos convencen de la inutilidad de la lectura.

Qué se entiende por una educación de calidad. No hay una definición absoluta. Dependiendo de las condiciones y los propósitos. En Poesía y Verdad Goethe nos cuenta que de chiquito los profesores iban a su casa a impartirle letras clásicas y matemáticas. Ése es un modelo de educación de calidad extinto.

La reforma educativa, su controversia, su fondo político, sus barricadas y desplantes machistas es ya una pérdida de tiempo, un sacrificio inútil. Lo mínimo a lo que podríamos aspirar es a recuperar a decir buenos días por el levántate güey, el con permiso por el quítate puto. Eso no lo garantiza el proyecto de reforma tal cual.

Adicionalmente, no menos importante, la reforma se ha enfocado de tal forma que el maestro aparece como el problema y se pretende reeducar a más de un millón. No se menciona el problema  representado por la falta de apoyo que tienen los niños en su casa ¿Cuántos de ellos repasan las lecciones del día con uno de sus tutores?

Parafraseando a Marshall Sahlins, lo que se tiene que desaprender es “a buscar nuestro beneficio a costa de quien sea”

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