miércoles, 18 de julio de 2012

Comunicado




Desde que se efectuó la primera alternancia en el año 2000, se percibió el abismo abierto entre el día de la elección presidencial y la toma de posesión del presidente electo. El interregno obligado e instituido en la ley que antes no se veía así, bajo el funcionamiento de un partido hegemónico que ganaba de todas, todas. Instalado el pluralismo real, los puestos de elección popular pasan con mayor regularidad de una fuerza política a otra, vemos como el estado de Morelos será el primer estado de la república gobernando secuencialmente por distintas formaciones partidistas, del PRI se pasó al PAN y recién el PRD se hará cargo del gobierno de ése estado.

Otra de las pruebas que nos ha deparado el pluralismo es la configuración del gobierno dividido, desde 1997 el partido que accede a la Presidencia no cuenta con la mayoría legislativa para sacar adelante sus propuestas de ley. Bien o mal, las leyes emitidas requieren de mayor diálogo para la formación de consensos, aunque no pocas veces se trata de arreglos incompletos que en el corto plazo de la coyuntura quedan dispuestos para una nueva negociación, es el caso de las reformas políticas, por dar un ejemplo.

Por eso es muy importante que el titular del Ejecutivo que va de salida sea claro en sus mensajes y no dé lugar a dudas de a quién le cederá el mando del gobierno federal. Ernesto Zedillo así lo entendió, lo mismo ocurrió cuando Vicente Fox se preparó para entregar el gobierno a un correligionario que no era de sus afectos.

Lo que se ha visto de parte de Felipe Calderón y su partido, es un coqueteó de duda sobre las elecciones del pasado primero de julio. Eso no le conviene al país de frente al conflicto poselectoral que conduce Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores, con miras a crear un conflicto constitucional de impedir la toma de posesión de Enrique Peña Nieto. De ahí la recepción en Los Pinos del candidato que es el virtual ganador, de acuerdo con el computo realizado por el IFE, la pasada noche del martes 17 de julio. Lástima que sólo sirvió para la foto y un comunicado de prensa que informa poco, como es la costumbre de los comunicados. Estamos en ascuas del encuentro entre Calderón y Peña Nieto.

El actual Presidente no tiene que dejar lugar a dudas. Él tiene la más alta responsabilidad, todavía. Calderón no puede olvidar que hizo la recepción del mando de las instituciones gracias al apoyo de su antecesor y a que el PRI no se hizo el desentendido. Y en una elección con un resultado realmente cerrado, pese a que el gobierno federal del PAN hizo todo de su parte para contaminar las elecciones. No menos importante es la actuación del secretario de gobernación en la tarea de dar cauce institucional a la protesta. Dar la cara y ser convincente.

La responsabilidad es del actual gobierno.

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