viernes, 20 de julio de 2012

Ahora resulta




Dos diarios contrapuestos en su contenido editorial, se identifican al poner como la nota más relevante la declaración conjunta del Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática. La amenaza o el aviso de actuación común de ambos partidos se registra  en La Jornada como: Denunciarán PAN y PRD al PRI por lavado en campaña; La Razón de México ofrece la siguiente redacción: PAN y PRD unen sus reclamos contra el ganador.

Como la vía de la legislación electoral no les complace, PAN y PRD se disponen a recurrir a la Procuraduría General de la República pues el Instituto Federal Electoral no está a modo para cumplir sus caprichos. No hay fundamento legal firme en la amenaza, el objetivo es mantener con aliento mediático a una causa perdida: las aspiraciones presidenciales de Andrés Manuel López Obrador (No queda claro para mi cuál es el juego de Gustavo Madero para sumarse a esa causa) AMLO no quiere reconocer que perdió en el veredicto de las urnas, en un proceso en el cual todos los participantes estuvieron de acuerdo hasta que se dio el resultado final. Resultado amplio y diferenciado que le dio al PRI la Presidencia y le encareció la formación de una mayoría absoluta en el Congreso.

López Obrador está molesto y quiere que la ciudadanía haga propia su molestia, unos la harán suya, no muchos. En el Tabasqueño hay una molestia infantil, del primogénito que se niega a compartir el afecto de sus padres con sus hermanos. Es él o es él. No hay legalidad que valga frente a ese remoto hecho traumático. Por eso ha intentado urdir el lío poselectoral, con argumentos que no hacen prueba y hasta ha llegado a ofender a quienes no le concedimos preferencia.

Ahora resulta que sólo él es el demócrata, el progresista, sólo a través de él se dará de una nueva era de desarrollo con justicia. En el decreto íntimo de López Obrador no tenemos más opción que su guía. Afortunadamente su palabra no es ley, aunque forme grey, la realidad es diversa y no está dispuesta para ser asiento de su necedad. En su análisis no cabe el avance alcanzado por la izquierda en estas elecciones, tampoco repara en la salida de la derecha que mal gobernó durante estos doce años.

El primero de diciembre, Enrique Peña Nieto asumirá la responsabilidad como presidente de la república porque obtuvo el mayor número de sufragios de los que en lo individual obtuvieron sus adversarios. Le tocará reconstruir un país fragmentado por una serie de reformas de las que también es responsable su partido y sus gobiernos. A Peña Nieto le corresponderá formar los consensos posibles, evitando los lances de líder providencial, para fundar un régimen de instituciones que sean garantía de justicia y de contención de las desigualdades sociales, como el eje para erradicar el fondo de la protesta social. Iniciará un nuevo gobierno y desde el primer minuto funcionará el marcador de la rendición de cuentas pues no se ve otra manera de significar el principio de un cambio.

jueves, 19 de julio de 2012

Desconfianza




La inconformidad que se expresa como impugnación del resultado de la elección presidencial, nada más en ésta, sugiriendo que en la concurrencia de elecciones que se dio este verano constató una diferenciación del voto en doble calidad, uno pulcro y otro sucio, no tiene método que lo demuestre. Sería más fácil en el caso de elecciones con carro completo, donde desde la presidencia, las guberanturas y congresos en juego hubieran quedado en manos de una fuerza política ganadora. No fue así. Lo más cercano al carro completo se verificó en el Distrito Federal y esas elecciones no tendrán impugnación mayor. Y, oh! Paradoja, la protesta es en contra de la tercera fuerza política local, la que fue barrida por la izquierda en las urnas.

Con precaución, cuidadosamente diría yo, se tiene que apreciar el movimiento de los que protestan. La protesta manifestada ha encontrado en el proceso electoral el marco institucional para dar cauce a un malestar previo. Un malestar acumulado por decisiones autoritarias y el insuficiente crecimiento económico de los últimos doce años. Por qué se sube a la protesta poselectoral la comunidad de San Mateo Atenco, por la torpeza e insensibilidad con la que se atendió el proyecto de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México, una herencia de Vicente Fox. Por qué se sube a la protesta poselectoral el Sindicato Mexicano de Electricistas, por la torpeza e insensibilidad con la que se operó la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, malestar heredado de Felipe Calderón.

La protesta de los estudiantes, de los jóvenes, tiene otra génesis. Por un lado, los estudiantes de educación superior tienen una formación profesional en construcción que les permite discernir, con otros criterios, lo que los medios de comunicación le proponen como información noticiosa de la propaganda, saben que la neutralidad informativa es dudosa en tanto que se trata de negocios, en la mayoría de los casos, que representan intereses particulares específicos y lo que dicen no es de gratis; más ampliamente, la inconformidad de los jóvenes, está relacionada con la falta de oportunidades, ya para acceder a un trabajo o ingresar a un centro de educación superior. Esto es, la falta de crecimiento económico sale a la calle en forma de protesta poselectoral.

Hay desconfianza hacia las instituciones, el actual arreglo que desmanteló buena parte del Estado del Bienestar para sustituirlo por un orden del mercado dominante tiene sus consecuencias. Generar confianza en beneficio de la actividad empresarial tiene su desbalance de desconfianza para quienes no están favorecidos con ese arreglo. La tarea del nuevo gobierno consistirá en crear nuevos equilibrios para superar la desconfianza imperante.

miércoles, 18 de julio de 2012

Comunicado




Desde que se efectuó la primera alternancia en el año 2000, se percibió el abismo abierto entre el día de la elección presidencial y la toma de posesión del presidente electo. El interregno obligado e instituido en la ley que antes no se veía así, bajo el funcionamiento de un partido hegemónico que ganaba de todas, todas. Instalado el pluralismo real, los puestos de elección popular pasan con mayor regularidad de una fuerza política a otra, vemos como el estado de Morelos será el primer estado de la república gobernando secuencialmente por distintas formaciones partidistas, del PRI se pasó al PAN y recién el PRD se hará cargo del gobierno de ése estado.

Otra de las pruebas que nos ha deparado el pluralismo es la configuración del gobierno dividido, desde 1997 el partido que accede a la Presidencia no cuenta con la mayoría legislativa para sacar adelante sus propuestas de ley. Bien o mal, las leyes emitidas requieren de mayor diálogo para la formación de consensos, aunque no pocas veces se trata de arreglos incompletos que en el corto plazo de la coyuntura quedan dispuestos para una nueva negociación, es el caso de las reformas políticas, por dar un ejemplo.

Por eso es muy importante que el titular del Ejecutivo que va de salida sea claro en sus mensajes y no dé lugar a dudas de a quién le cederá el mando del gobierno federal. Ernesto Zedillo así lo entendió, lo mismo ocurrió cuando Vicente Fox se preparó para entregar el gobierno a un correligionario que no era de sus afectos.

Lo que se ha visto de parte de Felipe Calderón y su partido, es un coqueteó de duda sobre las elecciones del pasado primero de julio. Eso no le conviene al país de frente al conflicto poselectoral que conduce Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores, con miras a crear un conflicto constitucional de impedir la toma de posesión de Enrique Peña Nieto. De ahí la recepción en Los Pinos del candidato que es el virtual ganador, de acuerdo con el computo realizado por el IFE, la pasada noche del martes 17 de julio. Lástima que sólo sirvió para la foto y un comunicado de prensa que informa poco, como es la costumbre de los comunicados. Estamos en ascuas del encuentro entre Calderón y Peña Nieto.

El actual Presidente no tiene que dejar lugar a dudas. Él tiene la más alta responsabilidad, todavía. Calderón no puede olvidar que hizo la recepción del mando de las instituciones gracias al apoyo de su antecesor y a que el PRI no se hizo el desentendido. Y en una elección con un resultado realmente cerrado, pese a que el gobierno federal del PAN hizo todo de su parte para contaminar las elecciones. No menos importante es la actuación del secretario de gobernación en la tarea de dar cauce institucional a la protesta. Dar la cara y ser convincente.

La responsabilidad es del actual gobierno.
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