miércoles, 25 de marzo de 2009

Tres desafíos



Tres son los desafíos en los que la administración de Felipe Calderón trabajará de aquí a las elecciones de julio. De su resolución dependerá la obtención de una mayoría favorable al gobierno federal en el Congreso.

Un desafío es el combate al narcotráfico, el cual tiene un replanteamiento a partir de este mes de marzo y que parte de dos reconocimientos: el primero se refiere a la incapacidad de las policías para enfrentar esta lucha; el segundo es la aceptación la insuficiencia del estado mexicano para enfrentar con sus propias fuerzas al crimen organizado. En consecuencia es el Ejército, son las instituciones armadas las responsables de conducir esta guerra pues la autoridad civil significada en la Secretaría de Seguridad Pública y la Procuraduría General de la República quedaron rebasadas. Otra consecuencia ha sido la solicitud de auxilio a los Estados Unidos, cuyo gobierno ya se dispone a contener el flujo de armas hacia México y a combatir las operaciones de los cárteles mexicanos en su propio territorio. Este replanteamiento será de resultados inmediatos, al menos eso se espera y se está viendo.

En este desafío ha sido ostensible la utilización electoral en contra del principal partido opositor, el PRI. El PAN gobierno deberá estar bien informado para que este giro electoral del combate al narcotráfico no se le revierta y una manera de vacunarse es deslindarse de los panistas que tengan ligas con el narcotráfico. Pues no se puede echar en cara a la oposición cuando desde los gobiernos del PAN logró su mayor encumbramiento Joaquín Guzmán Loera “El Chapo”.

Un segundo desafío es el arbitraje del gobierno en las pugnas de los grandes grupos empresariales. La disputa por las telecomunicaciones, el jugoso presupuesto asignado a las obras de infraestructura, el cuestionamiento de la legalidad en el caso de Banamex y la ausencia de una política industrial, tienen a la clase empresarial indispuesta con el gobierno. El problema de Felipe Calderón es como atender las distintas facturas que adquirió para llegar a la Presidencia sin estimular la confrontación entre empresarios. Hasta el momento el árbitro no ha sido imparcial y no hay signos que modifiquen esta percepción.

Por último, el desafío menos manipulable, el de la crisis económica que no tocará fondo el próximo verano y expondrá al gobierno en las elecciones federales que ocurren en esa estación del año. Ahí sí la oposición concentrará su arsenal y es precisamente el terreno al que no quiere ir Acción Nacional. La crisis ya no es capoteable pues ha golpeado de frente la economía del país y, si bien nos va, se pronostica como una recesión de dos años. La crisis actual, ya lo señaló Enrique Quintana (Reforma) plantea la quíntuple exposición de “los nunca”:

1.- Nunca habíamos visto una caída de la economía mundial desde la Segunda Guerra Mundial; 2.- Nunca habíamos visto una caída del comercio internacional de 9 por ciento; 3.- Nunca habíamos presenciado la destrucción de riqueza en activos financieros como la hemos visto en estos meses; 4.- Nunca habíamos visto un programa de estímulo a la economía del tamaño como los de ahora; 5.- Nunca habíamos visto una quiebra intelectual tan rápida de un conjunto de doctrinas.

Pero lo que sí puede controlar Felipe Calderón es a su partido para que no polarice a la sociedad en este año electoral ¿O no puede?
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