jueves, 19 de julio de 2012

Desconfianza




La inconformidad que se expresa como impugnación del resultado de la elección presidencial, nada más en ésta, sugiriendo que en la concurrencia de elecciones que se dio este verano constató una diferenciación del voto en doble calidad, uno pulcro y otro sucio, no tiene método que lo demuestre. Sería más fácil en el caso de elecciones con carro completo, donde desde la presidencia, las guberanturas y congresos en juego hubieran quedado en manos de una fuerza política ganadora. No fue así. Lo más cercano al carro completo se verificó en el Distrito Federal y esas elecciones no tendrán impugnación mayor. Y, oh! Paradoja, la protesta es en contra de la tercera fuerza política local, la que fue barrida por la izquierda en las urnas.

Con precaución, cuidadosamente diría yo, se tiene que apreciar el movimiento de los que protestan. La protesta manifestada ha encontrado en el proceso electoral el marco institucional para dar cauce a un malestar previo. Un malestar acumulado por decisiones autoritarias y el insuficiente crecimiento económico de los últimos doce años. Por qué se sube a la protesta poselectoral la comunidad de San Mateo Atenco, por la torpeza e insensibilidad con la que se atendió el proyecto de un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México, una herencia de Vicente Fox. Por qué se sube a la protesta poselectoral el Sindicato Mexicano de Electricistas, por la torpeza e insensibilidad con la que se operó la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, malestar heredado de Felipe Calderón.

La protesta de los estudiantes, de los jóvenes, tiene otra génesis. Por un lado, los estudiantes de educación superior tienen una formación profesional en construcción que les permite discernir, con otros criterios, lo que los medios de comunicación le proponen como información noticiosa de la propaganda, saben que la neutralidad informativa es dudosa en tanto que se trata de negocios, en la mayoría de los casos, que representan intereses particulares específicos y lo que dicen no es de gratis; más ampliamente, la inconformidad de los jóvenes, está relacionada con la falta de oportunidades, ya para acceder a un trabajo o ingresar a un centro de educación superior. Esto es, la falta de crecimiento económico sale a la calle en forma de protesta poselectoral.

Hay desconfianza hacia las instituciones, el actual arreglo que desmanteló buena parte del Estado del Bienestar para sustituirlo por un orden del mercado dominante tiene sus consecuencias. Generar confianza en beneficio de la actividad empresarial tiene su desbalance de desconfianza para quienes no están favorecidos con ese arreglo. La tarea del nuevo gobierno consistirá en crear nuevos equilibrios para superar la desconfianza imperante.

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