jueves, 28 de abril de 2011

El argumento del vacío



Ha sido marca del Partido Acción Nacional el proponer legislación escudándose en supuestos “vacíos”, como si existiera entramado legal sin vacíos, salvo el estado eclesiástico que era tan perfecto que Nicolás Maquiavelo no le vio caso escudriñarlo. Y algunos legisladores del PRI han decidido hacer propia la argumentación panista, de que como hay tal o cual vacío en la ley es necesario reformar la norma legal. Cuando lo que se quiere hacer es acomodar el incumplimiento reiterado de la ley sobre el cual la autoridad responsable no ha tenido el valor de sancionar al infractor.

Es el caso de la reforma laboral que busca normalizar jurídicamente la serie de infracciones toleradas a los patrones en perjuicio de los trabajadores y de la Ley Federal del Trabajo que los tutela. Por el mismo carril se embarcó una fracción del PRI respecto a la Ley de Seguridad Nacional. El coordinador de los diputados priístas, Francisco Rojas, argumentó en forma de pregunta: “¿En dónde quedan escritas en este momento las instrucciones del Ejecutivo federal a las fuerzas armadas para que vayan y actúen en cualquier estado?” Y se responde el legislador: “¡En ningún lado!”. O lo que es lo mismo, Felipe Calderón ha actuado al margen de la ley. Igual proceder intentó Vicente Fox en su conflicto con López Obrador, pero el entonces secretario de Sedena lo paró en seco condicionando su obediencia a la instrucción escrita firmada por Fox.

No hay poder formal que se atreva ni siquiera a reconvenir al Ejecutivo de sus flagrantes violaciones del orden jurídico del cual él es el más obligado a cumplir. Si la cabeza rompe el orden, ésta no tiene legitimidad para llamar a restablecerlo. Es indigno que los otros Poderes no digan nada, no actúen en consecuencia. Hasta se pone en agenda la próxima violación a la ley de parte de Felipe Calderón. La legislación mexicana dice: “Las autoridades … no podrán asistir con carácter oficial a ningún acto religioso de culto público, ni a actividad que tenga motivos o propósitos similares. En los casos de prácticas diplomáticas, se limitarán al cumplimiento de la misión que tengan encomendada, en los términos de las disposiciones aplicables”.

La violación a esta disposición legal se anuncia para el próximo domingo primero de mayo en El Vaticano, cuando el presidente Calderón asista a la ceremonia litúrgica de beatificación de Juan Pablo II. La ley se los prohíbe a los representantes del Estado, asistir a oficios religiosos de cualquier creencia. Qué se le va ocurrir a los diputados ¡Hacer una reforma de la ley!   Por favor, ese no es un orden jurídico, es un régimen de complacencias que no funda un régimen de instituciones duradero.

Desde que México, a través de sus autoridades, asumió como propias las prescripciones dictadas por el neoliberalismo asumido universalmente (globalización) el país entero entró a una zona de turbulencia del No Estado. Y no es añorar el pasado, pero México transitó el siglo veinte en el áspero esquema bipolar de la guerra fría con respeto y reconocimiento mundial, asumimos una versión del Estado del Bienestar en el marco mundial de esplendor de la socialdemocracia y aquí lo recreamos como el régimen de la revolución mexicana.

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Merece admiración la decisión tomada al mediodía, por parte del diputado Alfonso Navarrete Prida, de detener el proceso legislativo de la Ley de Seguridad. A los legisladores del PRI, que le bajen. En marzo recién  se dividieron por la reforma fiscal y la laboral, un mes después les ocurre lo mismo por la reforma política y de seguridad. Pónganse de acuerdo.

martes, 26 de abril de 2011

Y legislar se hizo un galimatías

  
En los últimos años se ha venido repitiendo, desde las posiciones de poder formal y fáctico, la consigna que se exclama como imploración: legislar las reformas que México necesita. Se sobrentiende que las cosas no marchan bien porque las leyes vigentes están rebasadas por la realidad, aunque no sin dejo de cinismo se admita que el problema radica en la autoridad responsable  de aplicar la ley. Es la demanda elitista de los eclesiásticos, de los empresarios y de los políticos, que en modo alguno no se ha convertido en un debate y un reclamo popular. La gente común que habita el campo y la ciudad tiene imploraciones que no se visten con los ropajes de la trascendencia, su demanda se dirige a lo básico que les debería garantizar un Estado democrático: alimentación nutritiva, educación laica, elecciones libres de vicios, impartición de justicia con justicia, vivienda digna, servicios de salud y seguridad pública.

Eso de las reformas que México necesita tiene un trasfondo político y se llama redistribución de poder. Lo demás es retórica. Quién gana y quién pierde es un detalle insuficientemente esclarecido con maña. La reforma laboral tiene un ganador absoluto, las grandes empresas. La reforma política, cosa rara, es un intento de suma positiva entre los partidos, al menos así parece la deliberación en el Senado. La reforma a la seguridad tiene una clara vocación militarista, es el reconocimiento implícito de que las autoridades civiles, empezando por la federal y sin excluir a las demás, han dejado de cumplir a cabalidad sus obligaciones por atender los caprichos de los barones del dinero, por atender e influir asuntos electorales, por someterse al extranjero. Se ha generado tal desorden que la ocasión ha hecho al ladrón, una forma de expresar que el crimen organizado y del fuero común, las prácticas fraudulentas y la corrupción, han erosionado la convivencia entre los mexicanos.  Magistralmente se ha realizado aquello de que el hombre es el lobo del hombre.

Y si las secretas intenciones que habitan el ánimo de las reformas resultan suficientes para columbrar el galimatías legislativo que se ha formado, el proceso de sucesión presidencial adelantado a los tiempos que indica la ley está a disposición para hacer naufragar el último estirón del actual periodo ordinario de sesiones del Congreso. No hay que darle vueltas, el proceso legislativo se envileció porque Felipe Calderón quiere imponer a su sucesor y evitar que el PRI recupere la Presidencia. Y en el PRI parecen dispuestos a hacerle el favor a Calderón, ya lo dijo una de sus eminencias “Pagaremos el costo político de la Ley de Seguridad”. Esto sin dejar de mencionar que el PRI vuelve a tomar la ruta de la división guiado por su inconsciente, In saecula saeculorum. Uno es el PRI del Senado y otro el de la Cámara de Diputados.

El asunto no es cuestión de reformas a la legislación vigente, sino de los abusos que al amparo de la ley cometen las autoridades responsables, que, con las reformas propuestas en materia laboral y de seguridad, se reforzará la comisión de abusos. ¿Cómo humanizar la conducta de los poderosos?

domingo, 24 de abril de 2011

Resurrección


Desde los Estados Unidos llega la noticia de un nuevo operativo en contra del tráfico ilegal de armas. El propósito es claro, reparar los daños causados por las medidas que con anterioridad fueron inútiles para evitar el equipamiento armado de la delincuencia fuera de sus fronteras. Es un operativo que bloquea el comercio de armas hacia el exterior sin afectar el mercado interno de los estadounidenses. En el nombre se nota ánimo de corrección: Rápido y Legal.
También de Colombia llegan buenas noticias. El gobierno de aquel país ha iniciado una política de cero tolerancia al cultivo de la coca, planta que es la base para la producción de cocaína. A través del rastreo satelital y con erradicación de sembradíos con tecnología laser. Los terrenos recuperados serán habilitados de acuerdo a su vocación productiva y para acondicionar servicios ambientales.
Las buenas noticias se suceden en cascada. El secretario de Hacienda ha intervenido los bancos que operan en el país y que han servido de lavandería al crimen organizado. Se esperan multas multimillonarias. En feliz coincidencia, el arzobispo primado ha hecho una denuncia ante el ministerio público donde da nombres y localización de los capos de la mafia. Sin secreto financiero, sin secreto de confesión, la delincuencia organizada ha recibido un revés durísimo.
En consonancia con el temporal, por fin el gobierno ha tomado por los cuernos el problema de la corrupción, un cáncer que ha alcanzado una estimación comparable con el 25% del Producto Interno Bruto en su valor. Se han arraigado a los oficiales mayores de las secretarias de estado y de la información recabada se iniciaran las denuncias. Sin caer en dilaciones, los funcionarios de cualquier nivel que les sea imputable la acusación por la malversación de recursos serán llevados ante juez.
Tras jornadas y jornadas de movilización ciudadana, por fin se ha dado forma a un pacto social que tiene como objetivo aliviar las heridas producidas por el neoliberalismo en el cuerpo social. Se afirma que el libre mercado no puede ser asumido doctrinariamente como ley, pues un mercado sin normas es incentivo para la impunidad, precursor del delito, depredador del medio ambiente, corruptor de los lazos familiares, destructor del tejido social.
Hondo respiro, viento y la lluvia han removido la atmósfera opresiva o ¿Dónde ha pasado todo esto? En lo más profundo del sueño, en los deseos obsesivos que abrevan del insomnio.
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Y pensar que hay imbéciles que quisieran legislar para revivir los tiempos en que existía el delito de disolución social o quieren que vivamos la pesadilla del militarismo que asoló a Sudamérica.
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