Con pertinaz pseudociencia
dogmática se demuelen instituciones para dar paso a instituciones porosas,
cimentadas en la fragilidad del dejad hacer, dejad pasar. Luego entonces, no
hay tejido social que se adhiera a las instituciones. La cultura es mi yo, que
sólo habla de mi y fuera de esos términos no hay conversación posible. Mónadas
enloquecidas que se ufanan de la actitud como guía sin prestar atención a los
contenidos. Para entender lo que significa actitud sin adscripción a valores
definidos.
En esas estamos, con un
movimiento magisterial ninguneado y respondón que toma por asalto las calles
del Centro Histórico de la Ciudad de México. Ahora que los maestros disidentes
son visibles se les aposta en clave fascista, en aras de la calidad educativa.
No se cuestionan si la calidad
educativa es estructural o en qué momento se perdió, lo cierto es que la
educación ha sido rehén de políticos, líderes gremiales y partidos políticos.
Nada se ha movido en ése ámbito sin interés político. La salida construida hace
años a partir de la descentralización educativa fue un fiasco. Los gobernadores
no pudieron con la responsabilidad de hacerse cargo de la educación y
recurrieron al expediente manido de hacer de
los profesores base de apoyo. A la mano están los actuales gobernadores de
Guerrero y Oaxaca, no son los únicos, ni serán los últimos.
¿Se puede hacer una reforma
educativa sin hacer una reforma de la sociedad? Es decir, mejorar la educación
sin mover la socialización que promueve el modelo económico imperante, el cual
puede prescindir de la educación pública pues en su lógica la educación que
vale es la privada. Que a unos les toque educación, que a los demás se les
adiestre en la capacitación, que hagan algo con las manos (Gabriel Zaid)
Todavía más salvaje, interesarse sólo por hacer negocios (José Manuel Romero
Coello)
Hacernos a la idea del mundo que
se ha creado es el principio de una buena reforma educativa. De otra manera lo
ganado en el aula se pierde en la tele comercial. Porque en ese mundo están inmersos,
no precisamente coludidos, tus hijos, mis hijos, nuestros hijos.
Ese mundo que adquiere los trazos
de un cuadro de horror es muestra espantosa revelada por el hallazgo de una
fosa clandestina con doce cadáveres descuartizados, de los que se supone ahora
corresponden a las identidades de los jóvenes secuestrados hace tres meses en
un bar de la Zona Rosa en la Ciudad de México.
Fuera de la nota roja y lo
meramente policíaco, esta desgracia es la oportunidad para conocer de lo que
están hechos los sueños del mundo real. Hacer historias de familia de cada uno
de estos jóvenes y en ellas encontraremos que la educación, el sistema
escolarizado por extensión, no les mereció el mayor de los intereses. Y mucho
se encontrará en el perfil de estos jóvenes la marca de una sociedad del
entretenimiento y el consumo, que los refundió en el calabozo del egocentrismo,
con aversión al compromiso con su entorno social.
El bar heaven como metáfora del capitalismo salvaje, aún sin descifrar
por un oficio político decadente.
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