Aunque no sea perfecta, la reforma al sistema de impartición de justicia fue un ejercicio de negociación parlamentaria, de sensible escucha a las opiniones contrarias a la reforma. Ése es el alcance de acuerdos posibles con la actual composición del Congreso. Se echó abajo la propuesta de modificación Constitucional para permitir el cateo de domicilios sin orden judicial. La voz de los expertos fue escuchada y se evitó patear las garantías individuales. Desgraciadamente ese no es el tema.
Con abundancia de notas y opiniones, “el llamado a la violencia de López Obrador y sus seguidores” del domingo pasado acaparó reflectores. A favor o en su contra, el Peje todavía tiene capacidad de ocupar espacios mediáticos. Pero ese no es el asunto, la morbidez se encuentra en la difusión de la especie, la convocatoria a la violencia perredista, que evoca el pasado en el que los medios eran controlados por el gobierno y se podían crear impunemente “verdades”. El ejemplo por antonomasia fue el tratamiento que dieron los medios a los sucesos del movimiento estudiantil de 1968 y cómo el gobierno de Díaz Ordaz “salvó” al país de la conjura comunista.
Primer defecto de la información difundida: tomar un altercado, un amago de perredistas a perredistas, como un linchamiento que sirvió de plataforma de lanzamiento a otro linchamiento virtual dirigido hacia el Partido de la Revolución Democrática. Quien conoce o ha participado en partidos y movimientos sabe que estos altercados no son extraños, por desgracia son recurrentes y asociados a la toma de definiciones que les son vitales a los militantes. Los ajustes de cuentas son parte de su existencia y eso lo debe tener por entendido quien opta por la vida militante. Claro que hay casos extremos y lo que le ocurrió al senador Carlos Navarrete no fue uno de esos.
Segundo defecto de la información difundida: inventar el llamado a la violencia. Si uno busca en la página del gobierno legítimo, en el discurso de AMLO no se encontrará en el cuerpo del texto una convocatoria violenta y sí un compromiso de conducir una protesta pacífica e intransigente. Posteriormente, lo que sus colaboradoras concluyeron como propuesta fueron los contenidos de una resistencia civil en contra de los amagos privatizadores del sector energético. Y esa fue la nota que debió ser resaltada, el PRD y el FAP tienen un plan de resistencia civil.
Y ya se tiene nuevo escándalo, más bien recalentado, que nos reitera la peligrosidad de López Obrador.
Llama la atención que de parte del gobierno, ante un tema que le es fundamental -abrir más el sector energético a la inversión privada- éste se muestre tan medroso, queriendo que sea el Legislativo el que le resuelva su apremio ante compromisos adquiridos. El director de PEMEX hace votos de silencio y no se entiende bien por qué. La secretaria en Energía se la vive agazapada, no ha presentado un plan, mucho menos se ha desgastado en defenderlo públicamente. Si la Dra. Kessel no tiene agallas como funcionaria pública de alto nivel, mejor que se regrese a dar clases al ITAM. Además se manejan con mentiras, a través del secretario en Gobernación el gobierno dice que se requiere primero un diagnóstico para hacer un plan. Pues que no ya lo deberían tener ¿Qué hacen en sus despachos? Queriendo aparecer obsequiosos hacia el Legislativo terminan representando el papel de torpes y vanos colaboradores del presidente Calderón.
¿Qué esperan? Acaso aniquilar mediáticamente a López Obrador y su movimiento. Montarse sobre sus despojos para fundar la reforma energética. Tan grande es su soberbia.
Con abundancia de notas y opiniones, “el llamado a la violencia de López Obrador y sus seguidores” del domingo pasado acaparó reflectores. A favor o en su contra, el Peje todavía tiene capacidad de ocupar espacios mediáticos. Pero ese no es el asunto, la morbidez se encuentra en la difusión de la especie, la convocatoria a la violencia perredista, que evoca el pasado en el que los medios eran controlados por el gobierno y se podían crear impunemente “verdades”. El ejemplo por antonomasia fue el tratamiento que dieron los medios a los sucesos del movimiento estudiantil de 1968 y cómo el gobierno de Díaz Ordaz “salvó” al país de la conjura comunista.
Primer defecto de la información difundida: tomar un altercado, un amago de perredistas a perredistas, como un linchamiento que sirvió de plataforma de lanzamiento a otro linchamiento virtual dirigido hacia el Partido de la Revolución Democrática. Quien conoce o ha participado en partidos y movimientos sabe que estos altercados no son extraños, por desgracia son recurrentes y asociados a la toma de definiciones que les son vitales a los militantes. Los ajustes de cuentas son parte de su existencia y eso lo debe tener por entendido quien opta por la vida militante. Claro que hay casos extremos y lo que le ocurrió al senador Carlos Navarrete no fue uno de esos.
Segundo defecto de la información difundida: inventar el llamado a la violencia. Si uno busca en la página del gobierno legítimo, en el discurso de AMLO no se encontrará en el cuerpo del texto una convocatoria violenta y sí un compromiso de conducir una protesta pacífica e intransigente. Posteriormente, lo que sus colaboradoras concluyeron como propuesta fueron los contenidos de una resistencia civil en contra de los amagos privatizadores del sector energético. Y esa fue la nota que debió ser resaltada, el PRD y el FAP tienen un plan de resistencia civil.
Y ya se tiene nuevo escándalo, más bien recalentado, que nos reitera la peligrosidad de López Obrador.
Llama la atención que de parte del gobierno, ante un tema que le es fundamental -abrir más el sector energético a la inversión privada- éste se muestre tan medroso, queriendo que sea el Legislativo el que le resuelva su apremio ante compromisos adquiridos. El director de PEMEX hace votos de silencio y no se entiende bien por qué. La secretaria en Energía se la vive agazapada, no ha presentado un plan, mucho menos se ha desgastado en defenderlo públicamente. Si la Dra. Kessel no tiene agallas como funcionaria pública de alto nivel, mejor que se regrese a dar clases al ITAM. Además se manejan con mentiras, a través del secretario en Gobernación el gobierno dice que se requiere primero un diagnóstico para hacer un plan. Pues que no ya lo deberían tener ¿Qué hacen en sus despachos? Queriendo aparecer obsequiosos hacia el Legislativo terminan representando el papel de torpes y vanos colaboradores del presidente Calderón.
¿Qué esperan? Acaso aniquilar mediáticamente a López Obrador y su movimiento. Montarse sobre sus despojos para fundar la reforma energética. Tan grande es su soberbia.